LA ESTRELLA SOBRE SION

Estrella...

Estrella, cuántas estrellas,
cuántas en lo alto están,
cuántas se han acercado
y todas juntas una más han formado.
Sus picos se han entrelazado
para poder formar esa estrella gigantesca
que a toda la Tierra alumbrará.
Estrella, pero hay una para cada uno,
o en una muchos habitarán,
como aquella de Belén,
los ángeles que estuvieron en ella
y que ella está por acá otra vez.
Cuántos ya la han podido ver,
cuántos más la verán,
a cuántos la Estrella de Belén,
como aquella otra de la Gloria,
y aquella, la de la Hermandad,
y aquella otra que parece más lejana,
que no la pueden todavía ver,
se vienen acercando, acercando
más y más a la Tierra,
mis ángeles de ella ya han comenzado a descender.
Y en diálogo con muchos de mis hijos,
se encuentran en estos momentos también,
y hay una estrella especial,
como guió a peregrinos,
a pastores y a reyes en la antigüedad,
esta viene también a guiar a mis hijos
y los llevará a un mismo lugar.

Mi Señor, TU dices a un mismo lugar y me estás mostrando un mo­mento especial. Pero antes de ese momento, mi Señor...

Después lo voy a aclarar,
pidió Estrella y a esa estrella
me voy YO a concretar.
Después de un momento especial
esa estrella la verán
descender sobre el Monte de Sión
y el Cristo de ella descenderá.
Cuántos de mis hijos lo acompañarán,
¿cuántos? en número no lo diré,
pero se sentirán como lo que son,
ángeles de ternura, de amor, de comprensión y de paz.

Sí, mi Señor. . .

No, no me olvido de la Humildad -dice EL-
porque en todos la humildad se reflejará,
en la mirada, en los gestos, en la ternura,
cada uno se sentirá más pequeño que sus hermanos
este es el símbolo y ejemplo que dará de humildad.
Pero vuelvo a esa estrella,
esa estrella que asombrará,
muchos se sentirán aterrados,
muchos la querrán atacar,
diciendo: ¡son invasores!
pero cuando puedan comprender,
serán todos unidos por la comprensión,
por esos amores, porque todos juntos
forman el gran amor del Cielo
Y es el abrazo de todos,
ninguno fuera de ese abrazo quedará.
Amén.

Veía, mi Señor, así como todas las estrellas estaban unidas, todas sus puntas unidas, entrelazadas unas con otras, también veía a todos tus hijos unidos en un abrazo maravilloso.

COSMOPOLIS

Cosmópolis, Caminos Futuros y Nueva Aurora.
Mi Señor, Cosmópolis.

No es una mera palabra,
sino todos se encontrarán
como si fueran de distintos sitios que llegan,
cada uno de su ciudad.
Transitarán por los caminos de este futuro,
y en esa Nueva Aurora
ustedes se encontrarán y dirán:
Venimos desde lo Alto
porque hay una ciudad
que donde está el Monte de Sión
allí antes Cosmópolis se llamó.
En estos caminos del futuro
por los que ustedes luego transitarán
sabrán que antes de transitar por esos caminos
habrá una Nueva Aurora,
luego de una Noche Aterradora,
en esa Nueva Aurora,
la Tierra se comienza a transformar.
Y en esa Cosmópolis, todo se iniciará.
Ahí surgirá la gran Luz que
a la Tierra va a envolver,
y ahí surgirá la Gran Luz
que el Universo recibirá también­
Y ahí, en esa Nueva Aurora,
ahí comenzará la Primavera,
la Nueva, la auténtica.
y toda la Tierra se revestirá
de una primavera cual
no la ha tenido jamás.
Que si hay polos... luego no­.
Si todo será un florecer,
y todo serán nuevos caminos
caminos del futuro,
todos serán para mis hijos,
también los nuevos frutos.
Que ya no tendrán los nombres que tienen
ni peras, ni manzanas, ni bananas,
ni sandías, ni grafiones ni cerezas,
ni frutillas, sino serán
las grandes primicias, almitas benditas.
Los frutos los comerán,
el árbol los va a ofrecer,
las plantas los brindarán,
no los tendrán que arrancar,
los frutos auténticos,
los paladearán y los compartirán a la vez.
Pero también tendrán esos otros nombres,
dulzura, comprensión, ternura,
fe, esperanza, caridad, misericordia,
amor, perdón, humildad.
¡Qué grande es ese fruto!

¡Oh! mi Señor, es gigantesco, parece más grande que un melón.

Por supuesto que así es,
que la Humildad es tan grande
que de ella se revestirán también.
Amén.

Ir a siguiente página (18)
Volver a página anterior (16)
Volver a índice - DONDE - Uruguay
Volver a página del Mesías
Volver a página de Entrada