Montevideo, 29/11/97

LOS ANGELES TIENEN EL HERMANITO

Esta es la Bendición y todos con el corazón presenten todo lo que necesiten, como digo.
Mi Señor ¿qué vas a decir?

Que llegan los tiempos de la gran dulzura,
que ya no habrá guerra, ni pestes, ni desolación.
Que será todo transformado, almitas mías,
son almas puras, aunque ustedes en lo humano se digan:
si me he contaminado,
tantas veces tropecé en las piedras esas de la vida,
cómo voy yo a recibir esto, si soy indigno.
No, tesoros míos, no,
también ustedes se ofrecieron como humanos,
para tropezar en esas piedras amargas
y también las piedras que no estaban tan limpias.
Pero ¿por qué lo hicieron? por amor,
para no ser juez de ningún hermano, no decir:
sí, tú te enlodaste y yo no.
No, lo hicieron por amor, en esta consagración.
YO no fijé el destino,
no te puse la piedra para que tropezaras,
no te puse el lodo para que te ensuciaras.
¡No, ustedes mismos lo hicieron!

Mi Señor, nunca dijiste esto, siempre hay sorpresas..... perdóname, perdóname, es maravilloso lo que estás diciendo.

A qué punto llega el sacrificio de mis hijos,
mis ángeles benditos que pronto van a descender,
traerán a ese vuestro Hermanito,
aquél que hace dos mil años se ofreció,
y trae todas las maravillas tal como lo prometió,
pero El también se siente destruido,
porque no ve con indiferencia todo lo que hay de dolor.
Lo anunció y lo está viviendo,
lo está compartiendo con todos también,
pero también El trae, como se ha ofrecido,
la paz, la alegría, la felicidad, la ternura, la seguridad en todo,
ya no habrá seres destrozados,
porque ustedes también a tantos irán recuperando.
Y no es decir: que te ayude otro, yo me lavo las manos,
por allá no voy porque allá no hay ni siquiera alguien que valga la pena.
Por el contrario, a aquellos lugares donde más pronto querrán ir,
para ayudar a transformar, a recuperar, a dar alegría
a que termine el sufrir y comience por fin
desde el corazón el divino sonreír.
Cómo no he de amarlos, cómo no he de bendecirlos,
cómo no he de decir, la Tierra entera se sentirá transformar,
¿voy a dejar un solo trocito en el espacio sin decir: YO te amo?
No, todo lo amo, todo ha sido sacrificio vuestro, hijos míos,
de lo divino, del cielo cuando lo dejaron
para venir acá, como humanos.

Cuántas veces, mi Señor, dijiste que si un hijo se está arrastrando como un gusanito, TU también como un gusano, has dicho, te arrastras junto a él. Qué imagen han hecho de TI, mi Señor, qué imagen tan horrenda, cuando TU eres algo tan grandioso, tan maravilloso, y con qué ejemplo de humildad, no te presentas..... ¡Ay! Dios mío, bendito.. Cómo no he de amarte y agradecerte, si en lo humano todos pudieran comprender tu sacrificio....

No te inquietes, dice EL, mis hijos saben que soy Padre,
que jamás he condenado y jamás lo haré.
Por lo tanto, todo es bendecido, todo,
panes, agua, ustedes, si ustedes son también panes maravillosos,
si vinieron a sentirse despedazar a desintegrarse totalmente,
cómo no los voy a bendecir, todo,
esa agua que a ustedes también los representa,
fuentes, surgentes divinas que dan de beber,
a aquel hermano peregrino, como digo tantas veces,
sediento en el desierto de la vida.
¿Qué dan de beber?
A aquél que precisa comprensión,
a aquél una palabra de paz,
a aquél miguitas de ternura,
a aquél otro, una sonrisa,
allá la mano fuerte y firme para ayudarlo a sostener,
que no vuelva a decaer.
Ustedes son fuentes divinas, dan de beber,
esa es el agua también, no sólo en la Palabra,
no solo en la caricia de una mirada sin palabras,
de tantas maneras, ustedes reconfortan.
Y aquel hermanito vuestro,
peregrino y sediento en el desierto de la vida,
se sentirá reconfortar rápidamente sí, almas mías.
Pero ahora ¡Paloma divina, ven!!

Mi Señor....! Y ahí está la paloma. La paloma... pero de pronto la veo inmensa... no me gustó, el plumaje demasiado oscuro, no me gustó, hoy tampoco en las visiones que me mostraste.

Una parte del mundo está sufriendo tanto
y esa Paloma como Madre y Conmigo
estamos también en cada hijo, no dejamos a ninguno de lado.
Pero ahora, mira.....

¡Ay! ya está luminosa, está grandiosa, divina!! ¿Pero qué haces, mi Señor? Hiciste algo con tus manos, no la vi, pero cuando abriste las manos, ya se transformó en la Madre.
Cuántos al verla como Paloma gritarán, Espíritu Santo, ven a mí, Espíritu Santo... sin comprender que es una misma cosa. Cordero y Jesús es una misma cosa, Paloma y Madre es una misma y Aguila y TU es uno mismo también. Cuando te he visto como Aguila protegiendo el vuelo de la Paloma y la Paloma tomando entre sus patitas al corderito. ¡Qué Trinidad divina! Padre, Madre e Hijo. Y ahí está Ella, grandiosa, luminosa.
Hace un gesto con los brazos y es como su mirada hacia el espacio y con la mirada atrajo a todas las estrellas, todo lo que hay, no quedó nada que no llegara allí. Extiende sus alas que son inmensas y recibe todo, la Tierra está ahí, pero todo lo que se puede ver en el espacio, estrellas, soles, lunas, y no sé cuántas cosas más pueden haber, hasta una montaña rosada parece que también vino, luminosa, maravillosa... Ahí están entre sus alas.
Y Ella va a bendecir todo, me adelanto a decirlo porque sé que lo va a hacer.

Por supuesto, por supuesto que así es.
Cómo no he de bendecir todo
si todo fue creado por amor y con dolor.
Todo, la Tierra fue creada con dolor
pero en una consagración de infinito amor.
Como no he de bendecir, cómo no he de amar,
si dicen, este Rosario, yo no pido a mis hijos rézame,
arrodíllate, no comas, ayuna, muérete de hambre.
No, es un Rosario, pero de una fuerza tan grande,
porque representan en ustedes las piedras de la vida,
en las que tropezaron, almas mías,
pero pronto el rosario será de tanta luminosidad
y ya no habrá cruz de sufrimientos, sino los brazos abiertos,
luces maravillosas, que en torno a todos esa cruz se cerrará.
Por lo tanto, ya no habrá cruz de dolor.
Como Madre lo digo, lo aseguro, hijos míos,
que el Rosario se va a transforma, no en plegarias, no,
sino en gracias maravillosas que todos recibirán.
Por lo tanto, bendecidos todos
si de la Tierra se obtiene, ustedes son flores, capullos del divino jardín.
Sí, ustedes están en todo representados
pero también en ese trigal y ahí para elaborar el pan.
En esas fuentes maravillosas,
en esa agua que luego se condensa en las nubes,
que viene nuevamente, que vuelve a ascender,
que sale, que regresa otra vez.
Así, todo bendecido está.
No teman almas mías, piensan que una Madre la espalda les pueda dar.
No, así como dice el Padre,
si un hijo tropieza EL cae primero para poderlos aliviar,
en Mi es lo mismo.
Y cuando se arrodillan y me van a rezar,
¿saben lo que Yo hago?
Yo me arrodillo, los levanto en mis brazos,
porque yo no quiero nadie de rodillas ante Mi,
cómo una Madre va a decir: arrodíllate, reza, sacrifícate,
¿entonces qué Madre sería Yo?
No, tesoros míos, los amo con amor de Madre y de Cielo,
porque allá con el Padre, los hemos creado, los hemos acunado,
eran bebés, eran ángeles y acá vinieron en esta condición.
Cómo no he de sufrir al verlos así.
Cuando me despertaron y vi lo que eran, me desgarré de dolor.
Pero ahora, no les digo más sino mi Bendición para todos,
nadie, ni nada fuera va a quedar.

Es como... perdón, acá, tomando todo, toda la variedad.... todo.... dice Ella...

Es como tomar los frutos de la Tierra y pronto verán que todo útil es.
Vuestros pensamientos como también las distintas florcitas,
como capullitos, pero el verde que siempre digo,
la esperanza que representa,
pero el dorado es como que el sol todo lo viene a iluminar también.
Así, no son flores de papel, son flores auténticas,
el blanco de la gran pureza,
margaritas con pétalos como tantas veces mencioné.
Cuántas veces se sienten ustedes como la margarita
los pétalos destrozados, otros que se han volado,
otros como desangrados,
otros empapados por lágrimas que han derramado.
Pero ustedes son el centro, son el sol de la flor,
son el centro para iluminarlos y atraerlos a todos
y darles paz, alegría, total iluminación.
Sí, así, almas mías, así los estoy bendiciendo,
pero ahora también mi Bendición, como siempre, en mi arrorró.

Y les canta su arrorró, que siempre digo, no me escuchen a mí, solo como Ella lo puede hacer.

(Canto en lenguas)

En un gesto maravilloso como solo Ella lo puede hacer, es como si hubiera unido todo, como si tomando, acá, esta florcita.... ¡Ay! dije esta florcita y acá hay tres... cuántos pétalos hay, no los podríamos contar, pero como si en todo esto hubiera unido todo, todo, todo, Tierra, Universo, todo, no quedó nada fuera, la jungla con las fieras, pero mansitos como corderitos todos.....
Amén


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