HABLA LA MADRE DIVINA



HABLA LA MADRE:
EN FATIMA SIE
MPRE HABLE DE AMOR Y PERDON
20/08/94

Bueno, mi Señor, y ahora esperan todos Tu Palabra.

Amor,
por amor están en la Tierra,
que vuelvo a decir a mis hijos:
la vida es una sola,
pero es la del ángel que tomó este físico.
Esa se ofreció para venir muchas veces
y cambiar tantas de vestido.
Por amor vinieron, pero el nuevo trabajo que habrá,
que ahora muchos se sienten desolados diciendo:
se me cerraron las puertas,
qué puertas se me abrirán,
que no encuentro un trabajo,
cómo sostener a los míos,
cómo pagar esto o aquello,
me encuentro tan desolado y tan sombrío.
Pero hay sí, puertas que se abren en lo humano
y puertas que se abren en este camino, en lo divino.
Ya no habrá desolación,
y entonces sí, habrá más de un angelito,
más de un angelito como una gran iluminación.
Pero ustedes también son los ángeles divinos,
angelitos de mi Cielo, ángeles poderosos a la vez,
pequeños, que para Mi, aunque tengan muchos años,
son mis chiquititos, pero son grandiosos,
y la obra que realizarán es la de la total transformación.
Todo está anunciado y pronto cumplido será,
benditos hijos, no olviden que estoy a vuestro lado,
que cuando alguien se siente desfallecer,
desfallezco diez veces más YO por él.

Y veo, veo algo, algo muy especial, veo un ángel muy luminoso, un ángel y es acunado. ¿Dónde está? ... No llegó..... Bien, mi Señor.

Hay una estrella,
Pero veo otra más, una estrella pequeña y otra enorme.
Aquella estrella más grande que la de Belén,
esa, la que viene anunciando,
pero ustedes se sentirán también invitados
a ascender a las estrellas
y ahí será el primer encuentro con ese Hermano,
ese Hijo Mío, vuestro Hermano.
Se ofrecieron, ustedes también se han consagrado,
como hostias que salieron de un sagrario.
Mi Señor, pidieron más....
Ya lo sé, sé que pidieron más y todo otorgado es,
no se deben inquietar,
si cada uno es como un trocito de pan
un trocito de pan, pero el pan es sagrado,
el pan es bendecido.
Hijos míos, son tan amados.


Estoy viendo, mi Señor, como que alguien.... te veo a ti.... no, atrás tuyo, aquella chiquilina que está atrás tuyo...... la veo como con una varita mágica, y es como si de pronto esa varita mágica... como si tu dijeras, ¿yo qué tengo que hacer? pero cada uno tiene algo. Y tu con tu varita mágica, como si de pronto la echaras así, hacia lo alto, la varita se multiplica y son muchos que la tienen. Y dice EL:

Tomé a una hija como ejemplo,
no quiere decir que esto sea en uno solo,
porqué no sentirse todos con la varita mágica en la mano,
para cumplir por fin en los grandes milagros.
El milagro como tantos lo necesitan.
Aquel que fue enlodado, con la varita limpiarlo,
aquel que fue agredido,
con la varita que es la del amor, restaurarlo.
Aquel otro que se siente desolado,
la varita mágica que está en cada corazón,
con ella verán cómo lo reaniman,
y con qué felicidad, como música ya prometida,
latirá también cada corazón.
Así como bendigo al pan, bendigo a cada hijo también.
No olviden, como se ha dicho, esto no es un ritual,
es compartir lo humilde,
que quien lo preparó,
esa hijita no está sola,
con ella también estoy YO.
Adelante, mis benditos, adelante y sin temor,
que pronto está cumpliéndose lo prometido,
y en vuestras manos.....
Pero mi Señor, me muestras tantos, tantos, tantos.....
Así es, en vuestras manos
está esta sagrada Misión,
única desde antes de la Creación.
Así se ofrecieron.
Dentro del Cielo creamos el Universo,
cuántas veces se dice:
el infierno, si en el infierno YO estoy,
o qué creen que es Ruanda, o que es Bosnia,
o qué son tantos sitios,
son infiernos, hijos míos,
y los vivo en esos hijos.
Y en otros lugares ¿qué es?
purgando se dice están,
es purgatorio también,
porque hay hambre, hay desolación,
no es que tengan que purgar
porque hicieron esto o aquello,
porque pecaron.
¡No, hijos míos, no!
Están así porque se ofrecieron por amor,
también para ellos ese es un calvario
como tantas veces para ustedes también.
Cuántas veces se sienten en el Gólgota,
aquel calvario fue hace dos mil años,
sí, aquel fue el ofrecimiento de vuestro Hermano,
pero cuántas veces se sienten que la cruz que cargan,
es tan pesada que no la pueden ya ni seguir,
ni arrastrar, ni pueden tampoco respirar.
Pero no deben de temer,
lo prometido, este es el Tiempo, cumplido será.
Son sorpresas, almas mías, sorpresas.
¡Déjenme a MI obrar!
No doy fechas,
no las di a mi Jesús,
no doy fechas pero digo:
es el Tiempo de los Tiempos,
dejen, como un cofrecito que se va a abrir,
ahí estarán las sorpresas divinas
y ustedes todos se sentirán revivir,
todos ustedes, sí.

Pero mi Señor, me muestras una extensión enorme, como si hubiera tantos, tantos de tus hijos.

Es que estas Palabras
las estoy repitiendo en otros sitios,
que la Misión
no es solamente de los seres que están acá,
en muchos lugares del mundo
estoy preparando a muchos hijos,
porque Misión como ésta no la hubo.
Y luego es la Misión para todos,
la de la gran Hermandad.
Unidos en armonía, en paz, en seguridad,
en salud, en todo lo prometido,
en la mayor felicidad, en esa emoción,


Y veo, mi Señor, como que hay lágrimas que caen sobre las plantas, sobre las flores, hasta en la tierra, y son como estrellitas que iluminan.

Sí, lágrimas,
pero que he dicho de emoción y felicidad,
así serán compartidas,
¡Vamos!
Y ahora,... ahora te estamos esperando
-dice EL-

Y ahí, dentro de toda la muchedumbre que estoy viendo, ahí atrás surge la palomita, como siempre, chiquitita, grisácea, pero ahí surgió. De pronto se siente el aleteo.
Está allá lejos, parece tan lejana, sin embargo aletea, pero todos sienten el aletear de la Madre, de la Paloma. Todos se dan vuelta, la miran y Ella ya se hace inmensa y cuando se va haciendo inmensa va tomando la forma de la Madre que es, de Paloma en Madre, de Espíritu Santo en la Mamá. Y dice:

En cuántos lugares me presenté,
pero hablando siempre de amor,
en Lourdes, en Fátima, en Caravandal,
en todos los sitios, en Metjugorje,
siempre hablo de infinito Amor.
Me estoy presentando en muchos sitios del mundo,
pero jamás hablo de aniquilar.
Qué Madre sería Yo,
si cuando me quieren hacer corona,
Yo he dicho, no soy reina de mis hijos,
Soy la Madre
y como Madre siempre me voy a presentar.
Mis brazos abiertos,
donde todos se pueden refugiar,
donde todos pueden encontrar
la ternura, el amor, la seguridad.
Qué Madre va a cerrar sus brazos
o dar la espalda a un hijo,
no lo he hecho ni lo haré jamás.
En Fátima, ... siempre he hablado de amor,
aquellos tres pastorcitos, aquellos tres niñitos,
que han crecido, y han retransmitido,
pero a veces en lo humano....
¿comprenden hijitos lo que sucede?
en lo humano muchos se pueden equivocar,
y lo podemos comprender,
que el Tiempo de Caos y de Confusión se anunció,
y se cumple hasta en mis Profecías también.
Que Yo hablo de Amor
y piensan que vengo a abofetear,
al contrario, si son caricias por aquí,
son caricias por acá...
Por lo tanto, ¡vamos, vamos pichoncitos míos!
a no temer jamás,
que en Fátima hablé de perdón,
pero perdón ¿cómo?
perdón en lo humano,
porque en lo Divino
qué vamos a perdonar si todo fue anunciado,
si debe de cumplirse como se profetizó.
Vamos tesoros benditos,
que ahora los voy a acunar,
y así, como si esto fuera toda la Tierra,
como un gran pesebre toda la Tierra,
y los tengo así, en mi corazón.
Mis alas son inmensas,
estrellas, lunas, sol, venid acá!
venid que soy fuerte como Madre,
qué Madre no tiene fuerza,
qué Madre no puede sostener,
Yo tengo fuerza para sostenerlos,
sí!
¡vamos! ¡vamos! que ahora les voy a cantar
mi arrorró, mi bendición,
y se sentirán acunar por Mi,
y los tengo junto a mi corazón.


(Canto en lenguas)
Dice el Padre:

Hiciste un llamado,
los hijos ya te van a responder,
hiciste un llamado.
Y Ella lo mira sonriente:
Sonríe, que ya no habrá lágrimas de dolor,
toda lágrima de dolor será enjugada,
porque será para dejar paso
a las lágrimas de total iluminación,
las lágrimas de emoción,
y cada ser se va a estremecer
como la Tierra misma, emocionada,
pero feliz al mismo tiempo,
porque estamos cumpliendo en lo amargo,
las últimas jornadas.

Mi Señor, cuando TU hablas así en lo humano parece que este es el Tiempo, y a lo mejor pueden pasar diez años, diez mil años ¡¿cuánto, mi Señor?!

No me interrumpas -me dice EL-
que mis hijos van a confirmar
lo que vengo anunciando,
prometiendo
y lo cumpliré
como Dios y Padre que Soy.
Amén


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