Montevideo, 18/5/86

EN UNA LUNA NUEVA SERA EL ERROR HUMANO

Almas mías, que los bendigo y los vuestros bendecidos están.
Como en un suspiro se conocerán hechos que al mundo conmocionarán.
Mas estoy en todos esos momentos y hasta en esos dolores bendiciones hay.
Pero ahora la Madre les dará el contento.
¿Ven? Hoy no se arranca las plumas del pecho, junto a Ella se van a encontrar.

Y ahí está la imagen, y el pecho como de paloma cubierto de plumas, pero no se arranca las plumas del corazón hoy. Y están todos acurrucaditos, cada uno está esperando algo. Como paloma tiene las alas, pero cuando se transforma en mujer, son los brazos con alas, y el pecho de plumas, el cabello resplandece, es todo luz, los ojos son como dos estrellitas, pero como dos estrellas color de cielo. Y está parada sobre el mundo y el mundo tiembla bajo sus pies, y Ella siente el temblor del mundo. Y la veo que se estremece, la siento estremecer. Y está la Luna Nueva y la Luna Nueva vierte gotas de sangre.
Y dice Ella.

Sí, hijos míos bien amados,
en una Luna Nueva será el error humano, el caos y confusión en el mundo,
pero también mis ojos lágrimas de sangre derramarán.
Por eso hoy no arranco las plumas de mi pecho,
sino digo solamente, unidos y más unidos cada vez,
unidos en lo sombrío, pero unidos en la divinidad después.
Que han venido en todos los tiempos, con el Padre han sufrido hasta acá,
a Mi me habían dejado durmiendo.
En estos tiempos en mi despertar,
venir y ver a mis hijos en las condiciones que están,
venir y ver el desgarramiento que pasa la humanidad,
pero ahora los tengo entre mis brazos
y como un nido que formo y en él están,
me han pedido una canción de cuna y una canción de cuna,
ahora, para todos es, para todos siempre será.
(Canto en lenguas)

Y ahora es como si todas las plumas del pecho los acariciaran a todos, como una caricia muy suave, como un golpeteo delicadísimo. Pero a medida que van recibiendo ese golpeteo de las plumas, las plumas resplandecen, y los rostros de ustedes también.

Los rostros resplandecen como pichones de Cielo que son,
como ángeles divinos aunque estén como humanos en la Tierra.
Arrastrándose entre este lodo y en este momento de indescriptible dolor.
Pero pronto sentirán que vuelan, a los pichones las alas les crecerán.
Resplandecientes también las plumas vuestras.
Hijos míos, ¡vamos adelante, a no decaer!, que los hermanos los necesitan
y ustedes están para ayudar, como Papá y Yo.
Amén


Salto, 04/01/86

EL ERROR HUMANO Y LUEGO LA LLEGADA TAN ANSIADA

Todo llega, almas mías, dice EL,
y ese pan de la divinidad, el pan tierno, el pan humilde,
aquel que se ofreció y que nuevamente ofrecido está.
Compartido pues por todos, pero luego,
integrantes también como si fueran ustedes parte de este divino pan
que luego al mundo presentaré.
Pan que ha sido bendecido y entonces sí, luego será tierno, almas mías.

Y me muestras, mi Señor, cómo se siente cuando recién sale del horno, ese aroma tan exquisito.

Ese aroma también es humildad, dice EL.
Todo se va cumpliendo, horrores al mundo aguardan,
el último, el error humano y luego la llegada tan ansiada.
Si, almas mías, todo se va cumpliendo
y luego la divinidad que envolverá al mundo y nadie ya temerá,
salud en el cuerpo y en el alma, esperanza que no se va a marchitar,
la fe que se portará en alto como un grande y divino estandarte
que nadie podrá derribar, pero ya nadie querrá derribarlo,
porque todos portadores de la fe irán también almas mías
y luego unidos, todos unidos formando una sola bandera,
bandera blanca de la pureza, con las representaciones que he mencionado,
el corazón que es el amor, la espiga del trigo que es el pan,
la ramita de olivo que es la paz, todo estará cumplido y nada en ella faltará.
Una sola bandera para el mundo, una sola y bajo ella se ampararán.
Ya no habrá tribus ni naciones, ni color, ni religiones,
que mis hijos estarán unidos en el amor divino
y en este amor al mundo lo transformarán.
Amén



Montevideo, 26.01.85

EN EL ERROR HUMANO TANTOS DE MIS HIJOS SUCUMBIRAN

Yo sé, sí, mi bienamada, y te reitero otra vez,
llegan horas muy amargas, pero las endulzaré.
No todos tendrán amarguras,
sino los que destinados están.
Que no he elegido a mis hijos,
uno y aquel otro... al azar,
vinieron destinados para un cumplimiento,
y sabrán que de ese cumplimiento,

Mi Señor...

.... preservados muchos estarán.
Que si en el Error Humano
tantos de mis hijos sucumbirán,
y YO muero en cada uno de ellos,
ustedes, a salvo estarán.
Los necesito luego, almas mías,
no como un privilegio esto es,
sino que los necesito para salvar a otros,
que se sentirán despedazados,
y ustedes, los recuperarán.
Amén


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