LA LLEGADA DIVINA DEL HIJO, EL PRIMOGENITO

 


Buenos Aires, 26.5.84

LA LLEGADA DEL CRISTO Y A COLABORAR CON EL

El Señor me está mostrando una montaña y en esa montaña se ve oscuridad, como una sombra; pero del lado de atrás hay un resplandor, un gran resplandor y es como si fuera una gran aureola, que se presentara, sobresaliendo de la montaña. Estamos todos acá, de este lado.
Una luz intensa, también en lo alto, pero estamos todos en este lado. Comienzan a soplar los vientos, ya la luz no se ve, porque se ha levantado gran polvareda de la montaña... todo lo oculta, no se puede ver; y sentimos temblar el suelo bajo los pies y sentimos gran temor. Y no se puede... apenas si se respira; el aire está difícil, muy pesado, con esa polvareda, es difícil respirar... Y nos tenemos la mano, con temor, sentimos gemidos... pero al instante, al instante cesa todo; y va nuevamente asentándose; aquel polvo que se levantó, comienza a asentarse, muy rápidamente, pero nos deslumbra la luz intensa que envuelve toda la montaña; y toda la maravilla que ha revestido a la montaña y nos miramos y miramos a nuestro alrededor y está transformado y sentimos señales en lo alto, las sentimos, son... como clarines... como un gigantesco reloj también, que está dando las campanadas; pero suena música, muchos tienen temor y ustedes sienten una seguridad tal, todos la sentimos.
Y vemos en lo alto de la montaña más señales, pero en lo alto más en lo alto, más señales aún; y vemos una estela gigantesca que va oscilando, de pronto se detiene, ilumina una parte de la montaña, pero llegan otras señales luminosas, divinas; y la montaña se estremece, pero está estremecida, como de emoción; en ese estremecimiento, otra transformación es como si al temblar, hubiera sido la ayuda para hacer florecer lo que no había antes y hasta las piedras se han revestido de hermosura; y en el primer momento quedaron detenidos, pero comienzan ahora a correr, a correr, a correr, pero al primer momento, al ver las luces la sorpresa misma los detuvo, pero ahora sí corren rápidamente, son ágiles, no sienten el cansancio, no sienten el esfuerzo que están realizando.
Y en lo alto hay más señales, más... y sigue surgiendo más; y de pronto es como ver un templo de cristal suspendido y del templo una luz inmensa que también se proyecta en una parte de la montaña; el templo se comienza a elevar a elevar, quedó muy alto, muy alto... ahora se alcanza a ver sólo como un gigantesco pájaro, gigantesco, bellísimo y del pecho del pájaro, comienza a surgir una nube pequeña, suave... aumenta, aumenta, aumenta... y el pájaro se comienza a elevar, pero la nube al descender, la nube se ilumina, se ilumina totalmente y deja ver una presencia. Y todos comprenden lo que significa... Hace unos días me preguntaron cómo reconoceremos al Cristo... así lo reconocerán, en esa llegada, entre las nubes. Y desciende en lo alto de la montaña; con los brazos extendidos los aguarda y corren, todos quieren ser los primeros en llegar a El. Algunos se quieren postrar... pero El, en un ademán... no!, a sus brazos y se sorprenden, porque esos brazos son fuertes, no se pierden en el vacío, sienten la tibieza de Ese Ser.
Y ahora es tan grande la congregación que se reunió a su alrededor... primera vez, mi Señor, que muestras esto así. Y ahora El se sienta ahí se sentó y todos alrededor más, más, más... una gigantesca espiral, gigantesca. Comienza a hablar; y amaneciendo el día comenzó y llega la noche, hermosa noche. y olvidaron la anterior, la noche de horror, de oscuridad, de temblores, de aire irrespirable, la olvidaron por completo y llegó una noche hermosa y El habla, pero ahora con el gesto...
Tu y tu hacia allá... tu por allá... y se sienten renovados y se miran, se sienten hermanados y no piensan en volver al hogar, sino por allá y por allá se va.
Hay algo tan especial, son luces que parten de lo alto, luces que los van marcando, en la frente, en el corazón y van marchando. Y encuentran lugares, como los que ustedes vieron, sitios donde están temblando y con miedo y van llevando la luz, la ternura, la suavidad y van llevando el nuevo día, como si fuera la dulzura, la dulzura plena. Y así cada uno se siente y se sorprende al ver cómo van manifestando y renovándolo todo; y comprenden que hay un poder especial, pero se ven tan humildes, se ven tan chiquititos que ninguno piensa... yo soy el del poder, sino que comprenden, que es Dios que está en cada uno de ustedes, que es el Padre, como está en el Cristo también, está en cada uno de ustedes. Sólo temen no hacer bien la obra y perder esa gracia divina; y sienten la potencia de EL y sienten el amor de El y siguen adelante en los caminos; caminos que son laberintos, caminos de dificultad increíble, pero la van transformando, en cada paso, en cada caricia, con la mirada, los van transformando...
Y dice EL:

Cómo los necesito, mis bienamados,
para ese Mundo Nuevo que pronto tendrán,
para este Mundo que será restaurado,
y con el Cristo, el Hijo Mío, la obra la realizarán.
Les presento también la Noche Negra y Amarga,
que Argentina, Uruguay y el resto del Mundo la vivirán,
les presento la Noche de terror,
pero qué rápido pasa y deja lugar
al Día señalado, en que arriba el Cristo,
que llega el Redentor.
Y en ese día y en ese llamado, al que rápidamente acudirán,
respondiendo como hijos que están destinados,
que no los elegí al azar,
que están destinadas, almas mías,
para la misión de amor y de paz, para renovar la faz de la Tierra,
y desde lo profundo también, hasta muy fuera muy a la distancia,
todo lo modificarán, -dice EL.
Y será en la montaña, en el valle y en el mar,
y será en las ciudades, en los pueblos, en todo lugar;
y será dentro de la selva, donde las fieras rugiendo y despedazando están,
y será en toda esa Cordillera, que gran sorpresa, reservadas hay...
Tu conoces, -dice EL- y conocimiento, mis hijos tienen ya,
mas, ahora les amplío qué obra inmensa van a realizar
que no queda en el olvido mi promesa, que toda cumplida será.
Que si soy Dios y soy Padre, soy Creador, soy Poder,
soy Luz que en ustedes también se enciende,
porque a ustedes, chispas les brindaré;
pero esas chispas serán tan intensas
y nadie las podrá apagar,
esas chispas se mantienen firmes,
y aumentan en el resplandor
y el que las reciba, como ustedes también se sentirá.
Que los caminos son tantos y tantos,
y que mis hijos que deambulando van, tropezando y desangrándose,
¡Cuánto hay que trabajar!
Pero la ayuda de Cielo, prometo, no abandonaré,
como no he abandonado nunca a mis hijos, en esa obra que ya les indiqué,
que tienen que realizarla, con cuánto amor, en ella se consagrarán.
Que los primeros pasos ya los han dado
y los próximos, al Mundo entero lo abarcará.
Y será como he dicho, en todo sitio, hasta en lo profundo del mar,
rellenarán los precipicios con sólo una caricia, que nadie en ellos caerá,
porque no existirá, almas mías, sino nivel celestial.
Y piensan que carecerán de belleza,
todo lo que hemos tenido, porque será nivelado,
es un símbolo divino, un símbolo del amor.
Que nadie tropezará, almas mías, y nadie sucumbirá en el terror;
el dolor es del pasado, aunque el momento de mayor dificultad,
se acerca para todo el Mundo, e inmediatamente la luz,
que cerca de aquí, almas mías se encenderá.
No olviden que Aquel que estuvo en la Cruz, y por amor se ofreció,
no olviden que el Redentor, regresa con infinito amor.
Ustedes como partículas, de lo que es Mi Corazón,
como partículas divinas, que unidas para esta misión,
es la unidad, bienamados,
es la unidad que no se debe quebrar,
Mi Mano estará en la vuestra,
para esa obra de grandiosidad.
Amén.


Montevideo, 27.07.84

DESPUES DE LA NOCHE DEL TERROR, LA LUZ EN SION

Me está presentando como una noche, una noche que llega, no siento el frío, pero sí... es una noche que preocupa un poco, no se ven las estrellas, está muy oscuro. De pronto se siente algo que zigzaguea son relámpagos pero qué extraños, truenos sordos después, muy sordos los truenos ... Pero como estallidos después de los truenos. ¿Qué es lo que zigzaguea? ....
Y rugidos, rugidos en lo alto. ¿Motores? no sé, un tableteo, otra vez rugidos, otra vez la oscuridad más densa, más espesa, otra vez el relampaguear ... algo se distingue cuando relampaguea, a través de la oscuridad. Otra vez como... como algo que pasa silbando. Shubbbbbbb. Y es como que todo comienza a temblar, las calles... todo tiembla... los árboles... y no hay viento. Ahora comienza a soplar el viento, sí, en todas direcciones soplan vientos. Todos corren, corren en todas direcciones también. Y se ven las luces de los autos y con una inseguridad como circulan. No saben cómo conducir, no hay seguridad; algunos se estrellan......quejidos, ayes ......
Nunca habías mostrado esto. ¡Qué frío me da, mi Señor!
Y ahora, algunos quieren ayudar y no pueden. El mismo terror... corren, corren a ocultarse... golpean en puertas, no se abren. Corren a otras, a otras. Hallan algunas puertas abiertas, ¡adentro! ¡Adentro!... ligero... ¡Cuánto temor hay! Parece como si fueran... y se ven derrumbes sí, pero es como si se fuera todo todo a precipitar... ¡Qué noche atroz, no hay luz. Alguien tiene sed, no hay agua. Cuánto temor, mi Señor. ¡Qué largo, qué largo en el tiempo! Se sienten sirenas de barcos como pidiendo auxilio. Llantos, criaturas que temen......
¡Y ahora...!siento una campana... se oyen más... Aún no está aclarando. Y hay un vislumbre..... Ahora sí comienza a aclarar más. Se aquieta todo, hay sonidos extraños afuera. Hay temor al salir y mirar, pero apenas, apenas se asoman. Está todo tan quieto, tan sereno. Y se siente el olor al agua salada y el olor a la miel y olor a nardos, a jazmines, a rosas, a claveles.
Pero llama la atención en lo alto, ¿qué hay?, ¿qué son esas señales?, las estrellas corren de un lado para otro. ¿Qué hay? Se vienen acercando las estrellas van a chocar contra la Tierra. ¡Qué temor!
No lo tengo yo porque sé lo que significa, mi Señor. Lo tienen otros....
Y ahí está tu Estrella de Belén. Ahí está, hermosa, deslumbra. Y emite señales. Comienza a andar, pero hay más. Y aquellas que parecen ángeles con trompetas, y se sienten las trompetas. Cuatro, a los cuatro puntos...
Mi Señor, cuánta belleza, primero estaban así como unidos, y luego se abren y señalan como la Cruz del Sur.... la Cruz del Sur. Y hay más, más señales... las campanas, ahora las campanas, son muchas campanas... las campanas son divinas. Y la gente les tiene miedo y tiene miedo a todas las señales, piensan que vienen a invadir la Tierra, ¿qué puede ser?, no comprenden aún.
Y se siente la luz graznar, pero un graznar musical. Un pájaro gigantesco, el Aguila gigantesca, mi Señor, que llega. Y con El llegaron tantos. Y comienza el séquito divino. Y muchos se ocultan aterrorizados... Y otros no.... otros dejan oír sus voces, fuertes, potentes y en ese grito, en ese llamado, en ese amor, en ese aliento que brindan a los aterrados... y algunos se animan y comienzan a salir, algunos con la esperanza de una... una realidad que anhelan, pero al mismo tiempo el temor... ¿y si no fueran....? ¿Y si fuera falso? Están diciendo que todo eso es del Cielo, y si no fuera así, y si fueran otros seres que vienen a invadirnos. Pero está la esperanza sí, será de cielo, ¡ay! si lo fuera.
Pero de pronto al contemplar todo, en una belleza, en una paz y en una serenidad, van sintiéndose más fuertes, más firmes y con más fe. Y comienzan a andar, y ahora a correr siguiendo las señales... Pero algunos no pueden llegar pero están a la distancia y pueden contemplar.
Del pecho de esa águila gigantesca de oro, sale una nube, una nube luminosa, divinamente luminosa, en las tonalidades....aún no soñadas y ahí desciende el Cristo, ahí está descendiendo, en esa maravilla; muchos se apresuran, otros se detienen, postrados, y besan la tierra... Las manos apoyadas en el suelo, la frente y la boca y no se atreven a levantar el rostro. Ahora sienten también el deseo de correr, correr al Encuentro Divino. Y me estás mostrando, mi Señor, cómo cruzan ese cauce de agua. Caminan sobre ella, ¡no! no se hunden, mi Señor, Tu Fuerza, Tu Amor, la Fe que te tienen.... Caminan sobre el agua, corren sobre el agua, mi Señor y escalan, escalan ese Monte. Está distinto, hubo una transformación.

Hubo una transformación, sí -dice EL-,
en la noche la transformación se realizó,
fue para la llegada, está anunciado, encontrarán renovado
y se la reconocerá como Sión.
Sión en su grandeza y Sión en su humildad,
porque están unidas esas dos fuerzas, la grandeza y la humildad.

¿Y ahora?...

Y ahora ¿qué? -dice EL-, ahora a aguardar,
que en otro momento mis hijos, mucho más recibirán.
Amén


Ir a siguiente página (11)
Volver página anterior (09)
Volver a índice "La llegada del Cristo, COMO"
Volver a página del Mesías
Volver a página de Entrada