Montevideo, 16.03.85

PUERTAS QUE SE ABRIRAN Y UN CANTO A LA LIBERTAD

Para todos, y para cada uno a la vez.
Como corazones de fuego, que descendiendo están.
Es el Mío, dice EL, que se multiplica y cada hijo lo recibirá.
Corazones de fuego, por el infinito amor, mas también...

Mi Señor, me estás mostrando que el corazón, es como si fuera una flecha, que viene hacia la cabeza, pero luego, sigue, sigue descendiendo. Lo veo que pasa por la boca, y queda como en la lengua y luego sigue descendiendo pero va iluminando todo y llega al corazón.

Así es, dice EL, por la iluminación total,
por la dulzura que brindarán,
por las palabras nuevas, que recibirán de Mi
y por el infinito amor que todo lo desbordará.
¿Pero que más ves? me dice EL.

Veo como que el corazón, de divinidad tuyo, que penetró, en cada uno a la vez de estar en el pecho, mi Señor, veo como esa sangre que se tiene que ir renovando, va llevando de toda la luminosidad, por todo el cuerpo, pero toda esa luz, es despedida al mismo tiempo.
Es algo maravilloso, lo que TU presentas. En este momento, los veo a todos, totalmente iluminados, pero esa luz que despiden se expande, no es como un halo de luz, es inmenso, mi Señor... Claro, porque viene de TI. Y dice EL:

Están destinados, almas mías, para una Misión Divina cumplir,
muy pronto será con el Cristo que se encuentren,
y todo esto se verificará y permanecerá en ustedes hasta el fin.
Los caminos, multiplicados, almas mías, las fronteras abiertas estarán.
¿Recuerdan cuando decía:
habrá cerrojos que se descorren, puertas que se abrirán,
y un canto al amor, y a la alegría y a la libertad?
Cuánto hace que lo pronunciaba, cumplido ya todo está.
Las puertas se abrieron y el canto con emoción lo entonaron mis hijos,
todos los que salieron.
Ahora fue en el Uruguay, pero luego,
al Mundo entero esta profecía se extenderá.
Los cerrojos se descorren almas mías,
y en un abrazo fraternal, no habrá juez, no habrá verdugo,
no habrá nadie que daño hará,
ya que todos, en lo perfecto y puro en este abrazo de Cielo,
por fin se confundirán.
Y en un arrepentimiento tal aquel el que daño causó,
postrándose de rodillas es que pedirá ese perdón.
Y el otro, el que fue ofendido, o el que en juez se erigió,
se inclinará al arrepentido y al levantarlo dirá:
veo que eres sincero, hermano, mis brazos están, así abiertos
y mis manos, para poder ayudar.
Y así es el Nuevo Camino y así el Mundo Nuevo que habrá,
de mis hijos, los arrepentidos y de mis hijos, los que van a ayudar
porque ustedes ayudarán a salvar, a aquellos que hundidos encontrarán.
Ustedes ayudarán a recuperar, a aquel que desviado va.
ustedes serán como el faro de luz en el puerto,
para las naves que a la deriva van, poder atraerlas,
y en puerto seguro, de donde no querrán volver a zarpar.
Y así, en los pasos muy nuevos,
aunque en la rutina tengan aún que continuar,
por breve tiempo, almas mías,
que si hay espinas, hay heridas
que si hay nieve, frío también hay,
que si hay un sol que abrase, cómo quema.
Pero en cada uno, mi Presencia está,
y sufriendo diez veces más cada pena,
como Padre y Creador que soy,
no estoy solo individualmente sino,
multiplicado en cada ser, en cada piedra,
en las aguas del mar y en la brisa y en el huracán.
En todo sitio me encuentro, como Padre y Creador,
pero siempre, hijos míos, recuérdenlo, sufriendo,
porque llevo en MI multiplicado, vuestro dolor.
Y al lamentarse, me hiero, porque sé, lo que padeciendo están,
pero todo esto, estaba dispuesto, con ustedes, hijos míos,
desde Cielo, antes de venir acá.
Con ustedes lo habíamos acordado,
solos, jamás los dejé.
Estoy con todos, con todos mis hijos de la mano,
¡vamos, vamos adelante!,
que pronto, El que vengo anunciando,
ese hermano de ustedes y ustedes son como El,
pronto al que vengo anunciando, lo reencontrarán,
es muy pronto, lo cumplo todo,
es Mi Palabra de Dios, de Padre, de Creador.
Amén


Salto, 22.6.85

HABLA EL CRISTO: "PAPÁ EL MUNDO PREPARÓ PARA TODOS"

Veo hacia lo alto, hacia lo alto, y de pronto, como si fuera un techo, como si fuera el Cielo que se ve. Un techo y del techo ese como una luz que se empieza a filtrar. Pequeña primero, pequeña, pequeña y se va agrandando, agrandando y viene descendiendo... y es tan grande, y se abre cubriendo una gran extensión, como una cúpula dorada por la luz que proyecta.
Te veo a TI, mi Señor, representado en toda esa cúpula dorada inmensa. Esa luz los envuelve a todos y de pronto, es como si ángeles hubieran descendido en esa enorme cúpula. Y siento cantos, cantos muy divinos, y una música muy especial.
Te veo ahora, cómo vas brindando a todos, mi Señor, de Tu Mano, como en un prodigio y todos a un mismo tiempo reciben, no sé qué es, pero se inclinan hacia tus manos.

Agua de vida, dice EL.

Todos beben a un mismo tiempo, un sorbo de agua de vida, porque EL está multiplicado acá, en cada uno de sus hijos, está multiplicado, pero lo veo multiplicado en otros sitios también, es muy grande. Es como si esto fuera un gran campo y van bebiendo todos de Tu mano, mi Señor. Pero siento esos cantos y una música que no sé de dónde viene, pero que lo envuelve todo también. Música suave y hermosa.
De pronto es como si fuera un enorme césped y todos nos vamos elevando, elevando y adentro de esa cúpula es como si fuera un gran Templo, mi Señor, como si un templo de Cielo hubiera descendido a la Tierra y todos nos sintiéramos dentro de esa divinidad... donde está esa música, y esos cantos, donde está esa paz y tanto amor. Pero veo como si de pronto, también acá, a todos Tus hijos, les comenzaran a salir alas, chiquititas, chiquititas... y comienzan a crecer, a crecer las alas y comienzan aleteadas muy suaves, en las alas, también tienen música. Y de pronto aquella especie de cúpula que se cerró, comienza a elevarse y ellos pueden mirar hacia fuera, y comienzan a dar sus primeros vuelos... primero más cortos, y vuelven al lugar... un poquito más y vuelven... un poco más y se van sintiendo más seguros, porque saben de TI, de la seguridad que tienen junto a TI, mi Señor... y dice EL:

¿Me preguntan por los hijos?
si hijos míos todos son.
¿Preguntan por un enfermo?
junto a él, también estoy YO.
¿Preguntan por el afligido?
Pronto podrá sonreír.
Y aquél que está en el olvido, jamás me aparto de allí.
Preguntan que ¿dónde irán?
¡Almas mías, a volar!
Vamos a poblar los desiertos,
y también a retirar, esas aguas tumultuosas,
las del Océano, dice EL,
a congregarlas en un sitio pequeño,
donde puedan estar los peces en serenidad,
que ninguno los vendrá a buscar,
y ninguno volverá de ellos a comer.
¡Vamos, almas mías, vamos!
que luego las arenas del mar, serán pobladas
y hambre, nadie más en la vida tendrá.
Ya ven cómo los necesito, toda la Obra a realizar,
para ello están, hijos míos,
para las maravillas que el mundo vivirá.
Serán los milagros más inmensos,
el Cristo sus pies, pronto en la tierra pondrá.
Muchos dirán: en El no creo,
pero ustedes sabiendo lo que es,
junto a El, poder inmenso tendrán.
Ya no habrá dolores en el cuerpo, ni en el corazón jamás.
Será un canto desde muy adentro, suave y firme a la par.
Ese canto de ustedes, hijos míos, a la Tierra entera envolverá.
Y sabrán que como nuevos bríos,
para toda la obra que realizarán, se sentirán renovados.
Pero la sangre que riega la Tierra...
ya no dirán: ¡oh! ¡qué pavor...!
sino dirán, cuánto de hermoso!
y YO diré: a elevarnos, hijos y a contemplar.
Y tendrán alas y podrán sentirse que están contemplando todo sitio,
porque al mundo así lo podrán admirar.
Y verán en esos jardines las flores, los mensajes que darán,
que se destacarán unas contra las otras y podrán todos ver,
las frases de divinidad que de ellas brotan,
y de vuestros corazones, destilará como una miel.
Dirán: ¿esto cómo es posible?
la miel por la comprensión, por el amor, por la inocencia,
por la pureza y por el candor.
Si ahora hay corrupción en el mundo,
luego ustedes lo transformarán,
y lo que ahora ha sido un lodo inmundo,
luego se transformará en la pureza de Cielo
Sí, almas mías, así es.
Y ahora, el que hiere, el que destruye,
de rodillas arrepentido caerá,
y ustedes les otorgarán a todos el perdón divino,
y lo rubricarán con el amén.
Y en ese abrazo que he prometido y que YO en ello voy a estar,
no me aparto, hijos míos, como no me he apartado jamás.
Si están en invierno sombrío, YO no me voy a veranear.
Si están en soles abrazantes o quemantes, no me voy a refrescar.
Estoy junto a cada uno, no lo deben olvidar.
Y ahora, algo inesperado, ...
como presencia simbólica, solamente es,
al que vengo YO anunciando, aquí lo he traído también.
Simbólicamente, reitero.
Hijo Mío, dice EL, ¿qué dirás a tus hermanos?

Y El dice:
Extiendo, hermanos míos, las manos,
y ustedes hacia Mi correrán.

Y el Padre dice:
Extiendo hijos míos las manos y con este otro Hijo,
mis manos los acercarán.
Y El no podrá correr hacia ustedes,
porque vendrán de todo lugar,
que estando en un punto, si corre, de otro se va a alejar.
Por lo tanto, todos llegan, y junto a El estarán,
es la hora verdadera, Hijo, dice EL, vuélveles a hablar.

Y veo al Cristo, cómo gira en derredor, extendiendo las manos hacia todos y dice:
Vengan por favor, vengan más,
que la Obra es tan inmensa y somos pocos a colaborar.

Y es maravilloso cómo dejan todo, no se preocupan de cerrar las puertas, no se preocupan de cambiarse de ropas, van como están. Algunos con un solo zapato, otros con las zapatillas, otros descalzos. Hay quien parece que se estaba lavando los pies, y hasta deja la toalla y corre.
Y dice EL:

No precisarán de nada, todo lo tendremos,
soy el Hermano y les prometo, que el bocado de pan,
el sorbo de agua, el abrigo, la ternura y la paz no les faltará.
Miren, vamos hermanitos míos, vamos todos ahora a soplar.

Y veo como si se juntaran todos y soplaran. Y ¿qué es eso?

Estamos derribando las fronteras,
porque Papá, el mundo preparó para todos
y juntos, en esta Nueva Era, las derribaremos.
Porque el mundo es para recorrerlo
y lo haremos sin documentos.
¡Vamos, vamos como papá nos pidió!

Y los veo a todos recorriendo al Mundo. Y veo los seres que vienen arrastrándose... heridos, hambrientos, destrozados. Y los veo, solamente así, como tantas veces me los ha presentado, con una caricia los reconfortan, con una mirada, con una palabra, porque las miradas acarician también. Y como van levantándolos y los van siguiendo... pero son tantos los que los siguen.
De pronto EL se da vuelta y ustedes también y El dice:

No me sigan a MI, otros caminos recorrerán,
que necesitan de ustedes por allí,
como ustedes precisaron antes de nosotros.
¡Vamos a dar bendiciones... alimento y paz!
Amén


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