Montevideo, 01.12.85

SON MIS HIJOS LOS SELLADOS

Ahora estoy con todos ustedes, estoy junto al río. Y veo un árbol que se refleja en las aguas del río, y las aguas del río van llevando, no desdibujado, sino maravillosamente, el árbol, las ramas, todo ese follaje que se refleja ahí. Las ondas lo van trasmitiendo.
Y dice EL:

Como si las aguas llevaran a otras riberas así es,
los seres que estoy preparando en mi Salto,
también saltarán de un lugar a otro,
pero en divinidad y en bendiciones y en revelaciones a la vez.
Son siempre, hijos míos, son siempre partículas de mi Ser,
son los trozos de mi corazón,
que si a un rompecabezas una pieza le faltara,
estaría incompleto, nadie falta de él.
En un repiquetear muy pronto las aguas también lo trasmitirán,
porque irán las olas golpeando suaves contra las piedras,
representando los latidos del corazón Mío y del corazón de Mamá.
Hijos bienaventurados como las aguas del río que corriendo van,
se internan en el mar y el océano las lleva a la vez.
Irán por tanto lugares, el mundo recorrerán
y las aguas purificadas que luego se endulzarán.
Y ya no habrá aguas saladas, esto un símbolo de amor y de paz,
de ternura y sublimidad.
Que los bendigo y reitero, un mundo aguardando está,
pero el mundo sabe muy bien que primero la oscuridad...

¡Ay, mi Señor...!

... en torno y en lo profundo de la Tierra se va a hallar.
Pero no deben olvidar que como luces se encontrarán
para luego ser el aporte divino y al mundo pacificar.
Y en el Sello de la Paz y en el Sello que portarán,
son mis hijos los sellados y en el camino andarán.
Pero ya como alados, como zapatitos de plumas que los transportarán,
no las botas de siete leguas,
porque los zapatitos de plumas mayor alcance tendrán.
Amén



Montevideo, 14.12.85

CORONADOS COMO HIJOS SUBLIMES DE DIOS

¿Dónde voy...?

dice EL,
Vas ascendiendo...

¿Hacia dónde voy...?
¿Irás a la Montaña Rosada, mi Señor?

¿Te gustaría? me pregunta.

Me maravillaría, pero en TI está, en TU disposición, no en mi deseo... dejo en Tú decisión.

Vamos a la Montaña Rosada
y ahora con los corazones como una alfombra dispuesta está.
Mi Víctor va sembrando amor,
y el amor llega hacia la Montaña y a lo alto,
donde la luz no se apagará jamás.

Veo como si Víctor fuera llamando a cada uno y cada uno se pone, en uno de los corazones, como si tu quedaras al final de todo, para asegurarte que todo el camino está ya, bien preparado y todos bien ubicados. Tú estás mirando, no falta ninguno; pero lo más sorprendente, es que no hay uno en cada corazón, sino que tú llamas a uno, pero ese ser, sabe que tiene que llevar a todos los que puede y cada uno va haciendo lo mismo. Es tan compacto, tan apretados como están, porque es tanta la cantidad y luego, es como si tú estando en el último que no es tu propio corazón que lo tienes en el pecho, sino el último que tú te arrancaste y lo pusiste ahí. En el que está delante, está Mabel, todos los tuyos, pero muchos más, yo no los conozco... Es como si de pronto... pusieras en marcha un motor, no sé qué es, yo veo como si tuvieras una palanca en la mano... Y eso comienza el ascenso, no el ascenso... la velocidad es vertiginosa, hacia lo alto de la Montaña Rosada. ¿... Qué es lo que lleva en sus manos, mi Señor? Esa palanca... sé que tiene que tener un símbolo o una representación...

Como una varita mágica, porque en sus manos portará
la fe que no se derrumba y en la que todos ascenderán.

¡Ah! esos corazones, representan ...

No solo el amor, dice EL, sino la fe, que los transportará.
Vamos rápido a lo alto de la Montaña,
mira a mis ángeles que vienen al encuentro,
mira a mis ángeles cómo llegan hasta acá,
y todos se verán iguales que ellos, resplandecientes y unidos en el amor eterno,
ese amor que los envuelve y que nunca se quebrará.

Y estoy viendo cómo tus ángeles vienen y vienen en una formación de corazón también. Y ya los unen a todos, los envuelven, y ya debajo de esos corazones, que son rojos, divinizados, todo resplandor, como una enorme cúpula, y ahí, ahí van, camino de Tu Montaña Rosada. Esa Montaña que brilla divinamente, que es como un gigantesco cristal a la vez, en esa rosa... ¡Ah... mi Señor... yo te digo, es urgente, urgente que tus hijos todos, puedan contemplar tanta maravilla...!
Van llegando a la Montaña y la luz tiene una transformación se transforma como en una corona... dentro de la corona el Espíritu Santo en forma de Paloma, se levanta, se eleva, despliega sus alas y todos se toman de la mano y luego se prenden de ella. La Paloma los envuelve y todos prendiditos del plumaje están. Y ahora todos los que vinieron y todos los que ya iban camino de allá, son transportados a la Montaña y entran todos dentro de la corona, donde salió la Paloma...
Y una vez que entraron en esa corona de divinidad...

Es la Corona del Cielo, dice EL,
todos transportados hacia la Corona se sentirán.
Es la Corona, son divinizados,
porque si a Nuestra Imagen y Semejanza fueron creados,
la Corona del Cielo también la portarán.
Mis bienaventurados hijos, como ángeles que son,
que han caído, se han derrumbado,
y han pasado por tormentos, han caído en precipicios,
se han sentido en los tornados, muchos recuerdan ya los pasados,
cuántos han perecido quemados, y con cada uno también estuve YO.
Pronto conocerán, almas mías, de vuestros hermanos también el dolor.
Si he dicho, se sentirán multiplicar y en diez pronto así se reconocerán también.
Estando en un cuerpo y en un sitio, al instante dirán:
No puede ser, si me siento que estoy en tal lugar,
y me siento con todos también padecer.
Estaba dispuesto para estos últimos Tiempos, todo compartido será,
también lo que otros hermanos están en tormentos,
pero luego la divinidad, la dulzura, la sonrisa, la armonía y la paz.
Angeles míos bienaventurados, dentro de la Corona estamos ya...

Mi Señor, estás colocando en la cabeza de cada uno de ellos una Corona idéntica a esa enorme Corona que estaba en lo alto de la Montaña y en la que entraron todos...

Todos serán coronados, como hijos sublimes y divinos de Dios
YO los he divinizado, no lo deben olvidar, son seres auténticos de Cielo
y ahora, no se inquieten por la palabra que emplearé.
Son como desagradables gusanos, que se arrastran por la Tierra,
pronto volverán a ser mis ángeles bienaventurados,
dejando esta coraza, todo esto desaparecerá otra vez,
y volveremos al Reino Divino.
Y ahora en esta Manifestación, lo que acabo de hacer,
es coronarlos, como cuando nacieron mis hijos,
coronitas del amor que aunque no se note, nadie la ha podido arrancar,
porque siempre la ostentaron, mis benditos.
Amén


Montevideo, 27.7.85

TODO LO VEO, TODO LO PUEDO Y TODO LO COMPRENDO

Todo lo sé, todo lo veo, todo lo puedo y todo lo comprendo.
Todo, mi bendito hijo, todo, mi Roberto
y ustedes están de acuerdo,
porque antes de venir al mundo
lo preparamos todo, mi bien.
También ustedes todo lo saben, todo lo ven,
aunque aun no pueden entender,
pero el alma de ustedes que es de Eternidad,
posee todos los conocimientos
y muy pronto al cuerpo los aportará.
Como una luz que se enciende,
así ustedes están,
como luces divinas, hijo amado,
que pronto los reconocerán.

Mi Señor, me muestras que en la Biblia se habla, o mencionas TU los sellados y los veo en ellos como si lo llevaran... ¿es el sello, mi Señor, que menciona la Biblia? El sello en la frente, en el corazón, o en las manos, es ese sello divino inconfundible.
Además la Biblia, mi Señor, habla de los 144.000... cuando tus hijos son más y TU dices que están todos a salvo... Y yo sé que si son 144.000 son los que van a salvar al resto.
¿Tienes algo para aclarar, mi Señor?

Tendrán todo el conocimiento...
Todo lo sé, todo lo puedo, todo lo veo
y en Mi Voluntad está,
pero voluntad con ustedes de acuerdo.
Así es, mi bendito Roberto,
así es que cumplido será.
Amén


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