Montevideo, 30/12/95

UN AGUILA GIGANTESCA

Aguilas, Cielo, Reunión.
Bueno, mi Señor.....

Las Aguilas que pronto los aires surcarán,
las águilas distintas a las conocidas en el mundo,
estas águilas que vuelan que forman sus nidos,
pero se acercan las otras águilas,... águilas...

Sí, mi Señor, las que TU llamas estrellas y TU me dijiste que ya están terminando una que es un Aguila gigantesca y en esa es transportado el Cristo con muchos de sus hermanos.

Exactamente, así como la Trinidad está en cada ser,
como YO como Padre, con la Madre
en cada hijo estamos, ninguno fuera dejamos,
Así también esas tres águilas representan esa Trinidad.
Pero...

Mi Señor, estás mostrándome tantas cosas y tan maravillosas, que ya no sé qué hacer. Las hablo, digo lo que estás mostrando, trasmito Tu Palabra... no sé que voy a hacer, mi Señor.

Esas águilas vienen a ayudar
y en un vuelo gigantesco al mundo van a transformar,
este mundo que se ha anunciado,
Mundo Nuevo siendo el mismo,
así como una casa que deteriorada está
y luego la casa se acondiciona, se revoca, se pinta, se transforma,
era la misma, pero ¡qué rejuvenecida está, si parece otra!
La Tierra es por igual, rápidamente en sus vuelos,
no solo las tres Aguilas sino muchas estrellas también,
porque en manos de tantos de mis hijos
está esa Gran Obra para transformar a esta Tierra deteriorada
en ese mundo nuevo y maravilloso
que con estos cuerpos van a seguir viviendo,
pero se sentirán renovar también.
Y ya mis hijos no usarán bastones,
podrán sentirse correr, cantar, felices, y dirán:
"no puede ser, si estoy mejor que cuando tenía 15 o 20 años".
Así hijos míos, lo prometo y todo lo cumpliré.
¡Vamos, vamos que pronto habrá que volar!
y serán vuelos maravillosos de águilas
con la ternura también de la paloma.
Pero la fuerza del águila que no viene a devorar,
sino la fuerza porque está en el amor,
que cada pluma que en el águila se trabajó,
y ya van a comprender lo que vengo diciendo YO,
también en cada partecita hay infinito amor,
pero también el candor de la paloma
que representa la Madre Celestial, Espíritu Santo,
Madre Eterna, no olviden lo que he dicho,
que con la Madre estamos en cada ser, cada uno es Trinidad.
Por lo tanto, hijos míos, los amo con fuerza de Cielo,
con fuerza de Cielo a cada uno he creado.
Quisieron venir y vivir como humanos,
no como santos y estar en un altar,
sino venir, caer, tropezar, ¿para qué?
porque ninguno de mis hijos quería ser un juez,
sino a todos poder comprender.
Extender las manos, ayudar, levantar a aquél que está caído
y a aquél que está tan enlodado no dirán:
"me voy a ensuciar mi vestido".
No, si necesario es, abrazarlo con fuerza,
y en esa fuerza limpiarlo totalmente.
Y qué bien se sentirán, no van a decir:
"mira cómo me dejaste, sino, estoy mejor que antes",
porque así cumplido será.
Amén


Montevideo, 29/07/00

ESA ESTRELLA LLAMADA AGUILA

Percepción. Movimiento. Traslado.

Antes del descenso de esa estrella llamada Aguila,
esa estrella que tiene un símbolo grandioso
pero que es auténtica, serán elevados.
Y no solo de este sitio, de este bendito Uruguay,
de muchos lugares del mundo simultáneamente
para el primer encuentro y con distintos nombres
a ese hermanito Mayor, a ese que por todos se ofreció,
así, con distintos nombres lo llamarán.
Que es el Cristo, que es el Mesías,
que es Buda, que es Mahoma, que es Alá.
¡Ah! pero era un extraterrestre!
Pero qué increíble todo esto es!
Y así, El abrazará a todos, lo llamen como lo llamen,
y en esa maravilla, ustedes ahí se van a encontrar,
para descender con El y comenzar la Obra
que esa Obra es, no solo para el mundo entero,
planeta, o como le llamen,
sino es para el Universo completo,
porque todos se congregarán en esa gran festividad.
Y percibirán tantas cosas
que ahora en lo humano de una manera las interpretan,
pero cuando llegue el gran momento, verán entonces sí,
qué maravillosas también vuestras huellas.
Que ustedes irán por los pastitos, pisando de aquí para allá,
no los van a destruir,
serán vuestros pies como caricias en los caminos,
pero también los caminos darán besitos en los pies
para que puedan continuar y sentirse en cada instante
con mayor fuerza, sentirse revivir.
Que piden, si sabré lo que necesitan,
es la parte humana que viven almas mías,
pero no piensen que YO me divierto en vuestro dolor,
como Padre, lo sufro intensamente.
No olviden cuántas veces les he dicho,
si YO he clamado en el cielo:
¡No, hijos, dolor no, no dejen este cielo donde hay felicidad
para ir a compartir..!
Si no querían compartir, querían calvarios, pero....
Cuántas veces mayor,
multiplicado como aquél de vuestro hermanito,
que por todos se ofreció.
Y ustedes dijeron. ¡Qué!? El solo...?
¡No, nosotros también!
Y entonces, ahí tendrán tantos conocimientos,
que si bien el ángel que está en cada ser todo lo posee
la sabiduría y la fuerza,
también está esperando el momento
de manifestarse en cada cuerpo todo lo que está dentro de él.
Viven humanamente, pero pronto vivirán semidivinamente.
Cómo no he de amarlos, cómo no he de agradecerles,
si YO no estoy lejos mirando, estoy en cada ser,
Un trono, YO en el cielo, y menos con un látigo,
jamás en un trono me he sentado.
Primero, si hubiera un trono, todos mis hijitos a ubicarse en él,
pero YO no, sino, qué Padre sería.
Adorarme a MI, no, almitas mías, como dice la Madre,
la Madre jamás pidió a los hijos ningún sacrificio,
jamás dijo a los hijos: arrodíllense, rézenme, hagan ayunos...
Una Madre ¿puede pedir eso?
No, cuántas veces Ella lo ha dicho, no quiere el dolor en los hijos,
una madre humana obligaría a un hijo a eso, no,
y Ella que es la Madre de todos, jamás
jamás ha pedido, ni súplicas, ni que se arrodillen, ni que se sacrifiquen.
Si lo hacen porque lo sienten es distinto, pero Ella sufre al verlos
y Ella se arrodilla y los toma en brazos, aunque no la sientan,
aunque ustedes sigan arrodillados entre las piedras,
en las piedras en las que Ella se arrodilla,
son más profundas, más hirientes...
pero los tiene en sus brazos,
por el amor con que así en el Cielo primero fueron todos creados.
Por lo tanto, esto que ahora parecen simples palabras,
pronto verán qué confirmación.
Tendrán las alegrías que venimos anunciando, prometiendo,
pero estaban ya dadas desde tanto tiempo atrás.
Y este es el tiempo en que todo se verificará.
Con amor, en cada uno, pero no en uno más que en otro,
con el amor grande del cielo.
Amén


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