03/11/92

ESTRELLAS CAMINANTES SON LOS HIJOS

En esta Bendición vamos a poner todo, todo lo que todos precisen. Todo. Yo pido no sólo por todos ustedes, pido por todos, por la salud de cuerpo, de alma, de situaciones, por la paz de todos, en todo sentido. Pero veremos cuál es la Palabra del Padre. Tu pusiste un tema, magnífico. Pero ustedes ayúdenme con el corazón.
-Sí, Marujita,
-Caminando junto a TI.
-Magnífico, gracias, mi vida. Pero yo también estoy pidiendo y estoy viendo como vi, en dos oportunidades en estos días, estoy viendo muchas estrellas y de esas estrellas estoy viendo descender en proyección, así como se ve la televisión, en proyección, a esos ángeles, a los que van a ver, van a abrazar, y van a compartir con ellos. Los estoy viendo que están descendiendo de sus estrellas acá. En estos momentos es como verlos como si esto fuera mucho más grande y los veo de rodillas a ellos. Es como no permitir que ustedes se arrodillen, es como tenerlos de la mano y como decir: hermanito, hermanita, yo estoy por mí y por ti arrodillado ¿comprenden?
Así los estoy viendo. Es una imagen que no había visto nunca, ésta. Más aún, estoy viendo como si ellos estuvieran presentando algo nuevo, algo que ellos quieren ofrecer, aquellos hermanos a estos otros hermanos, aquellos ángeles, a estos otros ángeles. De la misma constitución, todos hechos iguales, no hay diferencias, hay razas también. Tu Palabra mi Señor.
Miras con infinita dulzura a todos. Y sé que los estás mirando y sé que TU respetas las Profecías que no puedes acelerar el tiempo por respeto a lo que tus hijos se han ofrecido. Pero TU estás mirando con esa dulzura como diciendo:

Ya pronto los veré así a todos unidos,
ya pronto los veré y ya no habrá temor.
Y esa cura espiritual que pidieron,
y esos caminos junto a ese Hijo, a ese Cristo,
lo realizarán, mis benditos.
Angeles del Cielo que a la Tierra vinieron,
dejando todo el Poder, la Luz, pero no el Amor.
Por amor se consagraron,
pero pronto sentirán que en esa Tierra nueva,
ya no habrá nada que temer,
porque enfermedad no habrá jamás,
ni física, ni espiritual,
ni una planta tampoco contaminada,
ni una hoja seca, que el viento pueda llevar,
porque será el verde Divino.

Mi Señor, me estás mostrando que una hoja parece que se puede secar y al instante es como si viniera otra y la envolviera. Como que no se destruye ni eso.
Me estás mostrando, mi Señor, ahora, las espinas en las plantas, las espinas en cuántos corazones, traspasados, algunas son como garfios espeluznantes en ustedes. Pero sin embargo, me estás mostrando, mi Señor, cómo van saliendo espinas de unos, garfios de otros, y ahí las heridas ya no son heridas, brotan luces divinas de esos corazones donde hubo tanta herida.

Y brota la llamarada de amor -dice EL-
llamarada divina, así como se ve
en la imagen de un corazón,
está también en ustedes, almitas mías,
y ahí también estará la cura.
Pero también comprenderán,
cuando ese, vuestro Hermano se presente,
cuando El llegue no habrá confusión,
lo reconocerán rápidamente.
Viene con Poder y con Humildad a la vez.

Mi Señor, es como cuando TU tantas veces dijiste que si le ofrecen un mate con qué gusto lo va a tomar, lo compartirá con ustedes. Así, sencillamente, eso tan humilde como es un mate y que El lo compartiría también. ¡Ay! bendito seas, mi Señor.

El Ser que prometió volver y que de incógnito está,
como ustedes que tantas veces vinieron,
que vuestras almas son de Eternidad,
que cambiaron tantas veces,
no voy a decir de cuerpos,
cambiaron de vestidos, de distintas maneras,
para pasar por todo, porque así lo dispusieron.
Si YO no quería el dolor en mis hijos,
si YO siendo el Padre les supliqué,
les dejo todo un Cielo, mis benditos,

Mi Señor, ¿pero mañana vas a continuar..?

Sí, -dice EL- mucho más les aclararé,
porque habrá sorpresas hasta para ti también, -me dice EL-

Es que siempre las hay, mi Señor, siempre estoy aprendiendo por TI y a través de lo que tus hijos presentan.

Caminos de Luz ustedes lo son,
caminos de fe y de esperanza,
es promesa y es cumplimiento muy pronto.
Y sentirán cómo se abre cada corazón,
como una campana en un tañido especial,
como música que los vientos a otros sitios trasmitirán.
Y sentirán como una respuesta, el amor de todos,
y para todos cabida hay.

Pero estás mostrando ahora, mi Señor, como esa Palomita, la veo pequeña pero la veo de pronto multiplicada en todos, veo muchísimos más. Y está multiplicada, en los que no pudieron venir, en los que están en camas de hospitales, en los seres que tienen sus compromisos y otros que no es que no pudieron, que humanamente.... que humanamente se ven imposibilitados de alguna manera.... porque no quiero decir, no quisieron venir... pero yo sé que TU estás en todos.
Y ahí me muestras cómo esa palomita también está en todos, está multiplicada. Es pequeña, se posa en las frentes, la veo así, no empezando en uno y los demás que esperen, al mismo tiempo. Es pequeña, ahí está con sus alas abiertas, y de pronto inclina la cabeza y es dar besitos. Pero te veo a TI, mi Señor, que estás en la espalda de cada hijo así.

Cómo no vamos a estar -dice EL-
si cada hijo es Trinidad,
si a cada hijo lo creamos.
Ahora está como Paloma,
ya se va a transformar en una sola,
gigantesca, tan inmensa.
Mira, -me dice-, mira.
Fíjate las alas, crecen,
¿viste qué rápidamente crecen?
No piensen que alguno fuera de ellas quedará,
con ellas forma un nido,
con ellas forma ese gran pesebre.
Y cada uno se siente como el niño,
el niño en una Navidad, el día de su nacimiento,
no que el cuerpo se va a perder
y el alma venga en otro para volver a renacer.
No! siendo en estos mismos cuerpos
se sentirán renacer, al amor, a la alegría,
a la unión perfecta, almitas mías.
Y ahora, ya se transforma en la Madre
que en el Cielo los acunó.
Inmaculados son como Ella,
aunque acá, se hayan enlodado hasta el último cabello
y con cada uno me enlodo también YO.
Si dejara a mis hijos, qué Padre podría ser,
si he dicho tantas veces, no soy ni verdugo, ni juez.
Por lo tanto, ¡vamos! ¡vamos! -le dice a Ella-
Y vamos, mis pequeños,
no miren, no teman, ninguno falta,
todos aquí están.
No piensen en aquél que quedó en la casa,
en aquél que un compromiso,
o que está en una clase, o que se puede perder.
De aquí no se perderá jamás.

Y entonces le hace una seña a Ella, con esa dulzura infinita. Pero con la mirada los acarició a todos, y le hace una seña para que Ella les cante su arrorró. Y la radio vieja gangosa y con tos tiene que retransmitir eso que a mi me desespera. Mi Señor bendito, que la escuchen a Ella, te pido siempre, y no a mi.
Ella se sonríe y al sonreír, eso que es un nido maravilloso, un nido de luces, de resplandor, de divinidad, está acunándolos a todos ahí, es nido y es ese pesebre que EL anuncia. Y es como ver de pronto como si fuera un Arbol de Navidad gigantesco, que también está ahí, y ustedes todos alrededor de ese Arbol. Es como verte a TI, mi Señor, en esa estrella, en lo alto del Arbol, pero te veo ahí también, ahí, gigantesco, y allí, como iluminándolos a todos, como digo siempre, estrella de cinco puntas, cabeza, manos y pies.

Y así, -dice EL- así son mis hijos también,
estrellas de cinco puntas,
estrellas caminantes,
estrellas de luces divinas
que pronto la irradiarán.
Adelante, almitas mías, que ahora,
la Mamá del Cielo les va a cantar,
y no le formen corona,
nadie piense que hay que trabajar,
porque Ella dice siempre,
no soy Reina de mis Hijos,
simplemente soy La Mamá.

Y ahora le sonríe y dice:
Bueno, ¿qué estás esperando?

Y Ella comienza a cantarles esa Bendición, ese arrorró.
(Canto en Lenguas)

Y todas esas estrellas que vi en proyección y todos esos ángeles, es como si fueran cometas, y esos ángeles con un hilo luminoso es como si quisieran atraer a las estrellas como si fueran cometas... Y es como si uno de ellos hablara y dijera:

Pronto, muy pronto, hermanos,
muy pronto vendremos en nuestras estrellas.
Los iremos llevando para prepararlos,
para esos caminos de Luz.
Con ese Ser estamos todos ya aguardando.
Está y sin embargo nada podemos hacer,
debemos respetarlo.
El quiso venir con todos a pasar los momentos amargos,
pero muy pronto, muy pronto por fin
los podremos levantar,
con ustedes y muchos más.
Así, como si fuera un hilo de luz,
así, los haremos elevar.
Venimos, somos, mensajeros de Amor y de Paz.

El Padre los mira otra vez, los envuelve en su mirada llena de dulzura. Y es como si un beso muy grande de EL y de la Madre lo envolviera todo.
Y es como si todos al unísono, con Aquél que se presentó como Cordero, todos como el Cordero dijeran: Améeeeen, y se sienten campanitas y las campanitas como si en lugar de hacer tilin tilón, dijeran: amén también.
Amén


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