EL HERMANO MAYOR ENCOMENDARA EL TRABAJO DIVINO
Myriam
dijo Madre Divina. Ercirio, Amor al prójimo. Magelen, Amor en la familia.,
trabajo. Perfecto. Ahora, mi Señor, ahora que ya conoces lo que tus hijos
han pedido.
Aquí
está mi bandeja -dice EL-
la bandeja que siempre traigo,
la bandeja que desciende del Cielo
y aquí depositan vuestros deseos.
Pero la Madre Divina
también su Bendición dará,
presentándose siempre como una paloma,
y hoy, otra transformación tendrá.
Amor al prójimo,
si por amor al prójimo vinieron,
si amor de familia,
la unión de familia,
esa pronto también se verificará.
El trabajo será el divino,
ese que les encomendará Mi Hijo.
No precisarán documentos,
y rápidamente cuántas fronteras cruzarán.
En seguimiento de aquellos pasos,
pero de vuestros pasos también,
vuestras huellas serán luces
que otros las seguirán,
ninguno se va a perder.
Cuando esa luz se encienda
y a todos viene a iluminar,
no quedará nadie ciego ni sordo.
Todos también esa palabra escucharán.
Aquel que se dice el más ateo,
aquél, el más cruel,
todos, como de rodillas
recibirán un perdón,
porque nadie quedará fuera de él.
Todos verán las grandes maravillas
y todos querrán trabajar.
Aunque ahora en lo humano,
el trabajo, con qué dificultad,
que no se logra,
que no llega nada,
que no consigo
¿qué comeré?
Pero no teman,
pronto llega lo prometido,
y entonces ya no habrá temor,
porque al techo lo dejarán también.
Irán a tantos sitios,
cuántos lugares se les van a ofrecer,
se les ofrecerá alimentos,
pero ustedes llevarán poder,
sí, hijos míos, bienaventurados.
Y allí, restaurarán,
unirán a las familias,
el amor al prójimo,
qué rápido todo lo aprenderán.
Irán caminando y renovando la Tierra
en toda su faz,
la Tierra se cubrirá de flores
que rápidamente en frutos cuajarán.
Hasta las piedras...
Mi
Señor, otra vez vuelves a mostrar ....
...como
corazones
y al ser como corazón, las piedras
como un corazón se abrirán,
dejando surgir de ellas
el verde de la esperanza.
Plantas, plantas maravillosas.
Así toda la Tierra se sentirá revestir
el vestido nuevo de la Tierra,
verde como la esperanza que prometí.
Así los bendigo,
como bendigo, almas mías, el pan,
bendigo cada corazón,
ninguno fuera de mi Bendición
jamás estará.
Ustedes son como los trocitos del pan
que se ofrecieron por Amor,
Ustedes son los hijos Míos
que en el Cielo he creado,
y vinieron a vivir los martirios ya anunciados.
Si hace dos mil años mi Jesús lo dijo:
"Vendré en el momento peor".
Mi
Señor, y cómo quisiera decir aquello que TU dijiste, las profecías.
Cuando Joel recibió de TI en el Antiguo Testamento, "derramaré
mi Espíritu sobre toda carne", cuando TU decías eso, "jóvenes,
niños y ancianos tendrán sueños y visiones". Y cuánto
se ve en Iglesias Pentecostales, o Carismáticas o en distintos grupos
de meditación, se ve también esa manifestación. Caos y
confusión, pero también esto. La profecía aquella de Juan,
que es larga, mi Señor, quisiera decirla.... pero es un poco larga...
La
dirás, -me dice EL-
la vas a decir también,
porque mis hijos tienen que escucharla.
Si en lo Divino lo saben,
como humanos la deben conocer.
Juan
recibió para el Apocalipsis, muchos han conocido distintas señales.
Y cuando aquel hombre dijo: Madre, tengo siete Biblias, las siete son distintas,
Juan veía, en una Biblia dice: escorpiones que alzaban polvareda, en
otra Biblia dice: langostas que alzaban polvareda y en otra había otros
bichitos que alzaban polvareda. Que tenían cada de hombre y cabellera
de mujer. Al leer aquella parte era de terror. Tenían aguijones aquellos
bichitos, aguijones que causaban la muerte. Y no sólo eso, sino que también
tenían corona, garras de león, iban otros como caballos a la batalla,
con estrépito y estruendo. Distintas cosas.
Y cuando dije: Mi Señor, ¿qué es esto, qué espera
al mundo en ese tiempo? Y EL me mostró que aquellos bichitos que alzaban
polvareda eran aviones. Claro, hace dos mil años, Juan comparaba lo que
estaba viendo en visión con lo que él conocía. Y yo decía,
pero Juan veía que tenían cara de hombre. Entonces si eran aviones,
EL me muestra el piloto cuando baja la cabina y ahí estaba la cara del
hombre. Mi Señor, y la cabellera de mujer que veía Juan. Y EL
me dijo, antiguamente la mujer usaba el cabello largo. Cabellera al viento es
como la estela que deja el avión. Y los aguijones que causan la muerte,
mi Señor, seguía yo clamando. Y EL me mostró las ametralladoras.
Y los que van como caballos a la batalla con estrépito y estruendo, eran
los tanques de guerra. Mi Señor, Juan también veía granizada
de azufre y fuego, ¿qué será eso?, mi Señor. Eran
los bombardeos. Yo seguía, todavía no convencida. Mi Señor,
Juan veía como una montaña que era echada al mar, donde desaparecía
la tercera parte de hombres y de naves y se teñía en sangre la
tercera parte de las aguas. ¿Cuál será, mi Señor,
esa enorme montaña? Y de pronto me veo yo, frente a la montaña.
Era un barco de guerra. No se hace en el agua. Se hace en Tierra, luego como
una montaña es la botadura al mar. Yo seguía insistiendo, Juan,
mi Señor, veía una estrella que chocaba contra la Tierra, tan
amarga, tan amarga que su nombre sería ajenjo, ¿qué será,
clamaba yo? ¿un cometa, un planeta? De esto hace más de veinte
años. Con voz más amarga EL me respondió ¿qué
fue la bomba de Iroshima? Y después quedaba lo último de ese capítulo
de la Biblia. Los cuatro del Río Eufrates. Los cuatro del Río
Eufrates en aquel tiempo no se mencionaban, hoy día todos lo conocen.
Son Irán, Irak, Siria, Turquía.
Pero hay otra parte de la Biblia, y esa es la más fresquita, que alguien
me trajo también ese conocimiento. Jeremías estuvo seiscientos
antes de Jesús. ¡Cuánto tiempo atrás! El veía
a Babilonia, que antes se llamó Babel. Veía a Babilonia en aquel
tiempo, veía la riqueza del hombre, las montañas en fuego, hombres
que venían del norte y destruían toda Babilonia.
Acá, antes de llamarse Montevideo, se llamó ciudad de San Felipe
y Santiago. Aquella que se llamó Babilonia hoy día se llama Bagdad.
La riqueza del hombre, a través del petróleo. Las montañas
en fuego, los pozos petrolíferos, lo pudimos ver todos yo creo, en ese
aparatito (la T.V.). Los hombres que llegaron del norte, de Norte América
y destruyeron Bagdad, se cumplió. Entonces fue cuando dije: Mi Señor,
entonces, Bush, Hussein... todos los seres estaban anunciados, tenía
que venir, no podemos ser jueces de nadie porque podíamos ser nosotros
mismos. ¿Comprenden? aquella profecía se cumplió, la más
fresquita de todas, fue en enero del año pasado.
Está cumpliéndose todo lo anunciado. Y el Padre me dice: este
es el Tiempo de los Tiempos, el Tiempo de la llegada de mi Hijo.
Ah.... otra cosa... EL dice, las palabras que inspiró a Francisco de
Asís... perdóname mi Señor, que interrumpí tu Bendición.
Las palabras que inspiró a Francisco de Asís, la guerra se transforma
en paz, EL dice, YO no soy un Dios que destruya, soy un Papá que transforma.
La Guerra se transforma en paz, el odio lo transformo en amor, el orgullo en
la humildad, la avaricia en generosidad, la oscuridad en luz, todo será
transformado, nada se destruye. Esa es la Palabra del Padre, eso es lo que EL
me dice a MI, lo que yo les trasmito a ustedes. Y esta Tierra Nueva, EL dice:
Este es el Tiempo de los Tiempos, aquellas señales ya están dadas.
Ni Jesús dio fechas, nadie dio fechas, solo dieron señales. Es
como un cuadro, como si Jesús dijera: bueno ven, cuando pase esto, esto
y esto... no pasará de esta generación. Que ya se cumpla todo.
No dijo vengo en tal fecha. En cada generación se pensaba que era en
esa. Dice el Padre: por las señales mis hijos ya pueden comprender que
éste es el Tiempo, estas son las Señales. Así lo va aclarando
EL.
Ahora, mi Señor, sigo con Tu Bendición. Y me los estás
mostrando, unos pedacitos de pan como triangulitos, los otros como cuadraditos,
distintos...
Como
triangulitos -dice EL-
si cada uno Trinidad es,
si con la Madre estamos en cada hijo,
no hay un solo triángulo,
no piensen, almas mías,
qué Padre YO sería si dijera:
aquel es el privilegiado.
Todos son mis hijos,
sólo Aquel es el Mayor,
el que se ofreció por todos.
Esa es su gran manifestación,
del amor que por ustedes tiene,
no quería en ninguno el dolor,
ese, el Hermano Mayor, el Primogénito,
no el Unigénito, así es.
Pero cada uno es Triángulo Divino,
pero cada uno como ventana al espacio,
por la que podrán todos ya ver,
la Tierra Nueva, la Tierra Prometida,
y esa es para todos mis hijos,
porque todos son partes de Mi Ser.
Mi
Señor, ahí me estás mostrando como una roca grande. Y atrás
de la roca veo que sale esa paloma. La veo radiante, la veo fuerte y ahí
sale de atrás de esa roca y abre las alas. Gigantesca se va haciendo,
cada vez más grande, más grande, más grande... enorme!
Espíritu
Santo la llaman -dice EL-
y Espíritu Santo te claman,
Espíritu Santo dicen, ven a Mi
y cuántas veces se les ha dicho,
si el Espíritu Santo como Madre,
está en cada ser como YO estoy también
aquí, en cada uno de mis hijos.
Veo
ahora como de pronto es como un vestido que se va formando de las plumas de
la Paloma y Ella ya se está transformando en la Madre del Cielo.
Ahí está la Madre. En cada pluma los veo representados a todos
los hijos. Falta una plumita, ¿cuál es la plumita que falta? ¿quién
es? EL me mira y se sonríe y dice:
Esa
plumita que falta Soy YO.
No
hay dos bendiciones iguales, mi Señor, me quedo maravillada. Siempre
son distintas. ¡Qué grandioso! Y TU también te presentas
en tu humildad, no como el Dios Omnipotente, sino como una plumita también
de Ella. Y sin embargo TU eres el amo de todo.
No
digas así -me dice EL-
no soy el amo,
Soy un papá,
Soy el Papá de todos mis hijos.
Veo
cómo ahora la toma de la mano y la trae hacia adelante, pero tiene alas
también, esas alas gigantescas. Y Ella lo mira y en esa mirada está
suplicándole:
Todos,
todos acá.
Entonces
con las alas forma ese pesebre maravilloso como he visto otras veces. Veo una
constelación de estrellas que desciende rápidamente, una enorme
cantidad de estrellas, veo... a tu Hijo, el Mayor, ahí, en lo alto, mirando
como diciendo: están todos mis hermanitos, no falta ninguno, mira para
todos lados. Y dice EL:
No,
no falta ninguno, todos están acá.
La
Madre se siente feliz y cierra los ojos como diciendo:
Ya
sé que están acá,
El
corazoncito de Ella palpita, palpita que parece que lo veo a través del
vestido como palpitar. No sé si en el Cielo hay corazón, pero
en lo humano es lo que conocemos y es como se ve. Y las plumitas del corazón
se mueven. Pero hay ...... hay cambios de plumitas, cambios, todo el vestido
se va renovando, se va cambiando todo, todo y dice Ella:
Es
que todos mis hijos pasan también por acá,
y también quedan, son mis suspiros.
Por lo tanto, cómo los voy a tener
alejados en el borde de mi vestido,
si todos están prendiditos en MI.
Esto es un símbolo, hijitos,
Pero
los veo en la plumita, y es como si cada uno está representado en la
plumita. Es realmente maravilloso, es maravilloso. Y dice EL:
Esperan
ahora, como siempre tu Bendición,
ese arrorró que TU les cantas.
Y
dice Ella:
Pero
quiero algo más...
Ya lo sé -dice EL-
Sé, porque Tu me trasmites lo que sientes,
quieres el Arco Iris,
ese símbolo de buen tiempo para todos,
Ella
lo mira y le sonríe. Y esas estrellitas que se formaron como formando
un asa, una manijita en ese pesebre, empiezan a despedir rayos de luces. Pero
veo como si ustedes están ahí, están allí, pero
como si estuvieran adentro de esas alas gigantescas. Y todos esos colores de
esos arco iris se van prendiendo en todos ustedes, las ropas es como si les
van cambiando de color. Y dice EL:
Pronto
será la gran manifestación,
el Tiempo Bueno que cada uno presentará,
está representado en estos momentos
en esos arco iris que todos tienen dentro de sí
y pronto se manifestarán.
Lo reciben de afuera y como en una fusión,
de afuera y de adentro,
en divina, en sagrada unión.
Esto es un símbolo en todo,
lo alto y lo terreno a la vez,
en esa Unión perfecta.
Y ahora -dice EL:
Sí, -le dice Ella-
Y ahora les canta, les canta su arrorró. (Canto en lenguas)
Amén
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