Lema de 2016 ONU: «Cooperativas, el poder de actuar para un futuro sostenible»

     por Diputada Susana Andrade (Cámara de Diputados, 50 años de cooperativas de vivienda en Uruguay)
     En este día especial del cooperativismo, quiero referirme a una experiencia que existe en nuestro país -la primera en sus características de género y etnia- y es la Cooperativa de Viviendas Unidades Familiares Mundo Afro -UFAMA al Sur- cuya particularidad consiste en que es llevada adelante por mujeres afro jefas de familia. Empezó a gestarse en 1996, se detuvo muchos años, y en el 2005 tuvo un empuje estatal desde el Ministerio de Viviendas que terminó con entrega de llaves en octubre de 2010.
     Se realizó con ayuda de organizaciones mundo afro y fue una conquista de emprendedoras que trabajaron hasta en la confección de los bloques.
     El proyecto fue basado en reciclar un edificio industrial abandonado en 36 apartamentos, para una cooperativa de ayuda mutua de mujeres afrodescendientes de hogares monoparentales. La remodelación del espacio permitió la inclusión de áreas comunitarias de reunión, lugares para juegos y una azotea jardín con servicios comunes. El proyecto total comprende además un centro barrial y una cancha para deportes.
     El objetivo fue generar vivienda accesible para familias de bajos ingresos y jefatura femenina, contribuyendo a la mejora de las condiciones de vida de la población afro-uruguaya de Montevideo y a la recuperación de un barrio significativo para la colectividad, con una perspectiva de género. Se planteó contribuir a la recuperación física de áreas centrales de la ciudad, reciclando edificios abandonados y haciendo un mejor uso de la infraestructura instalada. La ubicación es José María Roo, pegado al cementerio Central, a pocas cuadras de donde fue el Medio Mundo.
     Es el primer proyecto de viviendas en el área donde los aspectos de regeneración urbana, de identidad racial y aspectos de género han sido tenidos en cuenta. La tipología edilicia, basada en la reinterpretación de los conventillos con sus espacios compartidos, fortalece las actividades comunitarias basadas en los modos de vida tradicionales de la colectividad afro.
     Convenios similares impulsados hoy día con miras a establecer un programa sostenible de acceso a viviendas para afrouruguayos, se enmarcan en las medidas de Acción Afirmativa y Reparación Simbólica a la población afro que desarrollan nuestros gobiernos en concordancia con el Decenio de las personas Afrodescendientes proclamado por la Asamblea General de Naciones Unidas, 2015-2024.
     La fuerte lucha del colectivo afrodescendiente; atendiendo especialmente la necesidad de vivienda digna para personas objeto de discriminación múltiple, afros, mujeres y pobres; y las señales positivas del primer gobierno de izquierda del país liderado por Tabaré Vázquez, permitieron en el 2005 transitar un camino hacia la reparación que permita a los afro-uruguayos, volver a los barrios donde se asentaron mayoritariamente y donde aún suenan los tambores.
     Para atender esta problemática se decidió impulsar la creación de cooperativas de viviendas con ayuda de OMA, en barrios donde históricamente vivieron y desarrollaron su cultura los afrodescendientes, y de donde fueron expulsados en dictadura por intereses económicos y racismo que son Barrio Sur, Palermo y Cordón, en el sur de Montevideo.
     Casi el 8% de habitantes de nuestro país son descendientes de africanos. La población originaria de estos barrios estaba conformada por trabajadores inmigrantes y libertos negros, que alquilaban viviendas y se ubicaban en “conventillos”, como les llamaban a las casas colectivas, de uno o más pisos con varias habitaciones, una para cada familia. Más de 300 familias entre quienes la solidaridad y la humildad estaban a flor de piel y todo se compartía. En esas grandes casonas se gestó la cultura afro-uruguaya y se desarrolló el candombe, típica música urbana de Uruguay que nos identifica en el mundo y hoy es Patrimonio de la Humanidad.
     La situación persistió con pocos cambios hasta pasados los años 70, cuando muchas de las familias negras comenzaron a ser desalojadas para apropiarse de los predios, ya de alto valor al estar en una zona céntrica y de desarrollo urbanístico de la ciudad.