Gracias, Internet
          Si  bien  es  cierto  que en la Declaración de Derechos Humanos
de 1948 se prescribía el principio de igualdad  y  no discriminación por
razón de sexo, así como el impedimento a ser sometido a torturas, pe-
nas o tratos crueles, inhumanos o degradantes,  la  defensa  de los de-
rechos  humanos  se  centró en el ámbito público, ignorando la amplia
gama de abusos  que se perpetraban en el ámbito privado. 
        
          Fue recién hace 10 años, en la II Conferencia Mundial sobre De-
rechos Humanos realizada en Viena en junio de 1993,  que la comuni-
dad de naciones reconoció oficialmente que la violencia hacia la mu-
jer en sus diferentes  manifestaciones  constituye  una  violación a los 
derechos humanos  y  se vio en la necesidad de precisar que los dere-
chos  de  la mujer ...¡¡son tambén derechos humanos!!... al  establecer  
que "los  derechos humanos de la mujer  y  de la niña son parte inalie-
nable, integrante e indivisible de los derechos  humanos  universales".

          Hasta entonces, como señala la abogada panameña Mariblanca
Staff Wilson  (Roaga Rone'eta: "Mujer y Derechos Humanos") todos los ins-
trumentos relativos a los Derechos Humanos habían estado muy  estre-
chamente  ligados a  la  idea  del  ser  humano como varón,  al que se 
consideró  como  el   modelo  supremo   de  lo  humano.    No  se  tuvo 
en cuenta a la mujer, que  representaba ¡más de la mitad  de la pobla-
ción mundial!  Ello se debió  fundamentalmente  a  que quienes elabo-
raron esos documentos fueron, en su gran mayoría, dignos exponentes  
de la ideología patriarcal que aún hoy impera en nuestras sociedades.

          Esta  concepción  patriarcal  que  ha  dominado el mundo desde 
épocas remotas  fue  la responsable  de  que  las  distintas  sociedades
hayan  considerado  históricamente,  y consideren todavía hoy, que las 
mujeres son seres  inferiores  y  desvalidas,  que  no  pueden vivir si no
tienen un hombre a su lado que les esté indicando qué es  y  qué no es
conveniente para ellas.  Fue tmbién esta concepción patriarcal  la  res-
ponsable de que se  les  haya desconocido  a las mujeres el derecho a
su propia identidad de género.