Serie: La Responsabilidad (XXIV)

Técnica y valores

Fecundación médica asistida

Patricia Digilio

Las nuevas tecnologías reproductivas se inscriben en el marco de los desarrollos científicos y tecnológicos en el campo de la biomedicina. En este sentido no están exentas de la problemática que representa la aplicación de cualquier tecnología.

Pero además estas técnicas no solo tienen un fuerte impacto en el plano de lo real sino también, y muy especialmente, en el plano simbólico; ponen en cuestión los fundamentos éticos, jurídicos, filosóficos y culturales de la vida, de la filiación, y de los conceptos de maternidad y paternidad. Con el agravante que significa el tratamiento que los medios de comunicación, en general, han dado a este tema que oscila entre el fervor exitista y la alarma o el temor difuso.

Esta oscilación se vuelve un obstáculo cuando se trata de debatir la conveniencia o inconveniencia de su aplicación o de consensuar normas para la regulación de esa aplicación.

Nuevas tecnologías reproductivas

Considerando la complejidad y pluralidad de los temas que debemos abordar, resultan imprescindibles algunas consideraciones previas que posibiliten enmarcar la cuestión:

1. No puede desconocerse el carácter inédito de estas prácticas. Esto quiere decir que, la posibilidad de diseñar la vida mediante intervención humana deliberada es un hecho que no tiene antecedentes en la historia de la humanidad, razón por la cual carecemos de pautas sociales, históricas y culturales que puedan guiarnos en este campo que va a exigir sus propias categorías de comprensión.

2. La instancia que corresponde a la regulación de la aplicación de cualquier tecnología (no solo en relación con las nuevas tecnologías reproductivas) debe estar precedida de un análisis que ponga de manifiesto tanto los riesgos como los beneficios de esa aplicación. De esta manera la reglamentación podrá estar orientada a aumentar los aspectos beneficiosos o por lo menos a reducir las consecuencias negativas.

3. El proceso de evaluación no debe estar orientado a considerar casos individuales o situaciones aisladas; por el contrario deberá tener en cuenta el contexto de las realidades sociales y políticas, en su compleja trama de relaciones de dominio, control y conflicto de valores y estimar las implicaciones de las decisiones que se tomen.

4. Es necesario diferenciar entre las nuevas tecnologías reproductivas como una respuesta biomédica al problema de la esterilidad y estas mismas técnicas como una precondición para una variedad de métodos de investigación con propósitos diferentes. Y si bien, esta distinción resulta pertinente, no se debe perder de vista la relación.

La tecnología reproductiva no es una actividad abstracta: constituye un aspecto de la realidad social; por ello la evaluación tendrá que hacer visibles las contradicciones y la variedad de intereses que existen en el desarrollo tecnológico como, así también, distinguir entre intereses individuales y sociales.

El problema de la esterilidad y sus derivaciones

Es una realidad que estos procedimientos representan un progreso en la resolución de algunos problemas de esterilidad. Pero también es claro que, pese a que aumentan los discursos críticos son cada vez más los desacuerdos en cuanto a la definición de esterilidad, la elección de los tratamientos propuestos y sus condiciones de realización, como bien lo señala Jacques Testard.(1)

Esta observación permite advertir que, enmarcar legalmente la procreación médicamente asistida, exige en primer lugar definir de qué actividad se trata y además:

* Diferenciar entre las técnicas. No todas representan la misma complejidad ni los mismos problemas. La globalización impide identificar la problemática que cada una de ellas puede presentar en su aplicación y que no es directamente proporcional al grado de su complejidad.

* Definir los conceptos de infertilidad, esterilidad e hipofertilidad.

* Fijar con la mayor claridad posible, el sinuoso límite entre lo terapéutico y lo eugenésico (considerando que es posible realizar diagnósticos pre-implantatorios respecto al embrión) y teniendo en cuenta que el derecho médico reposa sobre un postulado inicial según el cual la intervención médica sobre el cuerpo humano no es lícita de no mediar una razón terapéutica.

* Contemplar el doble rol que la ley juega en estas circunstancias; por un lado, enmarca las prácticas médicas y la investigación y por otro lado las legitima y las hace aceptables para la sociedad.

* Garantizar servicios de salud pública que posibiliten el acceso a estas técnicas a quienes no puedan costear los tratamientos en forma privada. Porque, si como manifiestan algunos discursos, la legitimidad de estas técnicas puede sustentarse en el derecho natural que hombres y mujeres tienen a la paternidad y a la maternidad biológica, la posibilidad de ejercer ese derecho deberá hacerse extensiva a todos los sujetos, independientemente de su condición económica.

* Examinar los posibles efectos no solamente de una legislación que pudiese considerarse excesivamente permisiva en cuanto a la aplicación de las técnicas y a las condiciones de la investigación, sino también los que puedan producirse a partir de una legislación restrictiva, casi disuasiva de emprender estos tratamientos por la vía legal. Sobre todo teniendo en cuenta que existe una circulación de discursos que los alientas. Con esto quiero decir que, en tanto prácticas estas técnicas se sustentan en discursos que reflejan sistemas de valores, creencias y mandatos sociales que llevan a su aceptación. Y si bien, esos discursos pueden o no ser explícitos, resultan operativos y por eso debemos preguntarnos cuáles son los valores culturales que fundamentan el deseo de asumir los riesgos para lograr la maternidad o la paternidad biológica. Solo a título indicativo podríamos mencionar los siguientes:

- La exaltación de la maternidad como destino femenino. Una mujer que no es madre es o está incompleta.

- La maternidad y la paternidad son concebidas como un hecho esencialmente biológico.

- Es preferible la procreación asistida a la adopción, porque el lazo genético con los hijos es moral y psicológicamente esencial.

- La esterilidad es una enfermedad.

- El deseo de hijo lo justifica todo.

- El derecho al hijo propio lo justifica todo.

No se puede pasar por alto esta circulación de discursos que constituyen un elemento de presión social muy fuerte, fundamentalmente si se tiene en cuenta que las prácticas no son independientes de los sujetos a los que van dirigidas.

No obstante, sería ingenuo agotar la cuestión en esta perspectiva y perder de vista la relación que estas técnicas tienen con investigaciones con propósitos diferentes.

El siguiente ejemplo puede servir para ilustrar el carácter de esta relación; un tema debatido en relación a la procreación asistida es el que se refiere a la criopreservación de embriones. No cuestionaremos aquí si esta práctica es o no conveniente en relación con el status ontológico del embrión. Solo una observación; la criopreservación de embriones es una práctica que podría no realizarse (lo cual resultaría adecuado desde el punto de vista del embrión porque evitaría ciertos problemas éticos que este procedimiento suscita), pero implicaría un alto costo para la salud psíquica y física de la mujer que debería someterse a un proceso de estimulación hormonal, cirugía, laparoscopia, etc. cada vez que intente realizar una fecundación in vitro. Si tenemos en cuenta que, probablemente, no tenga éxito en el primer intento, se puede convenir en que, desde el punto de vista de la mujer y de los riesgos que corre, la criopreservación resulta beneficiosa. La investigadora Française Laborie(2) advierte que, debido a la sobreestimulación hormonal es posible obtener cada vez más óvulos de las pacientes que inician esos tratamientos. Por lo tanto es posible fabricar cada vez más embriones, transferir algunos y criopreservar otros. Si se trata de desarrollar investigaciones en el campo de la genética, el embrión en esta situación se convierte en un material imprescindible, del cual es necesario asegurarse la producción y conservación. ¿El ser objeto de investigación es el destino de los embriones "supernumerarios" o sobrantes?

El ejemplo permite distintas especulaciones y confirma que desestimar esta relación (entre técnicas reproductivas y otras formas de investigación) puede convertirse en una seria limitación para todo proceso de evaluación.

El rol de la filosofía en este contexto

¿Cuál es el aporte que puede brindar la filosofía, en particular la ética en relación a los desarrollos biomédicos frente a los problemas planteados?

Para decepción de algunos debe admitirse que la ética y en particular la bioética no puede dar respuestas categóricas a todos los problemas que se plantean(3). Esto que puede entenderse como una limitación puede también considerarse un estímulo porque la ética en tanto disciplina filosófica es actividad reflexiva y como tal puede contribuir a analizar conductas y leyes morales, fundamentar qué problemas morales deberían derivar en leyes y reglamentaciones y cuáles son más susceptibles de ser resueltos en forma privada por los interesados. Ya que, si bien no todas las soluciones que se proponen frente a un problema resultan satisfactorias existe una amplia gama de acciones que sí lo son. Los dilemas éticos aparecen cuando éstas entran en conflicto.

Si frente a una situación determinada es posible aplicar un solo principio moral no hay realmente conflicto. Pero la mayor parte de los problemas que se presentan pueden y exigen ser abordados desde perspectivas distintas generando, inevitablemente, un conflicto de valores.

Sin embargo, esta incapacidad de determinar en forma absoluta qué enfoque teorético es definitivamente el correcto no invalida la posibilidad de hacer juicios categóricos dentro de contextos prácticos apoyándonos en uno u otro punto de vista. Lo que no necesariamente significa que debamos elegir entre una posición moral y otra inmoral, sino que tiene que ver con la elección de un compromiso moral.

Perspectivas diferentes pueden dar buenas razones para actuar y ser cada una de ellas contrarias a enfoques egoístas o egocéntricos o a una filosofía cuyos principios se fundamenten en privilegios de poder o de riqueza o en la autoridad de los expertos.

En el momento de justificar acciones el sujeto está inserto en una matriz de análisis y argumentos conceptuales y valorativos. La reflexión ética puede contribuir a volver la atención sobre razones descuidadas o no tenidas en cuenta, contradicciones o relaciones olvidadas, puede ayudar a evaluar críticamente los compromisos conceptuales y de valor implicados en decisiones y acciones particulares.

Los desarrollos de la ciencia han hecho vacilar las referencias tradicionales de la vida, de la muerte y de la filiación, despertando los fantasmas del eugenismo y desestabilizando las normas consensuales de la deontología médica.

La Bioética aparece como una respuesta de emergencia frente a esa erosión de las pautas de referencia reflejando, por una parte, la voluntad de que se fijen normas respetuosas del hombre y por otra parte, la necesidad de instituir sistemas de regulación que permitan encauzar los desarrollos de la ciencia. Esta situación puede traducirse en una ética de la justa medida entre el respeto a la persona y la exigencia de la investigación. Entre el valor del individuo y el interés colectivo. Entre el bienestar de los sujetos y los imperativos de la ciencia.

Es la búsqueda de ese equilibrio lo que deberá orientarnos. Y lo que probablemente conducirá a una revisión crítica de algunas ideas acerca de la ciencia y de la ética misma.

Referencias

1. Testard, Jacques. La procreación artificial. Madrid. Debate, 1993.
2. Laborie, Française, en Cahiers du feminisme; Dossier: La maternité à quel prix? Numéro 50/60 hiver 1991-primtemps 1992.
3. Véase: Macklin, Ruth. Dilemas. Buenos Aires. Atlántida, 1992.


La Responsabilidad

Artículos publicados en esta serie:
(I) ¿Etica o etiqueta médica? (Jaime Landmann, N?)
(II) Responsabilidad médica (Humberto Casarotti, N° 91)
(III) Psicoterapia: derechos y obligaciones (Ma. Lucrecia Rovaletti, N?/93)
(IV) La Bioética (Ma. Teresa Rotondo, N?)
(V) Soborno: una eterna seducción (John T. Nooman, Jr., N° 95)
(VI) El dilema de una psiquiatra (Lise van Susteren, N° 96)
(VII) ¿Por qué (no) abstenerse? (Saúl Paciuk, N° 98)
(VIII) Los laberintos legales (Lise Van Susteren, N° 99)
(IX) Psicoética (Omar Franca Tarragó, N° 102)
(X) La venta de órganos humanos (Luiz da Silva, N?)
(XI) Democracia y corrupción (Bernardino Bravo Lira, N?)
(XII) Etica y Política (Rodrigo Atria, N?)
(XIII) Fundamento de la eticidad (Aída Aisenson Kogan, N° 123)
(XIV) La relación Médico/Paciente (José Portillo, N° 132)
(XV) Las condiciones de la Salud ( Norberto S. Baranchuk N°.136)
(XVI) El discurso médico ( José Portillo, N° 137)
(XVII) Eutanasia en niños (Sergio Cecchetto, N° 139)
(XVIII) Fecundación asistida (Lidia A. de Cúneo, N° 140/41)
(XIX) Calidad de vida ¿valor bioético? (Yubarandt Bespali, N?)
(XX) Un análisis feminista, Técnicas genéticas y de fertilización asistida (Cindy de Witt N° 143)
(XXI) El cuerpo de la ley (L. Achili N?)
(XXII) "Relaciones peligrosas"... y dañosas (Yubarandt Bespali, N° 145)
(XXIII) Etica y salud pública (José Portillo, N° 146)

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