Ahora bien, ¿por qué pensar que el suicidio redime a quienes
sometieron, controlaron y agredieron a su compañera, por lo general
durante muchos años, cometieron hacia ella impunemente todo tipo de
abusos y terminaron quitándole la vida como expresión máxima de
abuso de poder y de su sentimiento de que la mujer es un objeto de su
propiedad?
Es preciso que seamos muy cuidadosos, y muy cuidadosas, con
el uso del término "víctima", porque aplicado a los agresores parece
destinado a generar un sentimiento de lástima o de compasión hacia
ellos o a minimizar su responsabilidad en la comisión de los asesinatos.
Los asesinos de sus compañeras o ex compañeras son victimarios;
no son víctimas. Esta inadecuada utilización del término "víctima" po-
dría llevar a confusión, distorsionar los conceptos y sobre todo producir
un retroceso en los avances que se han hecho en este sentido.
do una relación de pareja, son considerados "víctimas". ¿Pueden los
agresores ser considerados "víctimas"? Definitivamente, no. Las perso-
nas que cometen delitos son delincuentes. A quienes cometen el delito
de violencia doméstica, como a quienes cometen cualquier otro delito,
el suicidio no los transforma en víctimas; simplemente se trata de delin-
cuentes (o de femicidas, en este caso) que se suicidaron.
Lo mismo es válido para las mujeres que matan a sus compañeros
o a otros familiares, en el caso de que sean ellas las maltratadoras. Pero
en la mayoría de las situaciones, el asesinato del marido o compañero,
o del familiar maltratador, es cometido por la víctima a quien ellos
someten, y tiene la finalidad de poner fin al sufrimiento que padece des-
de hace varios años a causa del maltrato recibido. Estas mujeres han
cometido un delito de homicidio pero, además, ellas sí son víctimas de
violencia.
A diferencia de lo que acontece con los hombres, podría decirse
que no existen, o son escasísimas las situaciones en que una mujer da
muerte a un ex compañero. Siempre se trata de alguien que convive
con ella y que está ejerciendo violencia hacia ella. En la mayoría de los
casos, estas mujeres actúan en legítima defensa.