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Descentralización participativa
Sin el barrio, nada
La presentación de proyectos barriales candidatos a financiación del Presupuesto Participativo municipal, que vence hoy, es hija de un poder popular crecido en silencio.

    por Fabio Guerra (extractado de Semanario Brecha 07/07/06)

   "Tomá por acá", invita el concejal de la Zona 8 a la edila de la Zona 7, que lo lleva en auto a casa. Ingresan a la Zona 6 y la transitan lento, rodean el Euskal Erría, intiman con hábitats precarios, raídos, imposibles. "¿Ves?, acá viene la plata de ustedes", comenta el concejal, apoyándose en el friso humano para terciar a favor de una política distributiva tan elemental como espinosa: la recaudación engrosada por la Montevideo próspera, debe volcarse a la anémica.
    Guillermo Font es el nombre de este concejal que combina una ostensible vocación por el trabajo social con la redacción y edición, desde el 18 de mayo de 1996, del boletín electrónico vecinet, sección insignia de la primera agencia uruguaya de noticias y documentación vecinal que, con el mismo nombre, también fue creada por Guillermo y está disponible en la dirección www.chasque.net/vecinet.
    Distinguida por la UNESCO, esta herramienta de comunicación alternativa permite a Font compartir, con unos 8.300 usuarios, información fidedigna y documentada al milímetro sobre un sinfín de temas locales, con énfasis en el que lo desvela: la descentralización municipal.
    Aspecto que terminó reorientando esta entrevista, pactada en principio para dialogar sobre los proyectos de obras y servicios que los habitantes de las 18 zonas de Montevideo podían proponer hasta hoy a los gobiernos locales, en el marco del Presupuesto Participativo (PP), que antes de fin de año elegirá, por primera vez mediante voto vecinal, cuáles de esos proyectos serán financiados con la partida especial de 2.400.000 pesos, por zona, que la Intendencia de Montevideo destinará al PP, calificado por sus impulsores como una nueva y profundizadora fase del proceso descentralizador.
    Es justamente en la condición de proceso de dicho programa social y político que Guillermo hace hincapié, planteando una perspectiva historizante para analizar sus logros y bemoles. Lo que sí no debería admitir la menor demora, enfatiza, es una mayor presencia del tema descentralización en la agenda mediática, responsabilidad que no sólo interpela a los medios, sino a las estrategias de comunicación del propio municipio.

    VEAMOS

    -¿Qué inquietudes plantean los vecinos?

    -Hay proyectos de todo tipo. Se reitera la demanda de casas del vecino, lugares de integración social. Desde mi experiencia creo que hay necesidad de identificar al Concejo Vecinal con un lugar físico. Voy para atrás. La descentralización es, en orden de importancia, un proceso de participación vecinal y de desconcentración de servicios. Pero lo que la gente visualiza y conoce, casi en exclusiva, es este segundo nivel, simbolizado fisicamente por el Centro Comunal, que es tan sólo la oficina de la Intendencia en la zona, el lugar donde hacer trámites. Es evidente que una oficina, por sí misma, no genera participación y mucho menos poder popular, entendido como transferencia de cada vez más autonomía y potestad de decisión a los ciudadanos. El vecino ve que se hacen las obras, pero no el lugar donde se deciden. En el que, además, trabajan los representantes directos de sus intereses, nucleados en los dos organismos esenciales de la descentralización: el Concejo Vecinal y la Junta Local.
    Las obras municipales han venido multiplicándose, sobre todo en los barrios periféricos; antes se concentraban en la costa. Y las zonas que más aportaban impuestos eran las que recibían los beneficios, con lo cual el proceso descentralizador inaugurado por la primera administración comunal de izquierda, en 1990, enfrentó reclamos por atrasos de obras en zonas deprimidas que databan de 30 o 40 años atrás. En un contexto, por otro lado, de gran crecimiento de la periferia con complejos habitacionales, barrios cooperativos, asentamientos.
    En Montevideo los límites entre zonas son difusos, y a la falta de demarcaciones claras hay que sumar el aún hoy novedoso, en muchas de sus facetas, ensayo descentralizador, más la escasa información que la población posee sobre el mismo.

    -Si dividimos las aspiraciones vecinales entre equipamiento barrial y servicios sociales y culturales,¿qué predomina?

    -En el período anterior las zonas presentaron unos 90 proyectos (2006), para ser ejecutados este año. A eso se suman los proyectos especiales que aspiran a ingresar en esta edición (2007) del Presupuesto Participativo -su número y características, a pesar de algunos adelantos filtrados a la prensa, es difícil de relevar porque hasta hoy, precisamente, regía el plazo para presentarlos-, los cuales serán seleccionados mediante votación de los vecinos el último trimestre de este año, y se ejecutarán el que viene.
   
Esta, pues, es una nueva fase, si querés más espectacular por la partida de 2.400.000 pesos que el municipio otorgará a cada zona y el hecho de que será un escrutinio popular el que decidirá qué ejecutar, de un estimulante y sostenido proceso iniciado hace 15 años.

    -¿Estimulante a partir de qué?

    -Todos los años la Intendencia destina partidas fijas de dinero a obras y servicios en las 18 zonas. Cuyo orden de ejecución es definido por los gobiernos locales en base a planes estratégicos, ideas y proyectos que aportan los vecinos, en asambleas barriales temáticas o generales. La cosa viene de antes, todavía, del Plan Quinquenal, que es el plan de gastos e inversiones, para todo el período, que cada gobierno municipal, al asumir, pone a consideración de la población y la Junta Departamental. Los vecinos discuten el Plan Quinquenal y, por ejemplo, en materia vial, deciden cuáles calles se harán primero que otras con la plata que hay para vialidad. Que una calle se haga primero que otra no responde, entonces, a un capricho de la Intendencia, sino a la priorización decidida por la Zona. Claro que muchas veces podés errarle a la prioridad, pero sin duda que es un mecanismo más realista y, sobre todo, democrático, de invertir los recursos. Antes de 1990 quien decidía qué obras se hacían era un político, o un técnico municipal de escritorio. Ahora, el porcentaje mínimo de participación en una asamblea barrial de la descentralización es de 50 personas, contando a los integrantes del Concejo, la Junta, y vecinos que siempre andan en la vuelta, o participan en las comisiones. Hemos tenido asambleas, en algunas zonas, de 500 participantes.

    AVANCES

    -Desde el enfoque descentralizador, ¿qué reconfiguraciones experimenta la relación centro-periferia urbana?

    -Como decía, el PP es una etapa más espectacular que las anteriores, y ha sido mejor difundido por la Intendencia. Lo que no sale en los grandes medios, en cambio, es la gestión cotidiana del gobierno local, posibilitada por la participación sistemática, honoraria y organizada de cientos de vecinos. Los representantes locales, bueno es recordarlo, también trabajan honorariamente, intentado articular sus tiempos personales y familiares, con los sociales y políticos. La mayoría de los montevideanos desconoce la riqueza de este proceso, y creo que los medios lo ignoran porque está jalonado por buenas noticias que, como tales, no compiten con escándalos. Ojo, no todas las críticas son para los medios; la política de comunicación municipal tampoco ha estado, creo, a la altura del desafío. Incluso el PP es presentado como una novedad, cuando en realidad es un paso más -ciertamente, profundizador-, del programa que venimos describiendo.

    -¿Pensás que avanza?

    -Sin ninguna de duda. Está tan metido en los barrios, que nadie podría revertirlo. Porque implica no sólo a ediles y respectivos suplentes de la Junta Local, una treintena de concejales vecinales también con suplentes; técnicos y funcionarios municipales, sino numerosas y permanentes instancias de organización social que la descentralización despliega. Por citar algunas: las cuantiosas asambleas de los Foros de Montevideo o "Montevideo en Foro", los Planes Estratégicos de Desarrollo Zonal (PLAEDEZ), los Compromisos de Gestión anuales, el Presupuesto Participativo, los programas específicos -mujer, tercera edad, salud, etcétera-, la propia discusión del Plan Quinquenal.
    El Concejo Vecinal, en este panorama, es la herramienta social por antonomasia, estimo, porque aunque carece de potestades ejecutivas, como la Junta, sí las tiene de propuesta y control. Proponer y fiscalizar es, en gran parte, decidir, ¿no?

    -Volviendo a los problemas de comunicación, ¿qué impide que un Concejo Vecinal tenga su propio boletín?

    -Nada. Algunos llegan a editar material informativo, pero no se lo pasan a la prensa barrial. Un boletín "concejal" no compite con la prensa barrial, en todo caso suma información.

    -Hay prensa barrial que reserva páginas para información de los Gobiernos Locales.

    -Sí, contratadas. No necesariamente tenés que contratar un espacio en el periódico local. Podés, sencillamente, abastecer a la prensa barrial y departamental.

    -¿Creés que la prensa departamental recibiría de brazos abiertos pormenores de un calendario institucional?

    -Sí.

    -Eso contradice tu afirmación anterior, de que los grandes medios privilegian escándalos.

    -Bueno, creo que lo hacen, en parte, porque desconocen todo acerca de la descentralización. Hay periodistas reconocidos que me han dicho que les interesaría tratar el tema, a condición de interiorizarse, primero, sobre él.

    -¿Y la prensa barrial no repara esos baches?

    -No siempre tiene los recursos para un seguimiento adecuado del tema. Las actividades son continuas, y múltiples.

    -Ya que estamos en vena comunicativa, informemos qué distinción de UNESCO recibió vecinet.

    -Fue seleccionado, entre un centenar de proyectos de distintos países, como una de las buenas prácticas y mejores ideas en comunicación alternativa en Latinoamérica.

    -Aparte de especialista en descentralización, ¿qué otro título portás?

    -(Risas.) Sustituyendo lo de especialista por simple vecino participante, soy electricista formado a práctica, atiendo un autoservicio familiar, fui desde carpintero hasta operario de planta pesquera, y la comunicación me apasiona desde chico. Toda la vida edité boletines.

    -¿El primero?

    -Tenía 10 años y jugaba al fútbol en un club de baby que no estaba afiliado a ninguna liga. Sacaba un boletín con el mismo nombre del cuadro, "Sol de oro". Lo escribía uno por uno, con birome. Un día me vio mi padre y me regaló un carbónico. Fue mi primera imprenta.

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