25/7/92

EL HERMANO MAYOR ENCOMENDARA EL TRABAJO DIVINO

Myriam dijo Madre Divina. Ercirio, Amor al prójimo. Magelen, Amor en la familia., trabajo. Perfecto. Ahora, mi Señor, ahora que ya conoces lo que tus hijos han pedido.

Aquí está mi bandeja -dice EL-
la bandeja que siempre traigo,
la bandeja que desciende del Cielo
y aquí depositan vuestros deseos.
Pero la Madre Divina
también su Bendición dará,
presentándose siempre como una paloma,
y hoy, otra transformación tendrá.
Amor al prójimo,
si por amor al prójimo vinieron,
si amor de familia,
la unión de familia,
esa pronto también se verificará.
El trabajo será el divino,
ese que les encomendará Mi Hijo.
No precisarán documentos,
y rápidamente cuántas fronteras cruzarán.
En seguimiento de aquellos pasos,
pero de vuestros pasos también,
vuestras huellas serán luces
que otros las seguirán,
ninguno se va a perder.
Cuando esa luz se encienda
y a todos viene a iluminar,
no quedará nadie ciego ni sordo.
Todos también esa palabra escucharán.
Aquel que se dice el más ateo,
aquél, el más cruel,
todos, como de rodillas
recibirán un perdón,
porque nadie quedará fuera de él.
Todos verán las grandes maravillas
y todos querrán trabajar.
Aunque ahora en lo humano,
el trabajo, con qué dificultad,
que no se logra,
que no llega nada,
que no consigo
¿qué comeré?
Pero no teman,
pronto llega lo prometido,
y entonces ya no habrá temor,
porque al techo lo dejarán también.
Irán a tantos sitios,
cuántos lugares se les van a ofrecer,
se les ofrecerá alimentos,
pero ustedes llevarán poder,
sí, hijos míos, bienaventurados.
Y allí, restaurarán,
unirán a las familias,
el amor al prójimo,
qué rápido todo lo aprenderán.
Irán caminando y renovando la Tierra
en toda su faz,
la Tierra se cubrirá de flores
que rápidamente en frutos cuajarán.
Hasta las piedras...

Mi Señor, otra vez vuelves a mostrar ....

...como corazones
y al ser como corazón, las piedras
como un corazón se abrirán,
dejando surgir de ellas
el verde de la esperanza.
Plantas, plantas maravillosas.
Así toda la Tierra se sentirá revestir
el vestido nuevo de la Tierra,
verde como la esperanza que prometí.
Así los bendigo,
como bendigo, almas mías, el pan,
bendigo cada corazón,
ninguno fuera de mi Bendición
jamás estará.
Ustedes son como los trocitos del pan
que se ofrecieron por Amor,
Ustedes son los hijos Míos
que en el Cielo he creado,
y vinieron a vivir los martirios ya anunciados.
Si hace dos mil años mi Jesús lo dijo:
"Vendré en el momento peor".

Mi Señor, y cómo quisiera decir aquello que TU dijiste, las profecías. Cuando Joel recibió de TI en el Antiguo Testamento, "derramaré mi Espíritu sobre toda carne", cuando TU decías eso, "jóvenes, niños y ancianos tendrán sueños y visiones". Y cuánto se ve en Iglesias Pentecostales, o Carismáticas o en distintos grupos de meditación, se ve también esa manifestación. Caos y confusión, pero también esto. La profecía aquella de Juan, que es larga, mi Señor, quisiera decirla.... pero es un poco larga...

La dirás, -me dice EL-
la vas a decir también,
porque mis hijos tienen que escucharla.
Si en lo Divino lo saben,
como humanos la deben conocer.

Juan recibió para el Apocalipsis, muchos han conocido distintas señales. Y cuando aquel hombre dijo: Madre, tengo siete Biblias, las siete son distintas, Juan veía, en una Biblia dice: escorpiones que alzaban polvareda, en otra Biblia dice: langostas que alzaban polvareda y en otra había otros bichitos que alzaban polvareda. Que tenían cada de hombre y cabellera de mujer. Al leer aquella parte era de terror. Tenían aguijones aquellos bichitos, aguijones que causaban la muerte. Y no sólo eso, sino que también tenían corona, garras de león, iban otros como caballos a la batalla, con estrépito y estruendo. Distintas cosas.
Y cuando dije: Mi Señor, ¿qué es esto, qué espera al mundo en ese tiempo? Y EL me mostró que aquellos bichitos que alzaban polvareda eran aviones. Claro, hace dos mil años, Juan comparaba lo que estaba viendo en visión con lo que él conocía. Y yo decía, pero Juan veía que tenían cara de hombre. Entonces si eran aviones, EL me muestra el piloto cuando baja la cabina y ahí estaba la cara del hombre. Mi Señor, y la cabellera de mujer que veía Juan. Y EL me dijo, antiguamente la mujer usaba el cabello largo. Cabellera al viento es como la estela que deja el avión. Y los aguijones que causan la muerte, mi Señor, seguía yo clamando. Y EL me mostró las ametralladoras. Y los que van como caballos a la batalla con estrépito y estruendo, eran los tanques de guerra. Mi Señor, Juan también veía granizada de azufre y fuego, ¿qué será eso?, mi Señor. Eran los bombardeos. Yo seguía, todavía no convencida. Mi Señor, Juan veía como una montaña que era echada al mar, donde desaparecía la tercera parte de hombres y de naves y se teñía en sangre la tercera parte de las aguas. ¿Cuál será, mi Señor, esa enorme montaña? Y de pronto me veo yo, frente a la montaña. Era un barco de guerra. No se hace en el agua. Se hace en Tierra, luego como una montaña es la botadura al mar. Yo seguía insistiendo, Juan, mi Señor, veía una estrella que chocaba contra la Tierra, tan amarga, tan amarga que su nombre sería ajenjo, ¿qué será, clamaba yo? ¿un cometa, un planeta? De esto hace más de veinte años. Con voz más amarga EL me respondió ¿qué fue la bomba de Iroshima? Y después quedaba lo último de ese capítulo de la Biblia. Los cuatro del Río Eufrates. Los cuatro del Río Eufrates en aquel tiempo no se mencionaban, hoy día todos lo conocen. Son Irán, Irak, Siria, Turquía.
Pero hay otra parte de la Biblia, y esa es la más fresquita, que alguien me trajo también ese conocimiento. Jeremías estuvo seiscientos antes de Jesús. ¡Cuánto tiempo atrás! El veía a Babilonia, que antes se llamó Babel. Veía a Babilonia en aquel tiempo, veía la riqueza del hombre, las montañas en fuego, hombres que venían del norte y destruían toda Babilonia.
Acá, antes de llamarse Montevideo, se llamó ciudad de San Felipe y Santiago. Aquella que se llamó Babilonia hoy día se llama Bagdad. La riqueza del hombre, a través del petróleo. Las montañas en fuego, los pozos petrolíferos, lo pudimos ver todos yo creo, en ese aparatito (la T.V.). Los hombres que llegaron del norte, de Norte América y destruyeron Bagdad, se cumplió. Entonces fue cuando dije: Mi Señor, entonces, Bush, Hussein... todos los seres estaban anunciados, tenía que venir, no podemos ser jueces de nadie porque podíamos ser nosotros mismos. ¿Comprenden? aquella profecía se cumplió, la más fresquita de todas, fue en enero del año pasado.
Está cumpliéndose todo lo anunciado. Y el Padre me dice: este es el Tiempo de los Tiempos, el Tiempo de la llegada de mi Hijo.
Ah.... otra cosa... EL dice, las palabras que inspiró a Francisco de Asís... perdóname mi Señor, que interrumpí tu Bendición. Las palabras que inspiró a Francisco de Asís, la guerra se transforma en paz, EL dice, YO no soy un Dios que destruya, soy un Papá que transforma. La Guerra se transforma en paz, el odio lo transformo en amor, el orgullo en la humildad, la avaricia en generosidad, la oscuridad en luz, todo será transformado, nada se destruye. Esa es la Palabra del Padre, eso es lo que EL me dice a MI, lo que yo les trasmito a ustedes. Y esta Tierra Nueva, EL dice: Este es el Tiempo de los Tiempos, aquellas señales ya están dadas. Ni Jesús dio fechas, nadie dio fechas, solo dieron señales. Es como un cuadro, como si Jesús dijera: bueno ven, cuando pase esto, esto y esto... no pasará de esta generación. Que ya se cumpla todo. No dijo vengo en tal fecha. En cada generación se pensaba que era en esa. Dice el Padre: por las señales mis hijos ya pueden comprender que éste es el Tiempo, estas son las Señales. Así lo va aclarando EL.
Ahora, mi Señor, sigo con Tu Bendición. Y me los estás mostrando, unos pedacitos de pan como triangulitos, los otros como cuadraditos, distintos...

Como triangulitos -dice EL-
si cada uno Trinidad es,
si con la Madre estamos en cada hijo,
no hay un solo triángulo,
no piensen, almas mías,
qué Padre YO sería si dijera:
aquel es el privilegiado.
Todos son mis hijos,
sólo Aquel es el Mayor,
el que se ofreció por todos.
Esa es su gran manifestación,
del amor que por ustedes tiene,
no quería en ninguno el dolor,
ese, el Hermano Mayor, el Primogénito,
no el Unigénito, así es.
Pero cada uno es Triángulo Divino,
pero cada uno como ventana al espacio,
por la que podrán todos ya ver,
la Tierra Nueva, la Tierra Prometida,
y esa es para todos mis hijos,
porque todos son partes de Mi Ser.

Mi Señor, ahí me estás mostrando como una roca grande. Y atrás de la roca veo que sale esa paloma. La veo radiante, la veo fuerte y ahí sale de atrás de esa roca y abre las alas. Gigantesca se va haciendo, cada vez más grande, más grande, más grande... enorme!

Espíritu Santo la llaman -dice EL-
y Espíritu Santo te claman,
Espíritu Santo dicen, ven a Mi
y cuántas veces se les ha dicho,
si el Espíritu Santo como Madre,
está en cada ser como YO estoy también
aquí, en cada uno de mis hijos.

Veo ahora como de pronto es como un vestido que se va formando de las plumas de la Paloma y Ella ya se está transformando en la Madre del Cielo.
Ahí está la Madre. En cada pluma los veo representados a todos los hijos. Falta una plumita, ¿cuál es la plumita que falta? ¿quién es? EL me mira y se sonríe y dice:

Esa plumita que falta Soy YO.

No hay dos bendiciones iguales, mi Señor, me quedo maravillada. Siempre son distintas. ¡Qué grandioso! Y TU también te presentas en tu humildad, no como el Dios Omnipotente, sino como una plumita también de Ella. Y sin embargo TU eres el amo de todo.

No digas así -me dice EL-
no soy el amo,
Soy un papá,
Soy el Papá de todos mis hijos.

Veo cómo ahora la toma de la mano y la trae hacia adelante, pero tiene alas también, esas alas gigantescas. Y Ella lo mira y en esa mirada está suplicándole:

Todos, todos acá.

Entonces con las alas forma ese pesebre maravilloso como he visto otras veces. Veo una constelación de estrellas que desciende rápidamente, una enorme cantidad de estrellas, veo... a tu Hijo, el Mayor, ahí, en lo alto, mirando como diciendo: están todos mis hermanitos, no falta ninguno, mira para todos lados. Y dice EL:

No, no falta ninguno, todos están acá.

La Madre se siente feliz y cierra los ojos como diciendo:

Ya sé que están acá,

El corazoncito de Ella palpita, palpita que parece que lo veo a través del vestido como palpitar. No sé si en el Cielo hay corazón, pero en lo humano es lo que conocemos y es como se ve. Y las plumitas del corazón se mueven. Pero hay ...... hay cambios de plumitas, cambios, todo el vestido se va renovando, se va cambiando todo, todo y dice Ella:

Es que todos mis hijos pasan también por acá,
y también quedan, son mis suspiros.
Por lo tanto, cómo los voy a tener
alejados en el borde de mi vestido,
si todos están prendiditos en MI.
Esto es un símbolo, hijitos,

Pero los veo en la plumita, y es como si cada uno está representado en la plumita. Es realmente maravilloso, es maravilloso. Y dice EL:

Esperan ahora, como siempre tu Bendición,
ese arrorró que TU les cantas.

Y dice Ella:

Pero quiero algo más...
Ya lo sé -dice EL-
Sé, porque Tu me trasmites lo que sientes,
quieres el Arco Iris,
ese símbolo de buen tiempo para todos,

Ella lo mira y le sonríe. Y esas estrellitas que se formaron como formando un asa, una manijita en ese pesebre, empiezan a despedir rayos de luces. Pero veo como si ustedes están ahí, están allí, pero como si estuvieran adentro de esas alas gigantescas. Y todos esos colores de esos arco iris se van prendiendo en todos ustedes, las ropas es como si les van cambiando de color. Y dice EL:

Pronto será la gran manifestación,
el Tiempo Bueno que cada uno presentará,
está representado en estos momentos
en esos arco iris que todos tienen dentro de sí
y pronto se manifestarán.
Lo reciben de afuera y como en una fusión,
de afuera y de adentro,
en divina, en sagrada unión.
Esto es un símbolo en todo,
lo alto y lo terreno a la vez,
en esa Unión perfecta.
Y ahora -dice EL:
Sí, -le dice Ella-
Y ahora les canta, les canta su arrorró.
(Canto en lenguas)
Amén


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