Intimidación, que implica el uso de la mirada, el tono de voz, la
postura, los gestos, para atemorizar.
Tomar decisiones sin consultar, no teniendo en cuenta las opinio-
nes de la mujer, ni siquiera en aquellos asuntos que le atañen so-
lamente a ella.
Opinar sin que se lo pidan.
Invadir con sus pertenencias -ropa, herramientas, etc.- monopoli-
zando todos los espacios de la casa, tanto los espacios comunes
como aquel rinconcito de muy reducidas dimensiones que la mu-
jer ha tenido la "osadía" de arreglar para ella, para coser, para
estudiar, para planificar su trabajo, para leer.
Insistir abusivamente hasta "ganar por cansancio".
Monopolizar el uso del televisor apoderándose del control remoto,
instaurando la tortura del "zapping", u obligando a los demás a
que vean los programas que sólo a él le interesan.
Monopolizar el manejo del dinero común, por considerar que es
el hombre quien debe administrarlo. En consecuencia, no da in-
formación sobre la forma en que él usa el dinero, pero controla
y exige detalles de los gastos que realiza la mujer con el dinero
que tiene que pedirle a él. Situaciones de este tipo se dan aun
en los casos en que el hombre está desocupado y es la mujer
quien gana con su trabajo el único dinero que ingresa al hogar.