autogestión vecinal
el laberinto de SalsipuedeS ENTRADA TRES

Localizan cientos de anillos pétreos de espiritualidad charrúa en alturas

© por Rodolfo Porley (*)

No tan ocultas en abstraccionismos como las inspiradas en el paradigma reducidor, cruces bien visibles, en manos no identificadas todavía, han proseguido la faena de cuchillos y espadas. Documentamos en el tercer Fascículo que se han implantando, hasta en fechas recientes, destruyendo algunos de los megalitos, históricamente identificados como los sitios de trascendencia espiritual propiamente charrúa. Fotografiamos y filmamos la destrucción y violencia ejercida en una verdadera catedral pétrea que localizamos en el corazón de Salto. Como previamente confirmamos que han sido destrozadas las construcciones muy antiguas y quizá combinadas con petroglifos que existían en el nordeste de Paysandú, próximo a uno de los sitios de las sucesivas operaciones de exterminio que siguieron a las del 11 de abril de 1831, según orden firmada por el presidente Fructuoso Rivera y co-ejecutoría de Bernabé Rivera. Terrible faceta que nos revelaron en estos hallazgos: los sorprendieron y masacraron en sus centros de espiritualidad. Lo que también se amplia en la Entrada Cuatro.

Tal persistencia del horror y la injusticia no inhibe para entrever la fuerza y belleza de la espiritualidad de nuestros indígenas, convocados y de la mano de las mismas piedras que ellos usaron y que subsisten a la alianza de la cruz y a espada. Por todos lados emerge el testimonio de la sabiduría ecológica, la espiritualidad y la cultura de los hombres y mujeres que poblaron originariamente la Tierra Charrúa. Todavía hay intelectuales, con más de esa cuestionada racionalización delirante y mortífera en épocas de tecnociencias que sensibilidad y apertura a formas más ricas de razonar, que cuestionan la relación del mundo charrúa con las altas muestras de cultura que iremos desplegando en estas Siete Entradas al Laberinto.

Primer aspecto a desbrozar es que no hablamos de lo mismo. Culminando el tercer fascículo brindamos una nota reportaje a Miguel Pereira “o la voz de una charruíta sobreviviente en Salsipuedes”, su tatarabuela, dejada en Durazno en 1831 al paso de la columna de cautivos hacia Montevideo. Sara, otra india vieja, también de los pagos del Durazno, le aportó una referencia que entendemos y ampliamos como clave en toda esta cuestión:“Indios habia muchos. Charrúa era el indio alza ´o”. Varias fuentes escritas confluyen a esta privilegiado testimonio de memoria oral, en el sentido de que se denominó una condición, temple o actitud de dignidad y arraigo, de autodefensa de miembros de varias culturas y etnias que convivían en el territorio y se aliaron en su defensa.

Debido a que no se ha querido investigar en esta dirección, se ha dejado sobrevolar las confusas referencias de los conquistadores y exterminadores acerca de lo que fue un verdadero complejo de tribus al momento de horadar esta tierra hace cinco siglos. El mito usó tal denominación. Pero ni este ni su garra caen frente a la inconsistencia o formas de históricas de identificar a los “Charrúas “. Tampoco pierde su fuerza debido a todos los prejuicios y ausencias de verdadera investigación para esclarecer estos y otros aspectos del admirable núcleo de resistentes que se convirtió en el escudo de Artigas. Estaban, brindaron su sangre, llámese como se llamen, se quiera investigar o no. Aún seguían agarrados en medio de invasión y traiciones, hasta la celada en Salsipuedes. Que al exterminar cuerpos alimentó la dimensión espiritual de la Garra Charrúa.

Repasamos en esta Entrada Tres como todos los testimonios sobre religiosidad de los pueblos del Complejo Charrúa (incluimos aquí guenoas, minuanos, bohanes) hablan de la función de los anillos de piedra como zonas de retiro en las cumbres. Queda por lo menos irrefutablemente demostrado el empleo por parte de los pueblos charrúas de los sitios de ritual encontrados, que son centenares, a lo largo de todo el país, como detallamos. ¿Usurpación de lugares de ritual construidos por culturas anteriores? ¿Qué pruebas hay de ello? ¿Cómo se puede ser tan irrespetuoso de insinuarlos siquiera sin ninguna documentación o evidencia de sentidos. ? Son los cuestionadores, no los que atribuimos a los charrúas la construcción y la creación artística, los que deberían probar sus hipótesis.

El kechua Leonel Cerruto, dirigente de TINKU, organización indigenista andina, en el reciente encuentro en Montevideo de Amigos de la Tierra, comentó al investigador Gonzalo Abella: “después del 1500 los kechúas no construyeron más sitios admirables como Tiwuanaku o Injallajta. La situación había cambiado radicalmente y una larga resistencia cultural se avecinaba donde el territorio iba a estar ocupado por el enemigo por mucho tiempo. Pero si alguien se atreve a dudar de la procedencia kechua de Inkallajta va a recibir la furia de todos los bolivianos. ”

Repasamos asimismo en la Entrada Tres la relación charrúa con la muerte, ante la cual no se detenía la solidaridad, una de las características mas sobresaliente de esta cultura.

(*) Rodolfo Porley: 1946, Durazno, Uruguay.- Inició a los 17 años su oficio de comunicador, pasando por varios medios periodisticos del Uruguay y extranjeros. La investigación y difusión sobre los charrúas fue publicada en varios fascículos del Laberinto de Salsipuedes por el diario La República de Montevideo.

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Edición Internet 1998: Guillermo Font


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