Montevideo, 11/01/86

LA NAVE AGUILA Y EL AGUILUCHO

El Aguilucho en el Aguila el espacio surcará,
descendiendo luego almas mías, en la divina estación que ustedes conocen ya.
Es la estación, es el arribo, es decir: ¡el tren llegó!
Pero será el Aguila que trae al que reconocerán como el Redentor.
El Aguila está dispuesta, comenzó los aires a surcar,
ha sido vista ya en muchas...

Me estás mostrando, mi Señor, muchos lugares, muchas partes, pero muy distintas a la Tierra.

Ha sido reconocida, porque es la mensajera, es la que brindará la paz.
Mas también los cuatro ángeles con trompetas que al Aguila acompañarán.
La estrella de David y la de Belén que tampoco faltarán.
La Santa María, mis benditos y otros más que integrarán,
considérense junto al Cristo, para poder en esa misión celestial,
ser ángeles divinizados, aún en cuerpo humano como están,
ángeles divinizados, con poder de cielo para poder ayudar.
Amén



Mar del Plata, 24/02/92

SE DARAN EL GRAN ABRAZO

Les toman de la mano
y a otros en su circulación,
aquel que tiene un problemita,
sentirá latir con felicidad su corazón.
Hay quien tiene un problema
muy serio en su cuerpo...

Y veo, mi Señor, como que fuera en la parte renal. Pero de pronto los veo a ellos, como si levantaran la piel y estuvieran trabajando, trabajando ahí.

Y en aquello otro ¿qué ves? -me dice EL-

Hummm! un problema en las piernas, mi Señor, várices... ¿qué es? Y aquella persona que tiene aquellas cicatrices, fue una intervención y parece que no quedó bien, y ahora como que ellos están restaurando. Y allá es en la cabeza, y aquel otro en la garganta, en el pecho... y allí, aquella fatiga, que no es del pecho, parecería otro problema... Y yo digo: gracias mis benditos muchachos. Y perdonen que yo diga muchachos, pero sí, gracias mis benditos muchachos. Y yo siempre digo, no quiero molestarlos, pero ustedes, ustedes con esa buena voluntad y ese amor, están donde los necesitan.

Cómo no van a estar, -dice el Padre-
cómo no van a estar,
si preparando a los hermanos,
para el Gran Encuentro,
y se darán el gran... también abrazo.
Ellos presentarán al Cristo,
de las nubes descenderá,
también de una estrella,
como un ave gigantesca que abre su pecho,
y el Cristo así descenderá.
Pero ustedes tendrán antes un encuentro.
Sí, hijos míos, todo verificado es,
habrá un Encuentro semi divino,
porque la Divinidad será toda en nuestro Cielo.
Pero aquí comienza,
con la llegada de ese Hijo que anuncio,
es vuestro Hermano,
a todos los viene a abrazar,
a todos los viene a unir,
porque como ustedes,
quiso como humano también estar.
Está de incógnito,
pero de incógnito lo elevarán,
para que se cumpla la Profecía,
entre nubes se fue
y entre nubes lo verán volver.
Amén


Jueves (santo) 31/03/94

TESTIGOS DE LA DIVINA FUSION

Acá con Carlos, Marta, Eduardo, Raquel y Sergio. A ver una palabrita, Mamá.
Bueno, pero quisiera que cada uno de ustedes pongan algún tema para tener la respuesta del Padre. Tu Carlos, ¿qué dirías?
Jesús.

Mi Jesús, ese hijo que por todos se ofreció,
ese Hijo está también esperando el gran momento
que se produzca la Divina Fusión.
Y ustedes serán testigos y todo lo van a comprender.
El también a través de los años, mucho ha sufrido,
no sólo en aquel calvario, sino hasta ahora.
Ustedes junto a El estarán,
aunque no es lo que se imaginan,
porque el tiempo ha pasado y no pasó en vano
y Jesús es un hermano, un hermano vuestro,
no quería ver en nadie el dolor,
y cuando dijo: volveré
y volveré en los tiempos más amargos,
de caos y de confusión, de rivalidad,
de cataclismos, de guerra, de pestes,
este es el tiempo de los Tiempos,
y llega la total redención.
Si dijo hermanos contra hermanos, no es para apartar,
sino para unirlos en un abrazo,
como sucede en el Líbano y sucede en Israel y sucede en Irlanda,
también sucede en cada hogar.
Hermano contra hermano, no se pueden entender,
pero El no viene para decir: a ti te amo.... pero a ti también.
Y así recibirán un gran abrazo.
Y ustedes van a colaborar en todo,
y entonces sí a otros seres dejarás de boca abierta,
porque dirán. ¡Es asombroso!
Y tu sin pre......

Mi Señor!.... TU dijiste...

sin preparar ningún legajo,
pero cuántas defensas maravillosas realizarás,
con una sonrisa, con tu corazón desbordante
de ternura y de comprensión,
verás, mi Carlos bien amado, cuántas maravillas comienzan,
porque rápidamente a la Tierra, rápidamente, entre todos....
Y sabes a que me refiero,
a las estrellas que se acercan,
a mis hijos que vienen en ellas
que también ustedes se unirán,
para esa Gran Obra, obra terrena.
La Tierra, corazón del Universo...
La Tierra... salta un trozo de ella,
y en un corazón se transformará.
Adelante y sin temor,
porque ustedes no sólo van a colaborar,
sino que en el momento peor,
serán invitados por esos hijos míos,
esos que también los están,
a muchos de sus hermanos, preparando,
para la gran obra, esa total Redención.
Por eso digo: rápidamente la Tierra se transformará,
en el Paraíso que se prometió.
Tierra de Amor, de Bendición, de Paz,
y ya nadie pensará ¿cuánto tengo?
¿Cuánto poseo? ¿Cuánto tendré?
Sino por el contrario, si necesario fuera,
se querrían arrancar el corazón para poderlo ofrecer.
Amén


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