Montevideo, 13/12/97

UN VIEJITO MAYOR

Despegue y el Viejito mayor. Un mensaje para ti... Obligación. Ilusiones.
¿Qué vas a responder a tus hijos?

Despegues, habrán muchos despegues
y simultáneamente, hijos amados.
Porque llega el momento que les vengo anunciando,
cuando digo, como en la antigüedad Jonás
fue levantado a aquella estrella
donde en tres días recibió tanto conocimiento
e inmediatamente regresó a la Tierra.
Sí, habrá despegues,
y hay un viejito mayor, y no me miren a MI,
Soy el Viejito el Mayor de todos,
pero hay también otros hechos en lo humano,
pero encontrarán allá, a aquel hijo mío,
a aquel vuestro hermano, sí, el mayor,
como hombre se fue y como hombre está para regresar
y allí también tendrán el primer abrazo.
En este despegue allí se van a encontrar con una felicidad,
y no piensen, hay que ir aquí o hay que ir allá,
donde se encuentren levantados con amor serán,
porque esos ángeles míos traen la luz,
la alegría, la paz, la ternura infinita,
y cuando alguien dice "mudanza",
sí, hay cambios que se verifican,
y no piensen, tengo que cargar este mueble
y el otro cómo lo haré
y cómo será en esta casa y de la otra qué sucederá.
No, tesoros míos, a no temer,
que hay otros hechos de otras mudanzas,
y habrán ilusiones que no se concretaron jamás,
las ilusiones más grandes y llegan las magníficas soluciones.
Si el tiempo que mi Jesús dijo que habría de regresar,
ha sido el tiempo que se está cumpliendo
el más dramático, el más duro, el más horrendo,
YO lo vivo en cada hijo, cuando dice que YO castigo...

Sí, mi Señor, y lo voy a repetir, cuando en esos terremotos dijeron: son pecadores, Dios los está castigando, y TU qué has dicho, mi Señor, hace dos mil años, cuando tu Jesús dio las señales, TU ¿qué dijiste? Conociendo a mis ángeles sabía que mis ángeles dos mil años después se ofrecerían. Y TU dijiste:

Si un hijo mío me acaricia, beso la mano,
si un hijo mío me abofetea, me echa lodo o estiércol,
beso la mano, beso el lodo, beso el estiércol,
porque él también tuvo que ofrecerse para la discrepancia que hay.
Son mis hijos, hace dos mil años conociéndolos, sabía que se ofrecerían.
Pero YO no quería el dolor en ninguno de ustedes, almitas mías,
y llegan sí, las transformaciones maravillosas,
ya no habrá temor, la luz que todo lo envuelve,
nadie en la oscuridad quedará,
todo lo podrá ver con tanta claridad, tanta nitidez
cual no se vio jamás.
Unica Misión desde la Creación, no sólo en la Tierra,
en el Universo entero que se congrega para la gran festividad.
y ya no habrán temores, no habrá dudas, no habrá vacilación,
no habrá aquél que dirá: yo no creo,
sino se abrazarán y dirán: estamos viviendo la maravilla.
Y cuando dije: apocalipsis hasta en el tiempo,
hijos míos, el tiempo lo pueden ver,
las cositas que están sucediendo,
esto fue anunciado también, pero inmediatamente,
sí, la gran Primavera sin fecha.
La gran Primavera en toda la Tierra,
en un reverdecer y en un florecer cual no se vio jamás.
Y entonces sí, vienen las estrellas,
llegan, parten, traen, llevan, ¡cuántas maravillas!

Nunca habías mostrado ni dicho esto de esta manera, mi Señor, lo que me estás mostrando ahora.

Sorpresas,... no me dijiste siempre que querías sorpresas,

Sí, es verdad y qué gran sorpresa es esta, nunca las había visto como me las estás mostrando ahora, vienen, van, vienen, van, y es como si todos estuvieran de paseo, pero sé que los están ayudando que los están recomponiendo, que son los mismos cuerpos.

Y si el paraíso es Paraíso Terrenal,
quiere decir que es en la Tierra,
y si es en la Tierra con los cuerpos lo vivirán.
Vienen las soluciones,
las ilusiones que se han destrozado a través de los tiempos,
serán firmes, fuertes,
y ya serán también como maravillosos puentes.
Aquél que está lejos, no, que está lejos,
que estamos tan cerquita tan cerquita
que nos podemos ver y abrazar.
Y aquel otro que me dio la espalda,
ah, no, pero está de frente, me extiende los brazos.
¡Ay! qué maravilla que hay.
Y a aquellos desvalidos cómo podré llegar
con todo lo que yo puedo ahora ofrecer.
No, no puede ser, si estaba lejos y ya estoy acá.
Son milagros que están anunciados, prometidos y cumplidos,
se encuentran incluidos, tantos, tantos de mis hijos
que no digo los elegí, no, vinieron destinados ya desde el Cielo,
para cumplir, sí, destinados, se autodestinaron,
cuántas veces dije: YO no quería dolor en mis hijos,
ni en mi Jesús, ni en ninguno, ustedes se impusieron
para que en el Cielo pudieran estar felices todos,
unidos y no faltara ninguno.
Almas mías, cómo no he de amarlos,
y en esto estás incluida, pediste algo en especial,
ya ves, a quién puedo dejar de lado,
si te doy uno especial, qué sucede en mis hijitos,
dirían: y a mí qué, ¿no me quiere más?
Los amo con amor de Padre,
por decir los amo,
porque realmente los adoro
y tendrán gracias inmensas,
aun a distancia vuestras manos obrarán milagros,
aunque nadie más...

Mi Señor...

... los quiera sentir que los da,
que escondan las manos,
pero aunque sea en la espalda
los milagros los obrarán.
Amén


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