Montevideo, 01/05/93

VIENE CON PODER DE CIELO Y VIENE CON HUMILDAD

Bueno, mi Señor...

Este es el Tiempo de los Tiempos
y así mis hijos se sentirán
que son como los niños que vienen de la mano
de esa Madre Milagrosa que a sus hijos guiará.
Están siendo guiados
y Ella comparte también el dolor.
No olviden que he dicho,
la Tierra se ofrecerá como un pesebre
y se sentirán como niños.
Pero muy pronto sentirán la fuerza de esa mano
y en cada uno el Alto Honor,
para ser corona de la Tierra,
corona Divina, son piedras preciosas
y en esa corona están todos mis hijos
y la Madre en cada uno
como entre cada uno también,
multiplicado estoy YO.
Cada hijo es como un niño,
para MI no tienen edad,
cada hijo es como un niño
que viene de la mano de esa Madre Milagrosa,
porque los milagros muy pronto surgirán.
Por lo tanto, los estoy preparando
a ustedes y a muchos más,
en distintas partes del mundo,
que a mi Hijo con distintos nombres lo van a llamar,
y también en distintos lugares.
Si a ese que le llamarán Buda es el mismo,
y también habrá una Madre Milagrosa que los va a guiar.
Si a ese que le dicen: ¡Alah!
también hay una Madre junto a cada hijo,
y aquel que dicen: el Mesías,
y esos seres conocen lo que es el Espíritu Santo,
la paloma que se transforma en la Madre Milagrosa,
porque esa es la Trinidad, es la Gran Familia,
y ustedes son de esa Gran Familia.
Trinidad es cada uno de mis hijos,
porque esa Madre Milagrosa está en cada ser
como YO estoy como Padre,
jamás de ninguno nos hemos apartado,
jamás nos apartaremos,
y pronto sentirán nuestras manos,
la de Ella y la Mía también,
y será como el niñito,
no importa la edad, vuelvo a reiterar,
se sentirán como niñitos,
pero como tantas veces dije:
también ustedes se ofrecieron como el pan,
aquel que mi Jesús presentó,
aquel por el que se ofreció,
ustedes también se han ofrecido,
como ángeles auténticos de nuestro Cielo,
y se sienten siempre bendecidos.
Se han ofrecido y mi Bendición y gratitud está.
Gracias, hijos míos, por haber venido
a compartir los momentos amargos.
Gracias, hijos míos, por sentir el desaliento
y sin embargo seguir adelante,
para poder también guiar a vuestros hermanos.
Gracias, hijos míos, cómo no he de bendecirlos,
no sólo el pan bendigo, que ahora se compartirá,
el pan que cada uno necesita y llevar a su hogar,
para aquel que....

Mi Señor....

Aquel que en lo humano no pudo venir,
pero vuestras almas que son eternas,
no lo deben olvidar,
vuestras almas se fragmentan,
y hay ... de cada uno de mis hijos,
hay una partecita también aquí,
no piensen que YO solamente bendigo
a los seres que aquí están,
bendigo a todos mis hijos
y de todos mis ángeles hay
una partecita de su alma acá.
Son mis ángeles de Cielo
que ocuparon estos cuerpos,
son mis ángeles que se ofrecieron
en venir a padecer tormentos,
de distintas maneras,
vuestra almas son eternas,
lo pasajero es esto.
Pero estamos en el Tiempo de los Tiempos
y muy pronto comienza lo anunciado,
lo auténtico, lo valedero,
y lo que vale es la obra que realizarán,
junto a Ese, vuestro Hermano Mayor,
ése que no quería el dolor en ninguno,
el que por todos se ofreció,
solamente hace dos mil años
se dio ese conocimiento,
pero El como ustedes también es eterno,
y está de incógnito.
Y aunque digan: Cristo está acá, Cristo está allá, o más allá,
no deben olvidar, también eso se anunció,
son representantes, como ese Hijo Mío,
que en ese fuego pereció,
junto con tantos otros de mis hijos.
Piensan que YO lo abandoné,
ellos también se ofrecieron a pasar en esos tormentos,
eran ángeles auténticos y en el mayor y hasta en el menor,
en cada uno estuve YO, consumiéndome en el fuego.

Mi Señor, nunca habías dicho esto....

Siempre hay una primera vez,
allá que decían fortaleza y era una simple granjita,
ellos se habían ofrecido como en un Apocalipsis de terror,
así fueron consumidos aquellos hijos,
y en cada uno también fui consumido YO.
Cómo me voy a apartar de alguno,
en caos y en confusión tal como mi Jesús dijo.
Todo se va verificando, almas mías,
y pueden comprender que donde se diga:
aquí o allá está el Cristo,
cuando llegue el momento auténtico,
a El lo reconocerán,
y todos ellos son representantes de El.
No juzguen, ni digan: falsos,
lo están representando, llevando palabras de bien.
Por lo tanto, hijos míos,
muy pronto la gran manifestación
y todos se unirán a ese vuestro Hermanito Mayor,
viene con Poder de Cielo, pero viene con Humildad.
Y se ofreció en venir, a compartir los tormentos,
no dijo: vendré en el momento peor y ustedes lo pasarán.
¡No! anunció el tiempo este
y así como ustedes también está.
Como mi Mario, como mi José Luis,
como mi Martín, como mi Aldo,
como todos ustedes, como mi Baby,
como mi gordito que está allá...
Como mi Héctor, como todos...
Y así lo verán, como ustedes,
no como se vio en la Antigüedad,
lo verán con naturalidad.
Y más les voy a agregar, como dije tantas veces,
si un mate le ofrecen, un te o un café,
un mate, un te o un café,
con gusto lo compartirá con ustedes también.
Por lo tanto, sencillamente ha llegado,
y en forma sencilla comienza a actuar.
Pero ustedes, como muchos de mis hijos,
tendrán antes un encuentro,
porque se acercan las estrellas
y mis ángeles que vienen en ellas,
con El también los unirán.
Y ahí habrá ese primer encuentro,
y ahí van a comprender porqué preparándolos estoy,
Mis ángeles, como ustedes que son ángeles también,
que vinieron desde el Cielo a ocupar ahora estos cuerpos,
que uno es barrendero, que el otro ocupa otro sitial,
pero para MI, en mis hijos, jerarquías jamás las hubo,
ni las hay, ni las habrá,
para MI son siempre mis hijos
y los amo con fuerza de Padre,
como Dios que en el Cielo los creó,
los amo con esa fuerza inmensa.
Y así, ahora también tendrán la otra Bendición,
esa Paloma que siempre viene,
esa Paloma, Madre Milagrosa, Inmaculada,
como quieran llamar, sin nombre,
solo es una Madre.
No olviden que Ella tampoco quiere ninguna corona
porque dice: Yo Reina no soy, soy la Madre de mis hijos.
Ahora,....

Y la señala a Ella...

Ahí está, con sus alas gigantescas.

Pero, mi Señor, la veo, muchas veces me la muestras como paloma que llega y después se va transformando. Y ahora me la muestras, mitad del cuerpo es la Madre y la otra mitad.... ¡Ah! ahora sí, la otra mitad es la paloma con sus patitas, así, como acariciando la Tierra. Pero ahora sí, ya se terminó de transformar en la Mamá.
Veo que se inclina y en los brazos toma la Tierra. Te la ofrece y las alas las hace crecer y crecer como siempre. Y con la mirada, ya te está pidiendo y ya entiendo lo que es, que pongas todo el Universo en ellas. Ahí está, el Universo, han formado los arabescos más maravillosos entre sus alas. Sus plumas resplandecen, es divino, y como digo tantas veces..........
Ah! perdón, ... iba a decir algo, pero me estás mostrando algo nuevo. Ahí se desprenden plumas y forman como flores. Las plumas forman como flores y vienen descendiendo. Y son... aquellas plumas que en el Cenáculo decían: lenguas de fuego. Son las plumas resplandecientes, son como flores que vienen descendiendo y son como flores que van iluminando los caminos. Los caminos de seguridad.
Pero de pronto veo... parte de la Tierra tan oscura, tan oscura, y eso... esas flores luminosas iluminan un sitio. Y de pronto la luz se extiende, se extiende, se extiende ... iluminó toda la Tierra.

Así será la Pascua -dice EL-
rápidamente será transformada toda la Tierra,
rápidamente mis ángeles en sus estrellas
y estas plumas que ahora presentó la Madre
y en las plumas todos ustedes también están,
Ella les da, como siempre en su arrorró,
su Bendición, su Bendición Maternal.

Y ahí está Ella de pronto, pero los veo a todos, y pido a ustedes, a todos, pongan todas las inquietudes, todo lo que necesiten en esta Bendición, pongan todo. Pero yo lo que pido, no solo por ustedes, por todos lo que todos necesitan. Todos los seres del Universo, no voy a concretarme a un rincón o a una persona, pido por todos. Porque por fin, como TU dices, mi Señor, que todo lo vas a transformar.
Como las palabras que inspiraste a Francisco de Asís, TU dices que TU no vas a destruir nada, sino que vas a transformar. Que la guerra ya se transforme en la paz divina, que el odio se transforme en el amor inmenso, que el orgullo se transforme en esa Humildad, en todo, mi Señor. Y que ya esa ambición en la generosidad, pero la generosidad en la mirada, en la sonrisa, en las manos siempre prontas para ayudar. Y que ese Hijo Tuyo, ese Cristo comience cuanto antes su Gran Obra. Esta es mi súplica con todas mis fuerzas, mi Señor. Y esto le pido a todos, ayúdenme a suplicar, que ese Cristo comience pronto su gran obra, que sea chino, que sea un japonés, que sea un esquimal, como digo siempre, que sea un pigmeo, no importa lo que sea, pero que comience la obra y será reconocido.
Ahí están, los veo a todos ustedes y los veo de espaldas a la Tierra, toda la Tierra, pero los veo de espaldas a la Tierra todos como en una rueda, rueda maravillosa, pero todos tomaditos de la mano y la Tierra va girando y todos sonríen y a todos los veo cantando. Y la Tierra está ahí, en Ella y Ella se la acerca, como tantas veces, a su corazón. Y de pronto es como si... las tonalidades verdes, verdes magníficas, de una... de un bosque. Pero de pronto son todos los aromas, de todas las flores y de todos los frutos, en toda la Tierra. No veo volcanes, no veo mares, solo son como caucecitos de aguas luminosas y transparentes. No veo desiertos, todo en verde y ustedes ahí. Y dice el Padre:

Es que ustedes son la esperanza del mundo,
ustedes son la esperanza de tantos de mis hijos,
ustedes transmitirán Palabras Divinas
y muchas veces se dirán ¡no lo pensé!
Es que también muchas veces
por ustedes hablará esta boca Mía.
Soy vuestro Dios, soy vuestro Padre,

Así como hablas por mi, mi Señor... Gracias, mi Señor, cuando yo creía que era a mi sola, hace tantísimos años y TU me decías: No, estoy preparando a muchos hijos en el mundo. ¡Qué maravilloso, mi Señor, verlos a todos! y verlos unidos en un canto de armonía.

Y ahora en este canto de armonía
también con la Madre,
como que cada uno ofrece a los hermanos
esa maravillosa Bendición.
Pero tu -le dice a Ella- Tu en tu arrorró.

Y Ella los acuna y es como si la Tierra formara ese corazón que muestra tantas veces. Y la Tierra va girando, girando mientras los está acunando Ella les canta su arrorró. Este arrorró que a mi me desespera, quiero que sea Ella y no yo, como digo siempre. Mi gruñido, junto a la dulzura de ella... no sirve.

Repite -dice EL-

Sí, mi Señor, sí, mi Señor... perdón...

(Canto en Lenguas)

Y es como si Ella estuviera llenando de besitos a medida que gira la Tierra, pero no recibe este primero y el otro después. Los llena de besitos pero al mismo tiempo está multiplicada y los reciben todos al mismo tiempo. Y dice Ella:

Cómo voy a dejar a un hijo esperando
mientras a otro lo estoy besando.
Si estoy en cada uno,
al mismo tiempo mi beso doy.
Los amo inmensamente,
y como mi Jesús en la Antigüedad
abrazaba a sus hermanos
y les daba el doble beso de la paz,
del cuerpo y del alma,
yo los lleno de besitos,
porque pronto tendrán la paz,
la alegría, la perfecta armonía,
nadie desentonará.

Y dice el Padre:

Así como esto se ofreció,
ustedes lo ofrecerán también.
Benditos hijos que vuestro corazón
muy pronto será como el de mi Hijo cuando dijo:
quien tenga sed venga a Mi a beber.
Vuestros corazones como manantiales maravillosos,
vuestros corazones como la miel
representada en la dulzura que van a dar,
vuestros corazones ya no como plegarias
sino como acciones de gracias,
vuestros corazones como fuentes de esperanzas
que no se van ni a agotar, ni a marchitar jamás.
Amén


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