Montevideo, 05/06/93

PRIMER ENCUENTRO EN EL AGUILA

Cuando se estaba hablando sobre el hijo pródigo y se habla de los encuentros, acá Orosmán pidió un segundo encuentro, Cristina, treinta años.
Pero, mi Señor, esos otros hijos tuyos que están preparando acá a sus hermanitos y que pronto, pronto se van a manifestar más auténticamente. Como dije tantas veces, mi Señor, si ya en la antigüedad se hablaba de ellos, si mismo cuando Jesús estaba en el calvario le dijeron: si verdaderamente eres Hijo de Dios que vengan tus ángeles y te salven, sabían que ellos existían, sabían. Y sin embargo, ellos, pudiendo haber actuado, haber llegado en una nave o en una estrella, levantar a Jesús y llevárselo, podían haberlo hecho tan fácilmente.... Sin embargo no podían hacerlo porque tenían que dejar que se cumpliera la Profecía. Con qué dolor, me dice el Padre, estaban aquellos hijos. No se cruzaron de brazos, compartían el dolor. Y dice que lo manifestaron cuando se oscureció la Tierra, cuando la Tierra tembló, era demostrar que ellos estaban como oscurecidos en aquellos momentos por el dolor y que ellos temblaban de angustia y sin embargo no podían intervenir, porque tenían que dejar que toda la Profecía se cumpliera. ¿Comprenden? Como se están cumpliendo todas las Profecías en este Tiempo, todas las dadas en la antigüedad.
Ahora, mi Señor, ahora pedimos, que aquí llegó pancito hoy, pancito... y que bendigas todo, mi Señor. Así como Tu dices que todos son trocitos del gran Pan del Cielo, que todos tus hijos estén unidos como ese gran Pan de Cielo que se dispersó, que se desmigajó, y que hoy compartan todos esta gran maravilla.

Esta gran maravilla,
maravillas del Cielo son,
que quieren un Segundo Encuentro,
habrá un segundo, pero habrán tantos encuentros,
que se irán sucediendo unos a los otros,
para una completa y total preparación.
Los preparo como Dios y como Padre,
pero dejo entre mis hijos las enseñanzas también,
así como en lo humano desde pequeños van a una escuela,
donde aprenden a leer y a escribir,
aprenden historia, geografía, ...
tantas cosas, almas mías.
Pero pronto es la otra escuela,
la escuela que desde lo alto llega,
y ahí tendrán ustedes también un aporte inmenso,
hasta que llegue el gran momento
que el alma que en cada ser está,
el alma posee toda la sabiduría y el discernimiento.
Y rápidamente, así aflorará,
como un capullo que abre en primavera,
así será también de ustedes para tantos más.
Serán las flores puras y auténticas.
Así es como los bendigo,
así están en mi corazón,
así estoy YO también en cada hijo.
Unidos, siempre unidos,
no el Padre vuestro que está en los cielos,
¡no! ¡eso jamás!
Nuestro cielo quedó vacío,
todos quisieron estar en esta parte del Cielo,
este Universo y con cada hijo estoy YO también,
de ninguno jamás me voy a apartar.
Que piensan... pediste por Yugoeslavia,
si me despedazo allá en mis hijos también
si ellos también se ofrecieron para aliviar
a otros de sus hermanos
de esos atroces sufrimientos.
No se ofrecieron como humanos,
el alma que está en el cuerpo
se ofreció en un cuerpo a padecer.
Por lo tanto, no digamos los treinta años,
cada uno en su momento,
en la edad, ya tiene el conocimiento,
comienza por fin la Gran Obra.
Pero hoy hablaré, no de treinta sino del tres,
de la Gran Trinidad.
Trinidad es cada uno de mis hijos,
porque con la Madre y YO estamos en cada ser,
cada uno es Triángulo Divino, no lo deben olvidar,
jamás el triángulo se va a romper
porque uno se vaya a otro sitio.
Eso jamás.
Trinidad, Divinas Trinidades en la Tierra,
pero Divinas y ¿saben por qué?
porque siendo YO, así, en mi naturaleza, divino,
también así los hice a mis hijos,
en la divinidad también,
en el poder, en el grande,
en el más puro e inmenso amor.
Benditos, benditos por siempre,
y aunque en el cuerpo no lo puedan comprender,
dialogo con vuestras almas,
ángeles de Cielo que están en cuerpos,
dialogo constantemente.
Pero pronto viene el otro diálogo,
esos otros encuentros,
no un segundo, sino ya serán muchos encuentros,
como el niño que va a la escuela,
no va una vez, sino va todos los días,
dos días de descanso, pero igual hacen sus deberes.
Ustedes, no tendrán ya días de descanso,
se sentirán felices de trabajar, de colaborar,
y de aprender más y más, más y más.
Y ahora tu, -dice EL-

Y muestra un lugar, no veo nada, veo solamente un espacio inmenso, mi Señor, inmenso y veo un sendero luminoso. Veo otra vez, la nave como un granero que está esparciendo como el maná en la Antigüedad, en partes de la Tierra. Veo que la Tierra rápidamente comienza a reverdecer y de pronto es el trigo. Las espinas de trigo que parecen de oro, tan pesadas, tan pesadas que se inclinan. ¡Ay! mi Señor, cuántas maravillas muestras. Pero veo también una nave en forma de cordero, nunca había visto esto. No es que sea una nave en forma de cordero ¿qué es eso, mi Señor?

Es una gran representación como el Aguila también,
el Aguila sí, es auténtica, aunque no es de carne y de hueso,
pero resplandecerá y todos la podrán reconocer.
Ahí, en esa estrella como una nave,
ahí será el primer encuentro que tendrán,
y ahí habrá otros conocimientos.
Pero ahora -dice EL- no Aguila sino Paloma.

Y veo que aparece la Madre, esa paloma, ese Espíritu Santo, ahí apareció. Pero veo el Aguila otra vez. Y veo como que el Aguila viene trayendo en sus espaldas a la palomita. Ella viene muy bien, muy cómoda.... y de pronto el Aguila hace como un movimiento y la paloma comprende, es hora de comenzar a crecer. Y la paloma comienza a crecer, crece, crece maravillosamente.
El Aguila es como si le ofreciera sus alas a la paloma para que tenga alas más grandes. La paloma ... se miran, la cabeza del Aguila gira, la de la paloma también, se miran como diciéndose.... ¡cómo se entienden, es maravilloso! como diciéndose:

No te preocupes, no me des tus alas,
verás cómo las mías también van a crecer,
deja tus alas, muchos las necesitan,
déjame a Mi, hago un esfuerzo y verás.
Rápidamente se agigantan mis alitas.

Y entonces la paloma comienza a hacer crecer sus alas. Pero a medida que va haciendo que crezcan las alas, va creciendo el cuerpo y se va transformando en la Madre del Cielo. De pronto es verlos. La Madre, el Padre y cada hijo. La Madre, el Padre y cada hijo. Ahí están y es inmensa la cantidad que veo de seres. De pronto... no, se hace una sola, el Padre se hace uno también. El Padre como un Aguila, la Madre como una Paloma, pero al mismo tiempo como Padre y Madre a la vez. Y dice el Padre:

Ahora es tu parte,
tus hijos siempre esperan de Ti,
¿cómo vas a presentar hoy tus alas?
Mira -dice Ella- ¿las ves?
uno mis plumas como corazoncitos,
pero se van uniendo como en besitos,
¿qué se dijo al principio?
que un beso es un corazón,
por supuesto, y todos los besos y los corazones están aquí.
Pero aquí están representados todos mis hijos,
pueden verse, pueden verse, aquí están.
No piensen, aquél que me hirió, aquél que me ofendió...
miren ¡qué hermoso es!
en todos hay una súplica,
en todos hay un pedido de perdón.
Y se unirán en ese gran abrazo,
vamos hijos míos, vamos, son tan amados...

Y entonces ahora va uniendo las alas. Pero veo también al Aguila, y te veo a TI, mi Señor, como representado en esa Aguila. Y veo que el Aguila se pone encima y con sus alas también termina de cubrir todo.
Pero las alas del Aguila también resplandecen de una manera prodigiosa. Ahí está, como una gran... un gran arco iris, pero todo formado por estrellas. Y todas las estrellas son con todos los colores del arco iris, ancho, gigantesco, gigantesco, todas las estrellas y se van intercambiando. Todas las estrellas pasan por todas las tonalidades pero todas resplandecen. Ahí están los soles, los soles que veo y esas dos lunas nuevas otra vez. Es grandioso, pero las dos lunas nuevas como uniendo las alas, una y otra uniendo las alas así. Y dice el Padre:

Unidos, muy pronto se verán Paloma y Aguila a la vez,
unidos muy pronto se verán.
La serpiente que ha representado al mal,
en un arrepentimiento se ofrece
donde puedan anidar las aves
y dejen de salir a buscar alimento para los hijos,
ya que la serpiente a todos los va a ofrecer.
Viene el momento divino en que el león y el cordero
unidos también estarán,
así como está representado la Paloma y el Aguila,
en todos mis hijos la cordialidad, la ternura,
el infinito amor, la paz.

Y ahora le hace señas a Ella, pero el Aguila...... en vez del graznido del Aguila es como si comenzara como un silbido maravilloso, de una música sorprendente que no hay pájaro que cante así. Y la Madre comienza a cantarles su arrorró, en su Bendición. Ese arrorró tan maravilloso. Y mientras los está acunando y están las cuatro alas juntas, las del Aguila y las de la Paloma, unidas por las dos lunas nuevas, como un broche están unidas, la Madre les va cantando y los mece así esta vez.

(Canto en lenguas)

Y mientras mira al Aguila es como decir:

La fuerza está en Ti,
¡vamos! ayúdalos a volar,
yo soy una frágil paloma,
aunque del Cielo sea la Mamá.
¡Vamos, vamos!
Yo también necesito,
¡vamos!

Y veo cómo el Aguila extiende las alas más, envuelve todo y sin necesidad de volar se desplaza por el aire, transportándolo todo. Y dice el Padre:

Muy pronto habrá un gran Encuentro
y esto que acabo de presentar,
es sólo un símbolo, hijos míos, tan amados,
de las grandes maravillas que en este suelo comenzarán.
Benditos por siempre, eternamente,
Benditos en mi nombre, en el de la Madre
y en el de cada uno,
porque cada uno bendice a todos los hermanos
y los une en el inmenso Amor.
Amén


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