Fue el amanecer del tercer día que comenzaron a circular rumores extraños y desconcertantes.¿Dónde estaba su cadáver?
Jesús resucitó.
Venció  a la muerte.
A sus amigos les cuesta aceptar este hecho. Temen que sea un sueño.

   

Tomás se muestra incrédulo ante el testimonio
 de sus compañeros.
"Si no toco las llagas de sus manos y no
pongo mi mano en su costado no creeré".

Cuando luego ve a Jesús, vencido por la evidencia
exclama : "Señor mío y Dios mío" (Juan 20, 28).
Todos los que rodeaban a Jesús, su Madre, las
mujeres, los Apóstoles y discípulos, lo vieron y se
llenaron de una gran alegría.

   
   
   
   

María se había quedado afuera,
 llorando junto al sepulcro 
y vio a dos ángeles vestidos de blanco
sentados uno a la cabecera y otro a los pies 
del lugar donde había sido puesto
 el cuerpo de Jesús
Ellos le dijeron: "Mujer, ¿por qué lloras?".
 María respondió : "Porque se han llevado a mi Señor y no sé dónde lo han puesto". 
Al decir esto se dio vuelta y vio a Jesús, que estaba allí, pero no lo reconoció. 
Jesús le preguntó: "Mujer, ¿por qué lloras?
 ¿A quién buscas?".

   

Ella pensando que era el cuidador de la huerta
le respondió : "Señor, si tú lo has llevado, dime
dónde lo has puesto y yo iré a buscarlo".
Jesús le dijo: "¡"María!". 
Ella lo reconoció y le dijo en hebreo :
"¡Raboni!", es decir, "¡Maestro!".

Jesús le dijo: "No me retengas, porque todavía no he
subido al Padre.Vé a decir a mis hermanos: 
"Subo a mi Padre, el Padre de ustedes; a mi Dios, 
el Dios de ustedes".
María Magdalena fue a anunciar a los discípulos que 
había visto al Señor y que El le había dicho esas palabras.

 
 
 
 

Jesús Resucitado es el hombre perfecto.
Jesús Resucitado, con cuerpo y alma:
 verdadero  hombre.
Jesús Resucitado, verdadero Dios.
Con Jesús, el hombre llega a la fuente misma
 de la vida y del amor.
Jesús Resucitado es el primero.
 Luego María, su Madre, y después nosotros que estamos llamadosa participar de esa vida tan perfecta, que no hay imaginación capaz de soñarla.
Es la nueva humanidad.

¡Oh noche más clara que el día,
más luminosa que el sol,
más blanca que la nieve!
¡Oh noche de Pascua tan esperada!
¡Noche en la que Jesús Resucitado
nos abre las puertas de la casa del Padre!
Noche de Pascua tan esperada!

 

 
 

El trabajo, la rutina, la lucha por el techo, por el pan,
por la educación de los hijos.
El afán por crear una sociedad más solidaria :
sindicatos, partidos políticos...
La vida de todos los días:el amor sencillo,
 la alegría del niño que nace
.La historia de nuestras vidas lleva en sí
una esperanza inconmovible:
la presencia de Jesús Resucitado Su presencia nos impulsa a caminar hacia la plenitud.

 Pero nada se hace de modo mágico.
Todo exige esfuerzo, el empeño de nuestra
inteligencia, de nuestra voluntad y de
nuestras manos.
La plenitud y la felicidad del hombre y de la humanidad son también fruto de nuestro trabajo.

"Dios que te creó sin ti
no te salvará sin ti"
(San Agustín).