Salto, Termas, 26.12.84

AYUDANDO AL CRISTO EN LA CELESTIAL MISION

Veo un relámpago, un relámpago que pasa.
Y dice EL:

Como en Mi Santa Palabra,
así como el humano suele decir,
Mi Palabra mencionada, a través de mi hijo, dice EL,
el que vino hace casi dos mil años a sufrir.
Como relámpago que cruza de oriente a occidente lo verán,
como relámpago que cruza de oriente a occidente
y por acá ... un poco descenderá.
Será terror para muchos,
para ustedes la realidad,
lo divino, lo grande, lo puro,
el Cristo por acá pasará.
Muchos serán levantados
y en la escolta celestial
se sentirán integrados para el descenso triunfal.
Como en la antigüedad
aquella Estrella de Belén hará su aparición
y lo hará por aquí, dice EL,
como en la antigüedad la Estrella de Belén,
surcará rápidamente el espacio, dejando una estela de luz,
trayendo como lo he anunciado, lo que prometí.
Aquel es portador de la luz.
Ustedes también son hijos,
hijos míos, dice EL,
puros de cielo y en alto honor.
Muchos dirán, tanto me he contaminado,
en el lodo me he arrastrado.
Cómo puede Dios hablarme
de que soy puro, eso jamás.
YO soy Padre, dice EL,
soy comprensión, soy ternura, soy el Amor.
Soy el Dios Todopoderoso,
soy el Ser que a todos creó.
Si digo, mis hijos puros,
pronto lo comprenderán,
el dolor por el que han pasado
y lo que falta en purificación total.
Que no llamo planeta Tierra,
sino templo de purificación.....
Amén

Hola, mis amados.....
YO sé cómo están,
no pregunto cómo se encuentran,
porque sé en cada momento,
en cada inquietud, en cada necesidad.
Sólo digo: aguarden, mis benditos,
aguarden, mis amados,
que el tiempo cercano está,
pasará todo, rápido, ya no habrá suplicios.
Ya no habrá temores, no habrá oscuridad.
¿Cómo los necesito?
Como aporte celestial,
que estando aquí en la Tierra a todos van a ayudar,
que no tocarán dinero que nada les faltará.
El amor puro y sincero que en todos se despertará.
No he delimitado fronteras, el paso libre tendrán.
Vayan donde vayan, hijos míos,
documentación jamás pedirán.
Son una luz viviendo en la tierra,
y esa luz aún no se puede ver,
pero está encendida sí, hijos míos.
Y en un instante la haré resplandecer.
Ese será el pasaporte en el mundo,
por todos los lugares que puedan llegar.
Están trazados los caminos, son limpios, son puros,
pero para otros son duros y ustedes los suavizarán.
Encontrarán desvalidos, seres arrastrándose también,
cuántos hambrientos y sedientos, cuántos harapientos!.

Mi Señor, me estás simbolizando el estado en que se encuentran aún siendo poderosos....

Efectivamente, dice EL,
ya ven hijos cómo los necesito,
y en esa preparación estarán ustedes con el Cristo,
para ayudar en la celestial misión.
Misión de Cielo en la Tierra,
que todo lo transformarán.
Misión de Cielo en la Tierra,
cuentan no con una promesa
sino con una profecía que cumplida estará.
Amén


Montevideo, 20.7.85

UNA MISION UNICA Y GRANDIOSA

Bienaventurados mis hijos -dice EL-
bienaventurados, porque preparándolos estoy,
para una Misión Unica y Grandiosa,
la que no se ha realizado, desde la Creación.
Y tiene ya no sólo sus comienzos,
sino sus pasos en el mundo dando está.
Ustedes, los que están dispuestos, para en todo colaborar,
y dispuestos, porque vinieron para ello,
que no los elegí al azar,
como estos hijos que ahora han llegado,
que vienen porque los caminos ya están trazados,
y saben ellos por dónde deben conducir,
y hacia dónde deben también guiar.

Y ahora te veo, mi Señor, que miras a lo alto, y veo cómo ellos están de rodillas, la cabeza inclinada, y los brazos cruzados sobre el pecho, hacia TI, mi Señor. Ellos sienten también, como los carismáticos o pentecostales, sienten Tu Presencia. TU los inspiras, gracias por todo, mi bendito Señor.
Y veo ahora, como una Estrella gigantesca, inmensa en lo alto. Estrella con tantas puntas, que no sé cuantas posee...

25 puntas, -dices TU-,

Gracias, mi Señor. Pero me dice que no es una Estrella de 25 puntas, sino que es la Nave llamada la Madre, la nave madre, con 25 naves pequeñas a su alrededor, que forman esa Estrella gigantesca, iluminadas de esa manera. Y del centro de la llamada nave Madre, como si fuera de un vientre, parte una luz muy grande, que envuelve ahora, una gran parte de Montevideo.
Pero veo cómo en lo alto de esa luz, mi Señor, se refleja la imagen de Tu Hijo, el Cristo. Pero es como si retrocediera en el tiempo y de pronto estoy viendo aquellos tiempos... Aquel de hace dos mil años con su rostro, con su corona de espinas, con sus manos tan heridas, mismo las caídas, mi Señor, cosa que no había visto en otros momentos, lo veo ahora, sus manos todas raspadas, todas lastimadas. Pero me muestras, como si fuera esa Triunfante Resurrección que se había anunciado... limpio, resplandeciente, luminoso, y así nuevamente lo presentas ahora.
A través de esa luz, veo cómo están llegando como ángeles, tus otros hijos, mi Señor, y llegan y rodean todo, como si fuera el espacio que cabe... se multiplican... y ahora te veo a TI, mi Señor, nuevamente pero veo aquel copón de la Antigüedad, aquel que hizo José y fue el de la Ultima Cena, el que está oculto y veo cómo si la arcilla se hubiera desprendido, mi Señor y TU lo levantas y dices:

Aquí están mis hijos, como en el cáliz,
como en esta consagración...

Pero, mi Señor, me los muestras a todos y muchos más también.

Aquí están, mis hijos, que se ofrecieron también,
vinieron hace casi dos mil años
y dispuestos, en aquel entonces también a padecer
y retornaron en estos tiempos,
ya que junto al Cristo estarán.
Estuvieron en aquellos tiempos difíciles
y vuelven a estos, pero para la Tierra renovar.

Y veo, mi Señor, como si fueran hostias, pero los veo a cada uno reflejado en cada hostia, como lo van sacando de ese copón, mi Señor. Es sorprendente... veo como si fuera una hostia grande, pero cada uno grabado en ella, pero en su cuerpo auténtico. Es una maravilla, cómo toman trozos de esas hostias, y comienzan a distribuirlas, todos ellos y todos los demás que están.
Y dice EL:

También ustedes ofrecidos están,
como el Jesús en la Antigüedad,
también ustedes, de ustedes mismos dan
como trozos del ser, para la renovación total.

Y sin embargo quedan, mi Señor, se ofrecen y quedan maravillosos.

Así es, mis bien amados, esto un símbolo de divinidad,
mas, pronto en una realidad, como una luz que no ciega,
pero que todo permitirá ver, así se comprobará.
Confirmándolo todo en cada momento,
lo que ahora también acabo de presentar,
pero también tendrán el contento, de otra Bendición que se brindará.
Derramando bendiciones, luego en el mundo estarán,
que ninguno de mis hijos fuera de ella debe quedar.
Así como se distribuyen como partículas de hostias también,
así serán las bendiciones, que si darán 10, luego tendrán mil...
A continuar sin detenerse, que no quedará grano de arena,
que no reciba la bendición también.

Me muestras, mi Señor, un lodazal, que es nauseabundo y cómo reciben de pronto, como si todos a un tiempo, arrojaran parte de esa hostia, en la que están formados, en ese lodazal tan horrendo, mi Señor, pero comienza a hervir como una olla que hierve y luego, la maravilla, mi Señor, toda una luz desde lo profundo y comienzan a surgir plantas divinas y las flores se inclinan como en súplicas de perdón.
¿Qué representó ese lodazal, mi Señor, para que se manifieste ahora en flores que piden perdón como de un arrepentimiento? Está todo purificado y sin embargo están pidiendo un perdón...

Son seres que han traicionado,
y también su perdón pedirán,
seres que en la tierra han estado,
que no han sido, hijos, esfumados,
sin embargo han estado a la espera de este perdón,
pero el perdón otorgado será.
Y ahora...

Ahora mi Señor, veo a tus otros hijos como ángeles, que vienen acá y también se están ofreciendo a cada uno de los que están acá. Pero ahora veo un compartir, mi Señor.
Y dice EL:

Esta es una nueva manifestación.
Pero ahora otra Bendición tendrán.
No olviden cómo lo he prometido.

Y ahora hace un gesto y vi como si hubieras emitido, mi Señor, un sonido especial de tu garganta, que no lo había oído antes.
Veo la Montaña, la Montaña Rosada y veo del otro lado de la Montaña la Paloma que viene en vuelo. Se detuvo como en mitad de camino pero también... no la vi blanca, la vi rosada, mi Señor y con destellos como de oro, pero a medida que se viene acercando es blanca y ahora se vuelve grisácea como cualquier palomita, y sin embargo es El Espíritu Santo.

Como una Palomita más, así se quiere presentar,
mas sus plumas les brindará y a ellas las recibirán
y se sentirán que también, no como una hostia,-dice EL-
sino sus plumas se arranca pronto,
para que todos se sientan fortalecidos.
Es como dar partes de su Ser, ninguno quedará sin él.
Por lo tanto, hijos míos, esta una bendición de grandiosidad,
que aunque sean plumas grisáceas, es el Espíritu Santo,
que se ha ofrecido y con ustedes siempre quedará.
Amén


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