BEIJING 
                + 5  Y LA DESCRIMINALIZACIÓN DEL ABORTO EN AMÉRICA LATINA
                Sonia
                Correa
                Entre
                marzo y junio del 2000, el aborto inseguro fue objeto, una vez más,
                de irritados debates en el ámbito de las Naciones Unidas. Esto
                se dio en el contexto de la preparación para el Tercer Período
                Extraordinario de Sesiones de la Asamblea General, conocido como
                "La Mujer en el año 2000: Igualdad, Desarrollo y Paz en el
                Siglo XXI", en el que se hizo el balance de la implementación
                de las recomendaciones de la Plataforma de Acción de Beijing
                (PAM o Beijing + 5). Estas tensiones han sido recurrentes a lo
                largo de la década del 90 y no parece excesivo afirmar que se
                están volviendo más agudas.
                En
                1994, en El Cairo, por primera vez, un documento
                intergubernamental reconoce el aborto inseguro como grave
                problema de salud pública. Ya entonces la negociación del parágrafo
                8.25 del Programa de Acción de El Cairo fue larga y penosa. Lo
                mismo sucedería en Beijing, un año más tarde, cuando se agregó
                al texto producido en El Cairo la recomendación de que los países
                revieran las legislaciones punitivas contra las mujeres que se
                someten a la interrupción del embarazo (parágrafo 106.k).
                En
                junio de 1999, en el proceso de revisión Cairo + 5, los párrafos
                relativos al aborto fueron negociados en la sesión final que se
                prolongó hasta avanzadas horas de la noche. En aquella ocasión,
                una propuesta de texto presentada por Brasil obtuvo el apoyo de
                más de 40 países. El texto finalmente aprobado recomienda el
                entrenamiento de profesionales para atender a las mujeres en las
                circunstancias en que el aborto es legal. No fue posible, a
                pesar de todo, incluir en el documento final la mención a la
                revisión de las leyes punitivas.
                Sectores
                conservadores intentaron romper los consensos de Beijing
                En
                este último ciclo de negociaciones, no se trataba sólo de que
                los contenidos relativos a derechos sexuales y reproductivos
                estuviesen sistemáticamente bajo ataque, como había sucedido
                en El Cairo y en Beijing. En el 2000, las fuerzas conservadoras
                hicieron lo posible (y lo imposible) para impedir la adopción
                de un documento final. En caso de que esto hubiera sucedido,
                esos sectores podrían afirmar que el consenso de 1995 estaba
                roto y las repercusiones políticas de tal resultado serían
                dramáticas en los planos nacionales. Al final del proceso, la
                tensión era tan aguda que el Boureau Político estableció la
                regla de que, cuando no hubiese consenso, se volviese a los
                "textos consagrados", o sea, a los términos de la
                Plataforma de Acción Mundial o de otros documentos acordados
                después de 1995.
                En
                consecuencia, el documento final retoma íntegramente la
                definición del parágrafo 106.k de la Plataforma de Acción de
                Beijing, haciendo mención a la necesidad de rever las leyes
                punitivas en relación al aborto. También recomienda que los países
                implementen las definiciones de Cairo + 5, las que incluyen la
                recomendación de que los profesionales sean entrenados y los
                servicios, equipados. Fueron hechos esfuerzos en el sentido de
                articular las dos definiciones, de forma explícita, en un único
                texto (entrenamiento de profesionales y equipamiento de los
                servicios con la revisión de las leyes). Pero siempre que se
                hacía mención al entrenamiento de profesionales (tal como es
                definido en Cairo + 5) los grupos conservadores exigían la
                inclusión de una cláusula de objeción de conciencia. Vale
                recordar que es enteramente inadecuado tratar el tema de la
                objeción, sea en documentos internacionales o leyes nacionales,
                pues eso debe ser objeto de los códigos de ética profesional.
                A pesar de esta "pérdida", el resultado final
                respecto al aborto inseguro fue muy favorable, especialmente
                cuando se evalúan las condiciones políticas de la negociación.
                Violencia
                sexual y aborto
                
                Las
                recomendaciones en relación a la violencia de género fueron el
                resultado más significativo de Beijing + 5. El documento final
                enfatiza la necesidad de adopción de medidas contra la
                violencia doméstica y sexual, mencionando explícitamente –y
                por primera vez en un texto de las Naciones Unidas- la violación
                marital y los crímenes de honor. El mismo se aplica a la
                cohibición y punición de la violencia de género perpetrada en
                situación de conflicto armado –tal como es definida por el
                Estatuto de Roma del Tribunal Criminal Internacional- o sea,
                estupro y violación sistemática, esclavitud sexual, aborto
                forzado, embarazo y esterilización forzados.
                Estas
                definiciones tienen relevancia en el contexto latinoamericano.
                En la mayoría de las legislaciones nacionales, las causales que
                autorizan el aborto son el estupro, la violación o el incesto.
                Esto significa que es posible articular la prevención y la
                punición de la violencia sexual, inclusive marital, con la
                definición de que, en los casos en que el aborto es legal, éste
                debe ser accesible y seguro.
                De
                la misma forma, la adopción de las definiciones del Estatuto de
                Roma puede y debe promover acciones en las áreas de conflicto
                existentes en la región, en particular, en Colombia. Entre
                tanto, cabe subrayar que el contenido del parágrafo 106.k de la
                Plataforma de Acción Mundial (PAM), repetido ipsis literis
                en el documento final de Beijing + 5, va más allá del
                reconocimiento del aborto inseguro como grave problema de salud
                pública: afirma que las mujeres en situación de aborto deben
                recibir tratamiento adecuado y humanitario y, sobre todo,
                recomienda la revisión de las legislaciones punitivas.
                
                SLAC:
                el liderazgo latinoamericano como bloque negociador
                El
                aspecto más importante a ser resaltado en relación a Beijing +
                5 es, sin duda, el comportamiento y posicionamiento de los países
                latinoamericanos. La mayoría de los países de la región
                tienen legislaciones muy restrictivas en relación al aborto.
                Tanto en Chile como en Colombia no hay ninguna causal legal para
                la interrupción del embarazo. Vale decir que Chile, en 1999, al
                presentar su informe a la Convención Contra Todas las Formas de
                Discriminación Contra la Mujer (CEDAW), fue objeto de una
                observación por parte del Comité, pues el hecho de que las
                mujeres en riesgo de vida no tengan acceso al aborto contradice
                la Convención. En el caso de El Salvador, el Código Penal fue
                reformado en 1996 – o sea, después de El Cairo y de Beijing
                – e incluye la premisa de derecho a la vida desde la concepción.
                Varios países de la región hicieron reservas al 8.25 en El
                Cairo y al 106.k en Beijing.
                Con
                todo, esto no impidió la constitución de un grupo de
                negociaciones que se autodenominó Some Latin-American
                Countries (SLAC) o Algunos Países Latinoamericanos, del
                cual estaban excluídos sólo Nicaragua y Honduras. El SLAC se
                separó del Grupo de los 77 (o G77, bloque político de
                negociación en la ONU, compuesto por más de 130 países en
                desarrollo) en las negociaciones inter-sesionales de mayo,
                asumiendo identidad política propia, exactamente porque no era
                posible llegar a un consenso en el interior de éste en relación
                a varios temas, más especialmente aquéllos relativos a la
                salud y a los derechos reproductivos. Pero este paso tiene
                precedentes que deben ser mencionados.
                Al
                final de las negociaciones de El Cairo + 5, en junio de 1999, un
                grupo de países también había tomado posiciones
                independientes del G77 en relación a la política para jóvenes
                y adolescentes y al aborto. Este "movimiento" contó
                con la participación de un conjunto de países
                latinoamericanos. En febrero, en la VIII Conferencia Regional de
                la Mujer, en Lima, fue aprobado un documento de consenso
                latinoamericano y caribeño en el que se menciona explícitamente
                el término "derechos sexuales y reproductivos". Debe
                decirse, inclusive, que ni siquiera Nicaragua presentó una
                reserva formal en relación al llamado Consenso de Lima, aunque
                se había posicionado contra el término en las negociaciones. O
                sea, en el Prepcom (reunión preparatoria realizada en marzo),
                El Caribe y América Latina se vieron una vez más
                inviabilizados y sin derecho a voz en razón de la regla de
                consenso que regía el funcionamiento del Grupo de los 77.
                A
                partir de su gestación en mayo, el SLAC desempeñaría un papel
                crucial como facilitador de las negociaciones, contribuyendo
                para romper el impasse que se había cristalizado en el Prepcom
                de marzo entre el G77 y demás bloques de negociación (Unión
                Europea y JUSCANZ, éste último compuesto por Japón, Estados
                Unidos, Canadá, Australia, Nueva Zelandia, Noruega,
                Liechtenstein y Suiza), actuando en asociación y colaboración
                con El Caribe y México (éste último no perteneciente al G77).
                Según la economista india Gita Sen, el SLAC constituyó la
                primera expresión de un actor político global que combina una
                agenda de justicia económica y justicia de género.
                El
                posicionamiento de la región en relación al tema del aborto
                A
                lo largo de las negociaciones, los países del SLAC estuvieron
                bajo fuerte presión de El Vaticano. En el caso de Colombia,
                donde la Iglesia Católica desempeña, en este momento, un papel
                central en la mediación de los conflictos entre el gobierno y
                la guerrilla, las presiones fueron brutales. Argentina y Chile
                ni siquiera acompañaron al SLAC respecto a estas cuestiones,
                entre otras razones, porque había representantes de grupos
                pro-vida en sus delegaciones. La delegación argentina tenía,
                inclusive, instrucciones para manifestarse en el mismo tono
                conservador que había adoptado en negociaciones anteriores. A
                pesar de eso, la fuerte presión de las organizaciones de
                mujeres impidió que esto ocurriese.
                En
                lo que respecta más específicamente a los parágrafos
                relacionados al aborto, el margen de maniobra era aún más
                estrecho. Son pocos los países cuyas legislaciones posibilitan
                un posicionamiento más claro y firme (Brasil, Bolivia, Uruguay,
                Paraguay y El Caribe). Mientras tanto, así como en El Cairo + 5
                Brasil había presentado un texto sobre el aborto, en Beijing +
                5 ésta sería una iniciativa mexicana. La adopción del parágrafo
                106.k al final de la negociación fue promovida por el texto
                propuesto por México, cuyo contenido combinaba las definiciones
                de Beijing y de El Cairo + 5. Una vez más, entre las regiones
                en desarrollo, fue América Latina que "empujó" el
                tema en un contexto extremadamente difícil de negociación, en
                lo que sería acompañada por países de otras regiones, como
                India, Ghana y Sudáfrica. Al final del proceso, apenas
                Nicaragua y Honduras mantuvieron sus posiciones regresivas y El
                Salvador hizo una declaración que puede ser considerada
                "blanda", afirmando que la implementación de las
                recomendaciones estaría condicionada a los límites de su Código
                Penal. Este escenario es, sin duda, radicalmente diferente de
                aquél al cual asistimos en 1993-1994 durante las preparaciones
                para El Cairo, cuando apenas Brasil asumiría gradualmente una
                posición más liberal en relación al aborto, mientras la mayoría
                de los demás países continuaba "acompañando" la
                posición de El Vaticano. Por lo tanto, este avance innegable
                supone, enseguida, nuevos desafíos y riesgos.
                Años
                90: el contexto del debate sobre el derecho al aborto en la región
                El
                cambio observado en el posicionamiento de los países del SLAC
                es el resultado de la convergencia entre procesos nacionales y
                globales. En 1991, cuando la Red Latinoamericana y de El Caribe
                de Salud de la Mujer organizó una reunión en Santiago, debatíamos
                si era pertinente luchar abiertamente por la descriminalización
                en los países de la región. En aquel momento, apenas sólo en
                Brasil las organizaciones de mujeres habían adoptado una
                estrategia en que se combinaba la apertura del debate público
                sobre legalización del aborto y la lucha para garantizar el
                acceso al procedimiento en los casos permitidos por la ley. El
                primer servicio de aborto legal había sido implantado en San
                Pablo en 1989 y un proyecto de ley nacional para asegurar el
                acceso en la red pública había sido presentado al Congreso
                Nacional.
                Se
                consideraba, por entonces, que en muchos países no había
                condiciones para abrir un debate público. En Chile, por
                ejemplo, ni con la redemocratización había sido posible
                introducir el tema en los debates legislativos, debido a la
                fuerza de las presiones de la Iglesia sobre los partidos. En
                Colombia, la reforma constitucional tampoco se había
                constituido en espacio para ampliar las causales legales que lo
                autorizan. Las feministas mexicanas vivían dilemas frente a la
                iniciativa de "legalización" del aborto, llevada
                adelante por un gobernador conservador con objetivos demográficos.
                Muchas feministas evaluaban que era prioritario ofrecer
                servicios seguros a las mujeres y que sería imposible enfrentar
                el debate legislativo en la mayoría de los países.
                No
                disponemos de un balance sistemático sobre lo que sucedió
                desde entonces. Sin embargo, parece no haber duda de que, a lo
                largo de la década de los 90, fue construido un discurso público
                sobre el aborto inseguro en América Latina. Contribuyeron para
                ello tanto las investigaciones sobre incidencia, causas y
                consecuencias del aborto, como la investigación regional
                desarrollada por el Alan Guttmacher Institute (1994), los
                estudios de caso financiados por la Organización Mundial de la
                Salud (Brasil, México, Cuba y Colombia) y recientemente
                publicados (Mundigo e Indriso, 1999), además de varios estudios
                nacionales y locales. Pero las estrategias de advocacy
                han sido, posiblemente, el instrumento más importante para
                afirmar un discurso favorable a la descriminalización.
                En
                1995, la Guayana legalizó el aborto. En México y en Bolivia, a
                ejemplo de la experiencia brasileña, han sido diseñadas e
                implementadas estrategias para asegurar el acceso a la
                interrupción del embarazo en los casos en que el aborto es
                legal. En Brasil, existen hoy 17 servicios públicos en
                funcionamiento y el Ministerio de Salud adoptó, en 1999, una
                norma técnica de atención a las mujeres víctimas de violencia
                sexual que contempla la posibilidad de interrupción del
                embarazo. En el contexto de esos esfuerzos, ha sido fundamental
                el diálogo con otros grupos y sectores: parlamentarios, médicos
                y, sobre todo, los medios de comunicación. En el caso
                brasilero, en particular, no habría sido posible bloquear la
                propuesta de enmienda constitucional presentada en 1995 y que
                pretendía incluir la premisa del derecho a la vida desde la
                concepción, si la prensa y la televisión no hubiesen absorbido
                los argumentos desarrollados por las feministas y demás actores
                políticos contrarios a la adopción de la enmienda.
                Simultáneamente,
                las definiciones de El Cairo y Beijing sobre salud y derechos
                reproductivos crearon un ambiente favorable al debate. La
                incorporación de las agendas de esas dos conferencias continúa
                limitada en muchos aspectos, pero sin duda, abre espacio de
                legitimación para el discurso feminista sobre el aborto, pues
                no es posible hablar de salud y derechos reproductivos o de
                mortalidad materna sin tocar el tema. De la misma forma, la
                recomendación internacional de que, en los casos en que es
                legal, el aborto debe ser seguro, también ha sido un argumento
                fundamental para las estrategias nacionales. En este sentido,
                fue absolutamente vital que estas definiciones hayan sido
                mantenidas en Beijing + 5.
                Pos-Beijing
                + 5: legitimidad y crisis
                De
                algún modo, Beijing + 5 encierra un ciclo intenso de legitimación
                y visibilidad del debate sobre aborto inseguro en el plano
                global. A partir de ahora los desdoblamientos y choques se van a
                dar, básicamente, en los planos nacionales, y todo indica que
                serán batallas virulentas. En realidad, esto ya está
                ocurriendo. Por ejemplo, el Congreso norteamericano, que es
                dominado por sectores conservadores, sistemáticamente ha hecho
                esfuerzos para incluir una cláusula de condicionalidad en
                relación a los recursos de cooperación para el desarrollo, que
                apunta a impedir el uso de esos recursos por entidades que
                realicen cualquier actividad relacionada al aborto.
                La
                propuesta no es nueva. Fue originariamente adoptada en 1984,
                durante la Conferencia de Población de México, cuando fue
                excluida toda y cualquier mención en relación a los impactos
                negativos del aborto y la administración Reagan retiró su
                apoyo al Fondo de las Naciones Unidas para Asuntos de Población
                (FNUAP). Aunque en 1993 el gobierno Clinton haya abolido la
                llamada "política americana de México", los
                republicanos han conseguido incluir la misma cláusula en otras
                decisiones sobre recursos de cooperación. En este momento, por
                ejemplo, los financiamientos de la USAID están limitados por
                esta condicionalidad, circunstancia que tiene efectos políticos
                claramente regresivos en el debate sobre el aborto en países de
                la región andina y América Central, que son grandes receptores
                de fondos de esa agencia norteamericana.
                Además
                de esto, en la medida en que los países de América Latina
                vienen asumiendo posiciones progresistas en relación al aborto
                en el plano internacional, también se vuelven blancos
                prioritarios de las estrategias de los grupos antiaborto y de
                las iglesias conservadoras. Para ilustrar cómo los
                enfrentamientos, de hecho, están siendo transferidos de las
                salas de la ONU para la esfera pública y el tejido social de
                cada país, es interesante describir, de forma breve, la
                experiencia reciente de México y de Brasil.
                Aborto
                inseguro: visibilidad en el plano global y duros enfrentamientos
                en los planos nacionales
                En
                México, desde mediados de la década de los 90, se ha ampliado
                la acción de las fuerzas antiaborto en asociación con el
                Partido de Acción Nacional (PAN), partido que acaba de ganar
                las elecciones presidenciales. La premisa de "derecho a la
                vida desde la concepción" fue adoptada por dos estados
                gobernados por el PAN. El hecho más reciente y dramático es el
                episodio Paulina (ver box) ocurrido en la Baja
                California, en que se impidió el acceso al aborto en el caso de
                una niña indígena estuprada y que disponía de autorización
                legal para realizar el procedimiento.
                
                El
                caso Paulina
                Día
                31 de julio de 1999, ciudad de Mexicali, Baja California.
                Paulina, 13 años, dormía en la casa de su hermana. Ambas
                estaban acompañadas únicamente por los hijos de ésta (2 y 5 años),
                cuando un asaltante, visiblemente drogado (se sabe que por heroína),
                invadió la pequeña casa y estupró a la menor delante de la
                hermana y sus hijos.
                En
                esa misma noche, auxiliada por su madre y un hermano mayor,
                presentó denuncia a la agencia del Ministerio Público. El
                violador fue localizado y preso por las autoridades. Paulina y
                su madre fueron atendidas el día 19 de agosto por una médica
                de confianza de la familia, porque la niña se sentía mal y su
                menstruación se había atrasado. La médica informó que
                Paulina estaba embarazada y que tenía derecho de hacerse un
                aborto de acuerdo con la ley. Se ofreció para realizar la
                intervención una vez que fuese otorgada la autorización legal
                para el procedimiento.
                La
                madre de Paulina, el día 13 de setiembre, solicitó la
                realización del aborto a la agencia del Ministerio Público
                especializada en delitos sexuales. La agente del Ministerio,
                Norma Alicia Velázquez Carmona, autorizó la realización del
                aborto, enviando oficio al Director de Salud del Estado y al
                Director del Hospital General de la Ciudad de Mexicali. Este
                oficio no fue entregado a la madre de Paulina, María Elena
                Jacinto, bajo la alegación de que el mismo sería enviado
                directamente a las autoridades de salud, únicas autorizadas
                para la práctica del aborto en el estado. Esa última información
                era falsa, pues en caso de estupro, el Código Penal mexicano
                establece que la práctica del aborto no es exclusividad de las
                instituciones públicas de salud.
                Las
                autoridades de salud no respondieron a la solicitud para el
                cumplimiento de la interrupción del embarazo hasta el día 1°
                de octubre, cuando Paulina fue internada en un hospital de la
                ciudad. Después de siete días de internación, y con gastos de
                la familia para pagar los exámenes pedidos por el hospital, la
                niña tuvo el alta sin que hubiese sido hecha la interrupción
                del embarazo y sin mayores explicaciones.
                Paulina,
                su madre y el hermano continuaron insistiendo con el Ministerio
                Público y el hospital, sin conseguir que fuese cumplida la ley.
                Al mismo tiempo, las autoridades responsables circulaban oficios
                para evadir su responsabilidad. La situación se prolongó
                mientras la gravidez de Paulina avanzaba. A mediados de octubre,
                Paulina volvió a ser internada en el Hospital General, por tres
                días. Estando sola en su cuarto, se presentaron dos mujeres
                como trabajadoras del Sistema Nacional de Desarrollo Integral de
                la Familia (DIF-Gobierno), pero en verdad eran las dirigentes de
                grupos pro-vida Mayra Topete y Marcela Vaquera. Estas mujeres
                exhibieron a Paulina el video "El Grito Silencioso" e
                imágenes subliminales donde aparecía Jesucristo, con el
                objetivo de hacer que la niña desistiera del aborto. Intentaron
                persuadir también a la madre de Paulina pero no obtuvieron éxito,
                pues ella era consciente de que su hija era aún muy joven para
                ser madre y también por el hecho de que la ley las protegía.
                Madre
                e hija recurrieron al Procurador de Justicia del Estado, Juan
                Manuel Salazar Pimentel, para que acelerase y autorizase la
                interrupción del embarazo. Pero, en lugar de hacer cumplir la
                ley, él trató de convencer a la menor y a la familia de no
                interrumpir el embarazo llevándolas en su auto, con su guardia
                personal, hasta una iglesia, donde las presentó a un sacerdote
                que desaprobó la intención de las dos mujeres y las previno de
                que podían ser excomulgadas.
                Cabe
                observar que el Procurador del Estado de la Baja California es
                concuñado del Gobernador Alejandro González Alcocer, del PAN;
                quiere decir que ambos pertenecen a la corriente política más
                conservadora del país que, juntamente con Vicente Fox, ganó
                las últimas elecciones presidenciales de México. El portavoz
                de la Procuraduría del Estado en la Baja California, Luisa Sofía
                Buerba, afirmó que "la Procuraduría no promueve la
                cultura de la muerte".
                El
                día 13 de octubre de 1999, aproximadamente a las 20:30 hs.,
                Paulina fue nuevamente internada para someterse a la intervención.
                Entre tanto, el Dr. Ismael Avila Iñíguez, Director del
                Hospital Civil, se reunió con su madre en una sala privada y
                diseñó para ella la figura de un útero. Enseguida explicó
                que la práctica del aborto podría ocasionar complicaciones y
                Paulina podría quedar estéril o hasta perder la vida debido a
                hemorragias, y ella, como madre, sería la responsable. La madre
                de Paulina respondió: "Ojalá que los señores nunca pasen
                por esto; y si querían meterme miedo, ya lo consiguieron. Yo no
                quiero que mi hija muera. Los señores deberían haber explicado
                eso desde el comienzo y así no habríamos sufrido tanto con
                tantas vueltas, ni haber gastado dinero".
                Sólo
                fue posible conocer esta historia porque el periodista Javier
                Mejía estaba en el Hospital para un reportaje y supo del caso.
                El publicó una nota sobre la situación de Paulina y su familia
                en la edición del día siguiente del diario en que trabajaba.
                El día 25 de octubre denunciaron este caso como un caso de
                violación de los derechos humanos ante la Procuraduría de
                Derechos Humanos y Protección Ciudadana del Estado de la Baja
                California.
                El
                día 3 de marzo esa Procuraduría emitió la recomendación
                2/2000 sobre el caso de la menor, solicitando la indemnización
                a las víctimas, un fideicomiso por parte del Gobierno del
                Estado y procedimiento administrativo penal y/o administrativo
                para los funcionarios implicados. El Gobernador Alejandro González
                Alcocer no admitió la recomendación, declarando que la misma
                no era procedente porque todos actuaron de acuerdo con la ley,
                ya que la autorización había sido dada y la madre había
                desistido del aborto. Hace un mes, debido a la presión y a la
                proximidad del proceso electoral, el gobernador mandó llamar a
                Paulina y a su madre y les ofreció 20.000 pesos (US$ 2.000),
                pero la familia rechazó el dinero y ahora espera el
                cumplimiento de la recomendación de la PDH.
                Contribución
                de Maricarmen Rioseco, Grupo Feminista Alaide Foppa A.C.,
                Mexicali, México.
                En
                el caso brasileño, el "nuevo clima político" fue
                inaugurado con la visita del Papa en 1997. Desde entonces, creció
                el número de organizaciones pro-vida. En por lo menos tres
                oportunidades, esos grupos realizaron operaciones para impedir
                la realización del aborto en casos de estupro o malformación
                fetal. Un breve análisis de los artículos sobre aborto
                publicados por los cuatro mayores diarios brasileños, entre
                enero y abril del 2000, muestra que la tónica actual es
                judicial o policial, a diferencia de lo que sucedía en 1995 y
                1996, cuando se privilegiaba la perspectiva de los derechos. Los
                artículos hablan de una clínica de aborto cerrada en Río de
                Janeiro, de la incautación de un contrabando de Cytotec y de la
                acción de un grupo antiaborto para impedir un procedimiento.
                Finalmente, vale recodar que se encuentra en curso, en este
                momento, una campaña pública orquestada por sectores
                conservadores de la Iglesia Católica para la suspensión de la
                norma técnica del Sistema Unico de Salud, que orienta a los
                profesionales y gestores locales con relación a la atención de
                mujeres víctimas de violencia sexual, en el proceso de
                implantación de servicios de aborto en los casos permitidos por
                ley.
                Desafíos
                y tareas pos-Beijing + 5
                Las
                nuevas circunstancias políticas que rodean el debate sobre
                legalización y acceso al aborto en América Latina no deben
                sorprender. Ellas informan que fue superada la barrera del
                silencio, en una señal inequívoca de que las estrategias
                adoptadas a lo largo de la década han sido efectivas. Pero
                también sugieren que la existencia de un consenso discursivo
                sobre el aborto inseguro en el plano global fue un instrumento
                fundamental en el proceso de construcción de un discurso público
                sobre la cuestión. Entre tanto, en esta nueva etapa, las
                premisas y recomendaciones internacionales serán insuficientes,
                pues precisamos más que palabras. Es crucial y urgente promover
                acciones en niveles muy diferenciados: en el parlamento, en el
                ámbito de las políticas, en los medios y, sobre todo, en la
                sociedad. Es preciso documentar casos como el de Paulina, que
                comienzan a proliferar en todos los países. Es preciso estar
                cerca de las mujeres que han sido sometidas a esas formas de
                coerción cuando ejercen su derecho a decidir. Es preciso
                mantener una red de información permanente y ágil para conocer
                y diseminar informaciones sobre el estado del debate en cada país.
                Es preciso, sobre todo, repensar nuestras estrategias respecto a
                cómo ganar corazones y mentes para el sentido fundamental de
                justicia y de libertad que está implícito en la demanda por la
                descriminalización del aborto.
                Ojo
                El
                resultado final respecto al aborto inseguro fue muy favorable,
                especialmente cuando se evalúan las condiciones políticas de
                la negociación
                El
                SLAC constituye la primer expresión de un actor político
                global que combina una agenda de justicia económica y justicia
                de género
                Las
                definiciones de El Cairo y Beijing sobre salud y derechos
                reproductivos abren espacio de legitimación para el discurso
                feminista sobre el aborto
                Las
                premisas y recomendaciones internacionales serán insuficientes,
                pues precisamos más que palabras.