Montevideo 22.11.1986


OSCURIDAD Y LUZ EN URUGUAY

TU dijiste, mi Señor, que ibas a dar tu Bendición ahora.
Y estás mostrando toda la Tierra... y estás mostrando lugares de la Tierra que se convulsionan de tal manera.. y desastres, cosas atroces que están ocurriendo. Siento ahora como un rugido y es como un enorme volcán, mi Señor, que se parte en dos, no se parte totalmente, sino de un lado se abre en dos... Y siento los alaridos, la gente que quiere correr y no puede, porque es arrasada por todo ese fuego que sale... Y te veo a TI protegiendo a cada uno, pero recibiendo TU, la mayor parte de todo ese drama que se vive. Y TU hundido en cada uno de tus hijos, en todo eso... ¡Qué horror, mi Señor!.... Y dice El:

Todo lo que fue anunciado,
y todo lo que acordamos desde allá,
en todo este sufrimiento,
pero también en la bendición que todos mis hijos tienen,
y sobre todo la que tendrán,
bendición de Cielo que a la Tierra envuelve.
Llegada de una Estrella de divinidad,
Paloma que le llaman Espíritu Santo,
Paloma que en Mujer se transforma,
y es la Inmaculada que a todos los hijos viene a abrazar.
Y el Cristo, para otros será el Mesías,
pero para todos es el Hermano Mayor,
que viene a compartir los negros días,
pero viene también a traer a la Tierra,
toda la Promesa, la Divinidad y el Amor.
Y cada uno de ustedes como paloma de paz,
llevando en el pico la rama de olivo,
y a cada frente con la rama la acariciarán,
el sello de paz será establecido,
entre las Naciones y entre los Pueblos,
y dentro de cada hogar.
Ya no habrá más dolores ni quebrantos,
sino serán bendiciones que al recibirlas,
a otros las otorgarán,
y cuanto más brinden, almas mías,
muchas más van a tener.
Los bendigo como Padre,
también los bendice el Hijo,
como los bendice la Madre, que el Espíritu Santo es.
Bien amados, no se deben inquietar,
no olviden que estoy a vuestro lado,
y todo transformado pronto será.
No destruiremos nada en la Tierra,
ni nada en el espacio destruido será,
todo lo iremos transformando, hijos míos,
porque la oscuridad será una luminosidad total.
Y ya la maleza con sus hirientes espinas,
también a ella la vamos a modificar,
dándole a la maleza la apariencia divina,
de una nueva savia que la recorrerá,
y ya no serán espinas sino pétalos de suavidad,
que todo el que acerque su mano los pétalos la acarician,
y todo el que quiera besar la maleza,
la maleza también sus besos brindará....
Y no será el fin del Mundo, hijos míos,
sino el fin del gran dolor, el fin del caos,
de todo lo horrendo y de la oscuridad,
sobre todo, de la que pronto al Mundo envolverá.
Esa oscuridad terrible, pero al instante verán,
cómo la luz diáfana y sublime comienza en este suelo,
y la luz diáfana que viene de lo alto,
y la que de ustedes también surgirá.
Será la transformación en el Mundo entero,
ya no habrá volcanes que puedan arrasar,
ya no habrá océanos sangrientos,
como pronto lo será uno de ellos,
y una partícula de esa sangre caerá en el Uruguay.
Mas no teman, hijos míos,
no olviden que aquí surge ya la Luz divina,
porque viene el Cristo,
y ustedes junto a El por los caminos correrán.
Amén,

Amén Señor



Montevideo 14.5.1988


ESTE PAIS NO SUCUMBIRA

Tu angustia es mi angustia también,
la espera se hace larga, lo sé,
pero pronto comprenderás,
los miles de años que llevo esperando este tiempo,
¡qué largo!....
esperando el tiempo de verlos felices,
unidos nuevamente y como ángeles de Cielo.
Larga la espera ha sido, mi bien,
mas no te debes inquietar,
que en el tiempo humano sé lo que es,
que un minuto cuenta tanto más...
Pero vuelvo a reiterarte, almita mía,
pronto la espera finalizará,
porque tendrás la inmensa alegría
que todo lo que prometí...

Mi Señor ¿y esas nubes? No asustes más, por favor. ¿Dónde están? ¿Adónde apuntan?... Hacia allá... Son otros sitios, mi Señor... Y aquella ciudad... otra vez las torres, tiembla la tierra, se hunde la ciudad... ¡Cuántos seres van a desaparecer!....
Y dice El:

Y en cada uno también desapareceré YO.
Entonces podrás comprender cómo todo es necesario,
para la total reedificación.
No te inquietes, mi bien amada,
que pronto restaurada te encontrarás.
Esta Ciudad está preservada,
este País no sucumbirá,
porque de aquí saldrá el gran ejército,
de ayuda a la Humanidad.
Y de aquí los grandes milagros
en los graves momentos que el Mundo vivirá.
El Mundo como en una gran fisura,
pero acá la firmeza total,
la fe que no se quebrará, almita mía, pura,
el amor que para todos aumentará.
Amén,

Amén Señor



Montevideo 14.5.1988


EN ESTE SUELO LA NUEVA JERUSALEM

"Misión de amor"... has pedido,
misión de amor es en la que estás,
misión de amor que no se quebrará jamás,
y la montaña vas a escalar,
porque allá en lo alto,
la inmensa y hermosa luz para todos surgirá.
Como tantos de mis hijos,
a muchos vas a conducir en esa misión de amor,
y junto al Cristo estarás para ayudarlo,
y todo comienza hija, aquí.
En esta Nueva Jerusalem,
no te digo en este rincón,
te digo, en este suelo, mi bien,
que por el Mundo luego,
así será reconocida.
Y en esa misión de amor,
tú con tantas almitas mías,
tendrás que andar y andar,
andar y andar,
y el cansancio no lo sentirás jamás.
Habrá que recorrer,
felices cantando lo harán,
al ver recobrar mi bien,
a toda la Humanidad.
Esa Humanidad doliente,
esa que ahora como arrastrándose está,
que van dejando sus pedazos,
y parece que solamente el corazón puede llegar,
tú verás cómo la recuperas,
porque lo que llega es el amor,
a representar al corazón.
Es la "misión" que has pedido,
y a la que estás consagrada
como obra de Cielo,
que también a la Tierra traje YO.
Amén,

Amén Señor



Montevideo 16.7.1988

TRIUNFO

"Triunfo"... han pedido.
Triunfo del Cielo en la Tierra,
pero ahora en lo humano,
cuántos dicen:
¡que triunfe el Uruguay!...
Que triunfen los Juveniles, en baby fútbol,
o en los grandes también.
Habrá otros triunfos
que parten de este bendito Uruguay,
ya que está destinada esta Tierra,
para el Gran Triunfo,
y acá comienza el Jardín del Edén.
Triunfo de todos y por todos,
la Nueva Jerusalem,
comenzará pronto a manifestarse,
y entonces, triunfo para todos será,
que nadie quedará afuera,
y a nadie podrán decir:
no perteneces a este lugar,
sino a todos:
¡venid, por fin aquí!
Y habrá lugar, por supuesto,
nadie las puertas cerradas encontrará,
ya que las puertas serán apartadas,
para dejar libre todo lugar.
El triunfo del Amor,
y de la Justicia también,
porque ustedes se ofrecieron,
como corona de Alto Honor.
Y la Justicia es por ustedes.
Por lo tanto, si tanto padecieron,
¡cómo no van a triunfar!
Si tanto, por amor se despedazaron,
el triunfo, pronto, en todos será por igual.
Amén,

Amén Señor



Montevideo 13.12.1988


TIERRA SANTA

-Y tú, Norma bendita, ¿qué dirías?...
-Madre, ya que han hablado de Jerusalem, de la Nueva Jerusalem, del Monte de Sión, yo te diría que en este momento le pidieras al Padre sobre Tierra Santa....
Mi Señor...

Tierra Santa, hija amada,
Tierra que lágrimas vertió,
Tierra que se sintió anegada,
por el sufrimiento, por el dolor.
La Tierra santificada,
pero destrozada a la vez,
como un corazón que se ha partido,
en infinidad de pedazos,
así se ha sentido la Tierra, mi bien.
Soy el Dios y el Padre que te está hablando,
aunque hable por una mujer.
Tierra Santa,
tú estás caminando en ella,
y has caminado por todos los lugares,
como mis hijos,
que en cada una de sus venidas,
han estado en distintos sitios,
han caminado por todos los sitios,
y vuestros pies han bendecido,
y han santificado la Tierra.
Amén,

Amén Señor


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