vecinet No. 1.100 – Especial 16 de MARZO 2016

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Homenaje 80 años Alfredo Zitarrosa (VIDEOS)

"Para Manolo" (Cristina Fernández Washington Carrasco Eduardo Lombardo)

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"Milonga de ojos dorados" (Joan Manuel Serrat)
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"Coplas del compadre Juan Miguel" (Tania Libertad)
https://www.youtube.com/watch?v=cVBRibS-yEo
"Violín de Becho" (Liliana Herrero)
https://www.youtube.com/watch?v=JIkY7KHYdr8

Sobre elecciones en el BPS, verdades a medias y mentiras enteras
     por Guillermo Font [vecinet]
     La Corte Electoral informó de los resultados del domingo de la elección de los representantes sociales del Directorio del Banco de Previsión Social (BPS): Los datos(*) del primer escrutinio (el escrutinio definitivo no variará en mucho los resultados agregando los poco más de once mil votos observados) desmienten que la suma de los votos en blanco y de los anulados sea mayor que los votos a las listas (aunque sumarlos entre sí, suponiendo que se pudiera, es como sumar tomates con frutillas, dado que tanto los votos emitidos en blanco, como los emitidos nulos, tienen diferentes y múltiples causas). Distintos rumores, titulares de grandes medios, comentarios en internet inducen a creer que es así. Por ej., un titular del diario El País (viejo conocido en contra del sistema democrático, defensor y patrocinador de la dictadura) titula: "BPS: votos en blanco y anulados "ganaron" en activos y empresas"... El Observador al menos muestra más recato y lo hace en un titulo secundario "Los votos en blanco y anulados (288.248) superaron el apoyo que recibió la lista más votada"...
Activos:
(lista 11, 39%) 270.426 + (lista 16,19%) 130.629 = 401.055 (58%)
(en blanco, 30%) 203.073 + (anulados, 12%) 85.175 = 288.248 (42%)
Pasivos:
(lista 1, 49%) 156.466 + (lista 2, 29%) 93.671 = 250.137 (78%)
(en blanco, 17%) 53.649 + (anulados, 5%) 16.780 = 70.429 (22%)
Empresarios:
(lista 22, 49%) 65.243
(en blanco, 43%) 56.736 + (anulados, 8%) 10.395 = 67.131 (51%)
En el total:
votos a las listas: 716.435
votos en blanco y anulados: 425.808
Oposición del Partido Nacional a cambios que ahora reclama
     Sobre cambios en la forma de votar, muchos de los que ahora cuestionan, "denuncian" (en la tribuna), cacarean y se rasgan las vestiduras ¿qué hicieron durante estos cinco años para cambiar la situación? ¿cuáles fueron las propuestas para esos cambios?
     Consultado el Ministro de Trabajo y Seguridad Social Ernesto Murro, recordó que en setiembre de 2015 el Poder Ejecutivo envió un proyecto de ley para modificar aspectos de la normativa que han sido cuestionados en las últimas horas. Agregó que ese proyecto cuenta con consenso de empresarios, trabajadores, jubilados y pensionistas y con el aval técnico de la Corte Electoral.
     Murro lamentó que la propuesta del Ejecutivo no fuera aprobada porque recibió la oposición del Partido Nacional. “Muchas de las dificultades que se presentaron perfectamente se podrían haber resuelto si se hubiera aprobado este proyecto”, dijo. “Lamentablemente no fue aprobado”.
“Las dificultades que se presentaron en la elección y algunas otras cuestiones perfectamente se podrían haber resuelto si se hubiera aprobado ese proyecto de ley”, afirmó.
     Murro señaló como responsable del naufragio del proyecto al Partido Nacional. “Personalmente concurrí a reunirme con el Partido Nacional, además de concurrir a las comisiones correspondientes del Parlamento, para explicar el proyecto de ley. Es más, me reuní con las dos principales corrientes de ese partido. Creíamos que iban a apoyar esto, pero el Partido Nacional decidió no apoyarlo. Ésa es la causa fundamental de que no se haya aprobado, cosa que lamentamos mucho”, expresó Murro.
     El Ministro explicó que aquel proyecto establecía que si había una lista única se omitían las elecciones y que las listas que se presentaran “tenían que ser representativas, nacionales, sociales, y no políticas”. También establecía “una mayor flexibilidad en los padrones electorales para que más gente pudiera votar”.
     Sobre la ausencia de listas en algunos circuitos, Murro negó que hayan ocurrido irregularidades y afirmó que “el reparto” de éstas “es como en cualquier elección nacional, una responsabilidad exclusiva de quienes proponen las listas: organizaciones sociales”. [vecinet]
(*) Datos de Corte Electoral, y diarios La República, La Diaria y El País

 

Otros temas de interés

 
(VIDEO) La campaña desestabilizadora de los grandes medios https://www.youtube.com/watch?v=9w7yeHTVxsM
(UNESCO) "Un solo mundo voces múltiples" (documento al que hace referencia el video)
     El Informe MacBride, también conocido como "Voces Múltiples, Un Solo Mundo", es un documento de la UNESCO publicado en 1980 y redactado por una comisión presidida por el irlandés Seán MacBride, ganador del premio Nobel de la Paz. Su objetivo era analizar los problemas de la comunicación en el mundo y las sociedades modernas, particularmente con relación a la comunicación de masas y a la prensa internacional, y entonces sugerir un nuevo orden comunicacional para resolver estos problemas y promover la paz y el desarrollo humano.
Informe MacBride https://es.wikipedia.org/wiki/Informe_MacBride
Gobierno confirmó dos consejos de ministros abiertos y mensajes de radio y TV para abril
https://www.presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/consejos-ministros-abiertos-murro-cadena-radio-tv
Vázquez encabezará este jueves el comienzo del Diálogo Social - Uruguay hacia el Futuro
https://www.presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/dialogo.-social-primer-foro-murro-vazquez
Más de 250 organizaciones civiles y estatales ya se han inscripto para el Diálogo Social
https://www.presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/250-inscripciones-dialogo-social
Programa Nacional de Voluntariado reúne 2.850 personas y 25 organismos
https://www.presidencia.gub.uy/comunicacion/comunicacionnoticias/voluntariado-matias-rodriguez
Buscando la independencia energética:
Empresa Total comenzará el jueves las perforaciones en mar territorial uruguayo en procura de petróleo
http://www.lr21.com.uy/comunidad/1280249-empresa-total-comienza-perforaciones-mar-territorio-uruguay-petroleo
Uruguay realiza un sorprendente cambio y obtiene casi el 95% de su electricidad de energía limpia
http://www.theguardian.com/environment/2015/dec/11/uruguay-realiza-un-sorprendente-cambio-y-obtiene-casi-el-95-de-su-electricidad-de-energia-limpia
Uruguay se distingue en la cumbre de París por sus avances en la generación de energía que no contamina
http://www.elobservador.com.uy/destaque-uruguayo-energia-limpia-n703535
En 2016 Uruguay será el país del mundo con mayor porcentaje de energía eólica
http://www.elpais.com.uy/economia-y-mercado/uruguay-sera-pais-mundo-mayor.html

 

Las mujeres ¿dónde estaban?

 
22- La marcha(*)
     por María Julia Alcoba Rossano [vecinet]
     Aquí estoy, con una taza de té que me preparé a media tarde. Estoy sola, escuchando música. Seco cuidadosamente la cucharita con la servilleta de papel y como jugando, la hundo en el azucarero. Me entretengo mirando el movimiento que hace el azúcar, tan blanco, tan fino, tan dulce. Pienso. ¿Sabrán las mujeres montevideanas, el sabor amargo que tiene para algunas familias este azúcar?
     El silencio de la casa me permite reencontrar recuerdos de mujeres que conocí hace ya tiempo.
     Cuando las mujeres hablamos de nosotras, a veces decimos: «Nosotras, las amas de casa». Nos referimos a un tipo de mujer, a un tiempo de mujer y nos incluimos. Pero yo sé de otras mujeres, otras amas de casa, otras madres, con otra suerte de vida. No es lo mismo vivir en la ciudad que en el campo. No es lo mismo tener tu salario que depender del salario de tu marido, del clima, de la zafra, o estar sin trabajo por largo tiempo. No es lo mismo tener tu casa que vivir en la tierra del patrón.
     Revolviendo el azúcar en la taza, cierro los ojos y me parece que veo a algunas de aquellas mujeres. Las siento muy cerca, escucho otra vez sus relatos.
     Esto no es un cuento, no puedo decir: «Había una vez...». No, porque estas mujeres existen, están entre nosotras, dispersas en distintos lugares del país. A algunas de ellas las conocí en Bella Unión, Artigas, en 1963, a otras cuando llegaron en la Segunda Marcha a Montevideo con su familia, en 1964. Venían de Bella Unión, frontera con Brasil; el lugar más al norte de nuestro país, lugar de tierras coloradas, de ágatas, de amatistas, las tierras ricas de los ingenios azucareros.
     Como otras mujeres de los sindicatos montevideanos, formé parte del movimiento solidario. Conseguimos comida, abrigo, carpas y un terreno baldío para que se alojaran. Fue lo que pidieron: querían estar todos juntos. Montevideo era muy grande y desconocido para ellos.
     Los cañeros hicieron la marcha a pie, buscando una solución a sus problemas. Llegaron con las manos vacías, igual que allá. No eran nómadas, ni desclasados. Eran obreros agrícolas de nuestro campo.
     Los políticos y la prensa de derecha quisieron hacer circo de la llegada de la marcha.
     La marcha de los cañeros asombró a los obreros de la ciudad: «los peludos» no llegaron solos, trajeron sus familias a correr su misma suerte, como allá. Su familia, sus hijos, eran todas sus pertenencias.
     Las mujeres nos hablaron de otra geografía, de una frondosa vegetación, de un verdor vecino y ajeno, de un río que atardecía con puestas de sol anaranjado, que pintaba con ese color la tierra y la gente. Otro clima donde el verano es el calor y sus consecuencias y el invierno, sin trabajo, es frío y hambre.
     -Se nos venía la hambruna. Por eso nos vinimos a pedir a los políticos la expropiación de tierras, para que se reparta entre las familias desocupadas, para poder trabajar todo el año y no depender solo de la zafra de la caña de azúcar.
     Arrastraron su miseria de norte a sur. Atravesaron el país. Eran unas cuarenta familias. Traían una consigna: «Por la tierra y con Sendic», su compañero. «El que camina adelante», decían, refiriéndose a los carteles con la foto de Sendic que encabezaban la marcha.
     -Raúl Sendic fue el primero que nos explicó qué es un salario, qué es una cooperativa, que hay leyes y que podemos pedir una expropiación de tierras.
     Él, simplemente, les hizo entender que había donde trabajar todo el año, que las máquinas se podían alquilar al principio y que la cosecha se repartiría entre todos, igual que el dinero recaudado.
     -Cerca del pueblo de Bella Unión, hay treinta mil hectáreas que tienen buenas aguas y nadie las trabaja. Están llenas de yuyales, de chilcas.
     -Eso es un egoísmo: no darla para que nosotros la trabajemos.
     -Tienen dueño. Es de una sucesión, de la viuda de Silva y Rosas.
     -Nosotros solo las queremos para trabajar, para comer.
     Los cañeros querían pedir que el gobierno expropiara esas tierras y las administrara, y que el Ministerio de Agricultura se las entregara a ellos para trabajar. Así planteado era muy fácil de entender.
     -¿Verdad? No se pierde nada. Hay que pedirlo en Montevideo, en el Parlamento, allí donde se hacen las leyes. Sí, es posible. Allá vamos.
     No tenían dinero para el pasaje. Hacer la marcha a pie no era un problema, de a poco llegarían, decían.
     -Estamos acostumbrados a caminar.
     -Y aquí vamos.
     -No nos podemos quedar de brazos cruzados, ¿esperando qué? Nuestros hijos tienen hambre ahora -explicaban a los grupos que se acercaban en el camino.
     -No podemos esperar.
     Las mujeres de la marcha contaron que se largaron a caminar, como si fuera una mañana cualquiera. Habían preparado los bolsos, el mate, el termo, la yerba. La bombilla y las galletas criollas fueron lo primero que se acordaron de poner en el paquete de viaje. Distribuyeron el peso, los ataditos, de acuerdo al tamaño de cada hijo. Les resultó fácil porque no tenían mucho. Los pañales, las mamaderas y la ropita, abultaban muy poco.
     Una manta, cruzada a la espalda de cada uno. Abrigo, llevaron todo el que tenían, o el que les prestaron los que fueron a despedirlos al rancho del Sindicato.
     El grupo lo conformaban hombres y mujeres de todas las edades. Los mayores tenían cincuenta o sesenta años, había adolescentes, niños y bebes.
     Nombraron encargada del botiquín a una enfermera del pueblo, Angela Alvarez que, junto a un joven que estaba haciendo el último año de magisterio, decidió acompañarlos.
     Salieron por la carretera con la fresca de la madrugada, antes que asomara el sol. Al poco rato les saludó un rojo amanecer, con cantos de pájaros. Esas eran las últimas imágenes que recordaban de allá, del norte. Esas mujeres iban a vivir como cada día: sin casa, mal vestidas, casi descalzas.
     Colectivizaron los comestibles que al paso del camino manos solidarias les hacían llegar. Amigos, que los acompañaban unos kilómetros y se despedían con abrazos.
     Pintaban los muros: «Expropiación de las treinta mil hectáreas de Silva y Rosas», «Reparto de la tierra a los trabajadores desocupados del Norte». Los muros escritos iban quedando atrás, como testigos de su paso.
     En esa marcha, las mujeres fueron las primeras en colectivizar: el cuidado de los hijos, las mamaderas, los llantos. También compartieron ilusiones y anhelos. Cada una esperaba lograr diferentes cosas de ese sacrificio.
     -Cuando salía la marcha, aquella madrugada, junté los restos de comida que me quedaban. Fideos de distinta clase, un poco de arroz, un poquito de azúcar y lo entregué al paquete común. Pensé que lo que deseaba para todos nosotros era ¡la abundancia!
     -Cuando escuché que había que llevar calzado y ropa cómoda, pensé que no tenía mucho para elegir. Yo deseo eso: no estar toda la vida pelada y ganar para comprar ropa para todos.
     Ana María, de quince años, dijo riendo, que con conocer Montevideo ella ya tendría bastante.
     -Desde que vivo con Don Lema en el Ingenio, ni muebles tengo. Una cama, una mesa de tablón y bancos de tronco que arrastramos del monte.
     Pero ella había visto la casa donde iba a entregar la ropa limpia, había visto que se podía vivir de otra manera.
     -¡Qué cocina tenían! ¡Un lujo! ¡Qué muebles! Todos pintaditos. No sé cómo tendría dentro de la casa, yo entraba solo a la cocina. ¡Y qué cortinas! ¡Preciosas!
     Ella sería muy feliz teniendo cada cosa en su lugar.
     -¡Podés ponerle cortinas a la aripuca!
     ¿Qué es una aripuca? -pregunté.
     Ahora sí se reían todas con ganas Se daban cuenta que las montevideanas sabíamos poco de cómo se vive allá.
     Una aripuca, es un montón de ramas de caña puestas en forma de cono. Los cañeros, y algunas familias, duermen allí durante las largas semanas de trabajo. También los llaman benditos, porque parecen manos en posición de oración.
     Charlando, la rueda se va agrandando. Unas sentadas o en cuclillas otras paradas. Dos de ellas cebando mates. Hablan de su vida y su deseo de vivir mejor. La esperanza asoma a los ojos oscuros y vivaces en las caras de sonrisa fácil. Por esas ilusiones caminaban hacia la Capital. Creían en un proyecto de ley que les permitiera trabajar, tener un hogar fijo, una casa y comida para todo el mes, todo el año.
     En el camino, coreaban consignas, entonaban una canción o hacían silencio por largo rato. Pensativos, caminaban mirándose los pies; cansados, sucios de tierra, lastimados, vendados.
     A veces, camioneros que marchaban en la misma dirección les llevaban las cajas más pesadas por un trecho y si había lugar, se trepaba alguna de las mujeres con los niños y esperaban al grupo unos cuantos quilómetros más adelante. Lo contaban a las risas, como niñas traviesas.
     Cuando estaban muy cansados y el sol caía de plano al medio día, acampaban al costado del camino, si era posible en un lugar con sombra y un arroyo de agua fresca. Un grupo de hombres se ponía a cocinar.
     Las mujeres aprovechaban para bajar al arroyo, a lavarse «por aquí y por allá», lavar la ropa interior de ellas y de los hijos, los pañales, las camisetas de los maridos. Las tendían en las ramas de los árboles. Los árboles quedaban florecidos de calzones de todo tamaño y color, Se quedaban un rato con «las patas» en el agua que corría. Pies con ampollas sangrantes se refrescaban allí. Se probaban las ropas de otras mujeres que se acercaron a darles ropa usada. Allí quedan, recogiendo el lavado, cambiándose de ropa y comentando las cosas que veían y oían de la gente que se acercaba y les preguntaba por el motivo de la marcha. Lavaban a los niños y los mandaban a sentarse con los demás, a esperar la comida que hacían en grandes tachos. Después de comer se estiraban en el suelo a dormir la siesta a la sombra, con la gurisada, cara al cielo mirando las hojas de los árboles.
     Se oía algún llanto de gurí, que extrañaba a la abuela. Los más grandecitos preguntaban cuántos días iban a estar en la Capital, si iban a vivir en una casa.
     En los descansos los niños se agrupaban alrededor del maestro, que organizaba juegos. En una caja de cartón guardaban los lápices de colores, cuadernos, libros de cuentos, crayolas y plastilinas. Dos de los niños mayores se ocupaban repartirlos y recogerlos al final del juego.
     En otra caja de cartón, guardaban los regalos que les daba la gente y que también se vuelven colectivos: autitos con tres ruedas, muñecas rengas, libros de cuentos con alguna página de menos, maravillas que esos niños nunca habían visto, caramelos con papeles lindos que el maestro les pedía que no tiraran porque los aprovechaba para hacer manualidades los días de acampada.
     El círculo de los niños era el más barullento, era imposible hacerles hablar en voz baja.
     Mientras descansaban, antes de empezar la caminata nuevamente, algunas carcajadas recorrían el tendal de trapos y gente desparramada.
     Los sindicalistas de los pueblos a los que iban llegando, salían a las afueras a recibirlos y les buscaban un campo baldío para acampar.
     Allí empezaba todo otra vez; hacer fuego, conseguir agua, víveres, realizar las entrevistas con las radios locales y los sindicatos. A veces se conseguían locales para que durmieran por la noche los niños y las mujeres. Durante el día estaban todos juntos.
     La solidaridad llegaba en ropa, comida, abrazos, apretones de manos, adioses y bienvenidas. En cada lugar se repetían las mismas escenas.
     Cuando dejaron atrás el cañaveral de Artigas fue cambiando el paisaje. Al entrar a Salto el camino fue llenándose de naranjales y limoneros. Cambiaron los colores, los olores, las frutas, los sonidos, había más tránsito de autos y camiones en la carretera. Los niños jugaban a elegir autos y colores, «Este es mío… El que viene allá es mío». Les alcanzaban cajas con naranjas, para el camino.
     Después que cruzaron el río Queguay, apareció Paysandú, tan movido, tan industrial y comercial.
     En el puente los salieron a alcanzar los obreros de Paylana, Paycuero y personal del hospital. Llevaban cajas con comestibles que habían juntado para los días que los cañeros acamparan en Paysandú.
     -La olla sindical -les dijeron- está asegurada.
     En Paysandú el abordaje de los periodistas fue más concreto Algunos que venían en busca de la noticia, terminaban asumiendo un compromiso personal con la causa.
     La enfermera se acercó a los periodistas y pidió medicamentos y que algún médico se acercara al campamento. Lo pidió en voz alta, en grupo, como en un mitin. Ángela ya no era tan tímida.
     La gente de Paysandú fue muy generosa. El hospital brindó toda clase de asistencia, vacunaciones, atendió alguno que otro dolor de muela.
     Aparecieron problemas de salud no previstos. A solas, la enfermera me comentó que la prostitución en los pueblitos fronterizos, muchas veces, es un trabajo casi normal que completa el salario familiar. A veces, la sífilis es la herencia. Es difícil detectarla cuando no hay asistencia médica.
     Después de pasar unos días en Paysandú, continuaron el quehacer diario de avanzar cada día, cuanto más, mejor. Los médicos les habían aconsejado que controlaran la alimentación, que comieran fruta y verdura, controlaran la tensión arterial, que buscaran supervisión médica en los pueblos en que acamparan y que bebieran agua, mucha agua.
     Me gustaba mucho escuchar ese hablar fronterizo, mezcla de palabras portuguesas y castellanas. Tonos dulces y melodiosos, en las bocas desdentadas.
     Explicaban sencillo, a los periodistas, que allá en el norte crece el hambre y crece la rabia, la impotencia de los trabajadores, que hay tierra y no hay trabajo.
     Contaban que la muerte visita a los niños en verano, diarreas, parásitos, mal de ojo.
     -¿Curarlo de mal de ojo? Lo que tiene es hambre -había dicho la curandera-. No me lo traiga doña, es comida lo que le hace falta al gurí.
     Tranquilas, sin saberlo, hablaban de reforma agraria, porque eso de repartir las tierras para trabajar... era lo que quería Artigas, ¿no?
     Ignorantes de política, hablaban de política y se volvían subversivas.
     ¡Y ellas sin saberlo!
     Treinta mil hectáreas verdes, prolíficas, hojas de savia y sangre humana tiñendo el suelo de tierras coloradas. Todo al alcance de la mano, pero tiene dueño. Tierras vírgenes puestas por Dios allí, pero tienen dueño. No las pueden trabajar. La tierra les besa los pies, pidiendo ser fecundada, pero no los dejan.
     Y los niños mueren de hambre.
     De a poco fueron acortando distancia: Fray Bentos, Mercedes, San José.
     Días que pasaban lentamente, cansadas las piernas y el corazón agitado.
     Daban charlas al costado del camino a los grupos que se acercaban, a estudiantes, a obreros, a maestros, a enfermeros a grupos de las parroquias. Hacían conocer otro Uruguay. Los escuchaban en silencio porque esta gente hablaba distinto, tenía propuestas concretas y formas diferentes de hacer sindicalismo.
     En cada lugar recibían una borrachera de bienvenidas, de adioses, sonrisas y lloros de gente que no conocían y que se emocionaba al verlos pasar. Estaban orgullosos, ilusionados, convencidos de que lo que hacían era bueno, era justo. No mendigaban nada, solo explicaban que querían trabajar para vivir dignamente, como se merecían.
     Era tan fácil de entender.
     Los gremios de Montevideo anunciaron su llegada. Mucha gente salió a esperarlos a Plaza Colón. En Belvedere se hizo un acto donde hablaron dirigentes sindicales de Montevideo y cañeros de Artigas.
     En ese otoño gris, húmedo y lluvioso, se instalaron en un terreno baldío en la calle Cuñapirú cerca del Mercado del Abasto y de la fábrica textil Alpargatas.
     Levantaron unas cuantas carpas de lona. El terreno estaba rodeado por un muro como de dos metros de alto. Entraban y salían, atareados todos los días.
     Salían en pequeños grupos a pedir verdura al mercado, para la olla común. Los puesteros colaboraban siempre. Recogían cajones de madera, que servían de asientos, de mesas y para alimentar el fuego.
     Los hombres acarreaban tachos de agua de casas vecinas Los llevaban entre dos, colgados de un palo de escoba que agarraba uno por cada punta y los volcaban en unos tanques más grandes, para todo uso.
     En el ángulo del terreno más alejado, hicieron el pozo para hacer un baño con paredes de tabla y lo techaron con chapas.
     -Todo es provisorio porque, apenas terminen las entrevistas en el Parlamento, nos vamos -decían ilusionados.
     Los estudiantes de magisterio, de asistencia social, de medicina, vendían bonos solidarios, para sostener la propaganda. Se ofrecían modestamente a trabajar en lo que fueran útiles, acompañaban al médico a quien lo necesitara, a hacer documentos de identidad a quien no lo tenía, a sacar el carnet de Salud Pública gratuito para poder atenderse.
     Por las tardes los visitaban algunas obreras textiles, de FUNSA, vecinos, personas aisladas, que se acercaban solidarias al campamento.
     Se mueven mucho, hay un gran ir y venir dentro del campamento. Algunos llevan abrigos grandes sobre los hombros para protegerse de la llovizna que cae desde hace días. El trajinar de tantas personas amasa un gran barrial en el centro de la toldería.
     Están muy ocupados. Salen y entran todo el día por ese agujero en la pared. Se turnan de a dos para hacer guardia en la puerta, tomando mate. Preguntan quién es el que llega, si es una delegación, apuntan en un cuaderno y uno de ellos los acompaña hasta donde está la comisión directiva, reunida alrededor del fuego. El mate circula, manteniendo las manos calientes. Saludos y empieza la reunión con los visitantes. Algunos tienen familiares en Montevideo o amigos que los vienen a visitar.
     Los sindicatos montevideanos debieron tomar cartas en el asunto. Agarraron el tema como a una papa caliente. Se discutía método, estrategia, formas de lucha, no todos están de acuerdo con esa manera de presentarse en Montevideo, así, como una visita no anunciada. Algunos dirigentes se sintieron embretados y tuvieron que dar su opinión El gobierno, por otro lado, no quería sentar el precedente de una expropiación de tierras.
     ¡Y ellas que lo tenían tan claro! ¡Era tan fácil de entender! Pero ellas no sabían de política Están preocupados. Algo va mal. Muchas reuniones.
     En general, son los hombres los que hacen las gestiones en los sindicatos y en el Palacio Legislativo, allí se nombró una Comisión especial para tratar el tema.
     Hay periodistas que buscan a las mujeres y a los niños para fotografiarlos. Quieren mostrar las miserias de pagos alejados de la capital. Buscan esos ojos negro azabache y la mirada misteriosa de los niños de pelo negro y pinchudo, o los ojos almendrados y las caritas de risa fácil. A los niños les gustan las fotos, se despiden pidiéndoles una. No les importa en qué periódico saldrán, ni que dirán. Las mujeres contestan algún reportaje. La prensa da información a medias sobre lo que piden y no siempre publica las verdades que cuentan.
     Los niños son muy cariñosos. Cuando llegás al campamento, se acercan, te rodean, si te conocen, te llaman por el nombre vienen corriendo, se te cuelgan del cuello, como si te estuvieran esperando.
     Las niñas grandes quieren saber que hacemos, donde trabajamos. Nos miran de arriba abajo, la ropa, los zapatos, nos abrazan.
     Yo tenía que ser cuidadosa, visitarlos a todos, o al menos intercambiar saludos. Ellas me veían llegar y me esperaban para charlar.
     Todas las tardes, de alguna carpa, sale ese olor característico de las tortas fritas. Unas amasan la harina con agua y sal, la moldean en las rodillas, y las cocinan en cuclillas frente al fuego. El fuego se arma entre cuatro piedras, apoyada sobre las piedras va una rejilla hecha con alambres cruzados que sostiene una sartén donde hierve la grasa de vaca. El olor de las tortas fritas atrae a muchos amigos que aprontan el mate y se acercan.
     Las cuerdas que atraviesan el baldío en todas direcciones, sostienen un gran tendal de ropa mojada de todos colores y tamaños. Tarda días y días en secarse, cuando al final ya está seco, huele otra vez a humo y a comida.
     Al atardecer empieza a caer el rocío y termina de mojar el piso de tierra, blando y pisoteado, amasado por los pies durante todo el día.
     El rosario de fogones, armados cerca de la puerta de cada carpa, el olor a leña traída del mercado y las risas por algún cuento, mitigaban el frío; lo aliviaban hasta que llegaban el silencio y el sueño. Tres o cuatro compañeros vigilaban durante la noche que todo estuviera bien en el campamento, conversando bajo alrededor del fuego, con una manta sobre los hombros y esperando la vuelta del mate.
     Hay mucho trabajo. Se forman comisiones: de limpieza, de almacenamiento y reparto de comestibles y ropa que llevan vecinos, sindicatos y parroquias.
     Los estudiantes ayudan en la venta de bonos y en las manifestaciones casi diarias, alrededor del Palacio Legislativo. Paran el tránsito, reparten volantes, hechos por ellos mismos a mimeógrafo.
     Los cañeros seguían adelante con su propósito, estaban seguros de conseguirlo. Preparaban entrevistas con distintos círculos sociales: sindicatos, políticos, parlamentarios, y prensa. Se tuvieron que despabilar pronto y solos.
     El movimiento fue creciendo. Mucha gente se incorporaba, sensibilizada con el tema, las parroquias juntaban comestibles y ropa… Era más que un sindicato, pasó a ser un movimiento generador de opiniones y se volvió peligroso.
     Pasadas seis semanas no hay muchas novedades. Colacho llama a asamblea casi diariamente, en el centro de la toldería.
     -¡Asamblea! ¡Asamblea!
     Todos quieren saber qué pasa con las gestiones. ¿En qué está la solicitud de tierras? ¿Qué pasa en la Comisión especial que trata el tema de la expropiación? ¿Quienes son los que se oponen?
     Pero el gobierno está duro, no negocia. Se acabaron las conversaciones
[vecinet]
(*) De su libro "Las mujeres ¿dónde estaban?" Publicación en vecinet autorizada por María Julia.

Leer cuentos anteriores "Las chacras del Norte" http://www.chasque.net/vecinet/noti1099.htm#mujeres

 
Capítulos del libro ya publicados en vecinet
 0- ¿Dónde estaban las mujeres en los momentos de lucha? http://www.chasque.net/vecinet/noti1078.htm#mujeres
16- Jorgelina y Delia en Budapest http://www.chasque.net/vecinet/noti1094.htm#mujeres
 

Vínculos con Gobiernos Departamentales, Municipios y Medios Locales

 

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Desde el 18 de mayo de 1996 – Comunicación alternativa independiente para la participación y la organización popular

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Primer medio uruguayo en Internet de difusión, noticias, información y documentación de temas sociales, vecinales, comunales, cooperativas, etc., de apoyo a las organizaciones y actores sociales, y para los vecinos en general
  - Miembro de la Asociación Mundial de Radios Comunitarias AMARC-URUGUAY
  - Miembro fundador del Foro de Comunicación y Participación Ciudadana del Uruguay

http://comunicaciondemocratica.blogspot.com/p/foro-de-comunicacion-y-participacion.html
  - Seleccionados en 1998 por el Fondo Capital de Montevideo

  - Seleccionados en febrero de 2005 por UNESCO (junto a otras 20 experiencias de distintos países latinoamericanos) como una de las "buenas ideas y mejores prácticas para promover la producción y difusión de contenidos locales en América Latina"

http://www.chasque.net/vecinet/noti683.htm#1  /  http://www.chasque.net/vecinet/noti718.htm

http://www.chasque.net/vecinet/noti716.htm#3  /  http://www.chasque.net/vecinet/noti708.htm#1

http://portal.unesco.org/ci/en/ev.php-URL_ID=18330&URL_DO=DO_TOPIC&URL_SECTION=201.html

http://www.lr21.com.uy/comunidad/185484-vecinet-y-programa-de-tv-ciudad-fueron-premiados-por-la-unesco