03/02/73


CARIDAD

La Caridad es la principal
de las tres virtudes teologales,
ya que representa el amor
y la Gloria de los Inmortales.
Invade el alma de infinito gozo
y se extasía brindando a todos
sin excepción, al hermano,
al enemigo, al avaro, al mendigo,
al extraño, al engreído,
al soberano, al traidor.
Si de caridad te vistes,
ya que esta virtud es amor,
caridad también recibes
aunque sólo sea de Dios.
No te inquietes si tu mano
la tiendes en un favor
y a cambio de ello recibes
un amargo sinsabor.
Nunca olvides que esa mano
se la has tendido a tu Dios
y a quien brinda caridad
EL jamás lo traicionó.
Su amor no tiene fronteras
y en sublime adoración
por el alma que la lleva
y que por EL la prodigó,
recibe gran recompensa
y la otorgará el Señor.
Cuando reciba en su Gloria
a esa alma que EL amó
y que llega revestida
de caridad que es amor,
radiante se postrará
a los pies de su Señor.
Pero el Padre le dirá,
así no, hijo, ven a mis brazos
y aquí, junto a mi corazón.
Amén


06/02/73

Madre.- Y esta del día 6, quizá una de las más, si no la más desgarrante de todas.

LLAGAS DE MI JESUS

No son sólo cinco llagas
las que tiene mi Jesús,
que antes de estar en la cruz
ya llevaba otras heridas.
En su primera caída,
dos terribles El sufrió
cuando la pesada cruz cayó
hiriendo el rostro Divino,
destrozándole el oído
y quebrando su nariz.
En la segunda caída
sus rodillas desgarró
con tan terribles heridas
que hasta sus huesos quebró.
La tercera fue tremenda
ya que la pesada cruz
aumentaba su agonía
y acentuaba su dolor
taladrándole su hombro
por cargar con amor
sobre su lado derecho
todo el peso de esa cruz.
La cuarta no fue caída.
Cuando al llegar al calvario
Mi Jesús se desplomó
y el homóplato derecho
el madero destrozó.
Lo que sigue es conocido,
Mi Divino Redentor
se inmoló por dar al mundo
la Divina Salvación.
y ofreciéndole al Eterno
su martirio con amor
extendió sus blancas manos
al cruel que las taladró.
Luego, ataron con cordeles
sus tobillos a la cruz
y tiraron con tal fuerza
que su hueso separó.
Y el martirio de los clavos
Mi Jesús no resistió
y un angustioso gemido
de su garganta brotó.
Cuando sus pies traspasaron
con los clavos del dolor
y luego la Cruz izaron
y de ella pendió el Amor
en aquel rostro Divino
una corona brilló,
porque el Padre esas espinas,
en estrellas transformó.
Mas, luego llegó el lanzaso
y en aquel momento cruel,
Longino abrió con su lanza
el costado a Mi Jesús
y un estruendo desgarraba
hasta el Alma de Mi Dios.
De aquella última llaga
agua y sangre surgió.
Agua que lavó las manchas,
sangre que purificó
y en ese instante sublime
un extertor sacudió
aquel Adorado cuerpo
y un desgarrante alarido
hasta el Cielo se elevó,
encomendándole al Padre
su espíritu y su cabeza inclinó.
Los Cielos se ensombrecieron,
el mundo se derrumbó,
llantos de ángeles se oyeron
¡Qué dolor del Redentor!
No son solo cinco llaqas
las que lleva mi Jesús,
ya que está todo cubierto
por las llagas del amor
Y de ese martirio horrendo
surge una Divina Luz
que iluminando el sendero
nos llevará hacia esa cruz.
Cruz bendita del Perdón!
Cruz bendita del Amor!
Amén


21/02/73

MADERO DE MI JESUS

Madero dulce y sublime
que sostuvo a mi Jesús,
como una madre que gime
así lloró aquella cruz.
De madera recia y dura,
la bendijo mi Señor
y al sentirse bendecida,
de emoción se estremeció.
Que aunque de un árbol nacida,
un alma le infundió Dios
ya que de ella pendería
el cuerpo del Redentor.
Al sentirse taladrada
por los clavos del Amor,
sintió que se desgarraba
por un profundo dolor.
Sintió correr por sus vetas
la sangre de mi Jesús
y lágrimas derramaba
aquella bendita cruz.
Cuando el Alma del Señor
sintió que hasta el Cielo se elevó,
la vida de aquel madero
al instante se extinguió.
Y cuando por fin bajaron
el cuerpo de aquella cruz
y el madero no abrazaba
como madre a Mi Jesús,
quedó sola en el calvario,
sola con su gran dolor
y los brazos extendía
suplicándole al Señor:
"Ten piedad de mi agonía"
estremecida de amor.
Nadie al verla creería
que era la cruz del perdón
tanto era lo que ella sufría,
que aunque muerta aún vivía
el martirio de Mi Dios.
Y al llegar aquella noche,
la noche del cruel dolor,
quedó sola y desolada,
bajo un Cielo sin estrellas
la bendita cruz aquella
que con Mi Jesús murió.
¡Salve! Gloria de los Cielos
¡Salve! Cruz del gran Dolor!
que por el bien de los hombres
murió con el Redentor.
Madero, dulce y sublime
te venera Mi Señor,
por los siglos de los siglos
estarás junto a Mi Dios.
Amén


02/03/73- 19 -

Madre.- Del día 2 de marzo sigue el Martirio de mi Jesús, donde hablan también los clavos.

MARTIRIO DE MI JESUS

Martirio de inmenso amor
el que sufrió Mi Jesús
cuando al llegar con la cruz
vivió el dolor más atroz.
Cuando sus ropas quitaron
sintió un desgarrón feroz
pues se le habían pegado
con la sangre y el sudor.
Su boca se había secado,
sus labios en un temblor,
débilmente suplicaron
por agua y enmudeció.
Aquellos soldados crueles
se mofaron del Señor,
hiel y vinagre le dieron
que en esos labios llagados
como fuego lo abrazaron
y hasta el vientre le quemaron
al Divino Redentor.
Mas luego continuó el Martirio.
Sobre la cruz lo tendieron,
su mano derecha hirieron,
con crueldad la traspasaron
con un clavo al rojo vivo.
Pero aquel clavo le habló:
"Perdóname, te suplico!
no te quiero lastimar,
que a ésta, tu Divina Mano,
yo la quisiera besar."
Luego con saña feroz
traspasaron la otra mano
y también el otro clavo
con amor así le habló:
"Señor, Dios del Universo,
Dios bendito del Amor,
perdóname, te lo ruego,
quien te hiere no soy yo."
Siguieron con furia inhumana
taladrando sin piedad
el pie izquierdo del Señor,
con otro clavo mortal.
Luego el derecho siguió
en aquel orden fatal.
y aquellos clavos el Cielo
los tiene en un pedestal.
Llegó el lanzaso final,
el Divino Salvador
sintió su cuerpo temblar
al sentirse traspasar.
Mas la lanza así le habló:
"Adorado Hijo de Dios,
aunque de hierro yo soy,
tengo alma y corazón
regalos de Mi Señor,
te los brindo con amor
y muero yo de dolor
en manos del cruel verdugo
que empuñándome en su diestra
conmigo te atravesó."
Bendita lanza que al Cielo
El Redentor la llevó,
junto al madero sublime
y a los clavos del martirio,
con guardia de querubines
y hasta el final de los siglos
estaréis junto a Mi Dios.
Amén


08/03/73

LA ANUNCIACION


Cuando el Señor le anunció
que era La Madre de Dios,
Ella al punto respondió:
"No lo soy Yo, mi Señor,
la Madre del Redentor,
pues el Arcángel Gabriel
a María le anunció
de que ella sería la Madre
del Divino Hijo de Dios."
Mas el Señor continuó:
En Ti el mundo engendré YO,
incluyendo al Salvador,
Tu Eres Madre de su Madre
y Esposa de tu Señor.
Ella incrédula seguía:
"¿Cómo es posible este honor?
¡ser la Madre de tus Hijos
y la Esposa de mi Dios!
El Señor siguió anunciando:
Al mundo te traje YO
en el momento preciso,
a salvarlos del horror,
de caer en el abismo
que el pecado les abrió.
Eres Madre aunque te nieguen,
te sentirás desgarrar
cuando tus hijos se alejen,
repudiando sin piedad
a la Madre que los ama
y que los viene a salvar,
para llevarlos al Cielo
por toda la Eternidad.
Mas, Tú no te encuentras sola,
ya que junto a Ti estará
un rebaño de corderos
que fieles te seguirán
sin importarles el rumbo
que sus vidas tomarán.
Pero la Maldad no duerme
y agazapada estará,
aguardando el gran momento
de poderte arrebatar.
Como contigo no puede
eso la enfurecerá,
como tampoco con Cristo
pudo sus fines lograr.
Entonces, ese odio ciego
en el mundo volcará
enfrentando a los hermanos
en batalla sin igual.
TU tendrás la recompensa
de podérsela ganar,
junto con nuestro Adorado Hijo,
ya que en el Mundo está
y a tus fieles seguidores
que son los que llevarán
tus mensajes a sus hermanos,
mensajes de Amor y de Paz.
y cuando llegue el gran día,
día en que te marcharás,
no sin antes anunciarles
que en ellos Tú quedarás,
ese día, Amada Mía,
Nuestro Hijo llegará
sin ángeles ni custodia,
trompetas ni halo de Gloria,
pero El lo ha prometido
y como tal escrito está
de que al final de los siglos
volvería para guiar
con Justicia y con Amor
a sus hermanos,
por los cuales volverá a pasar
por otro cruento martirio
cual no lo hubo jamás.
Mas esto fue necesario
y todo se cumplirá.­
Para entonces alma mía,
el mundo comprenderá,
que era cierto que su Madre
los amaba de Verdad
y que por ellos pasó
por torturas sin igual,
quedando su alma enclavada
en la cruz de la impiedad
y que con Amor sublime
se dejó Ella taladrar.
Que ser Madre no es tenerlos
sino su vida ofrendar,
la de Ella y la de su Cristo
por amor a aquellos hijos
en los cuales quedará.
Para al final poder llevarlos
al Juez que perdonará,
al alma que se arrepiente
y que sabe retornar,
reconociendo a la Madre
y al Cristo de la Piedad,
estarán todos unidos
junto al Padre Celestial.
Amén


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