autogestión vecinal

JORNADAS DEVELAR AMERICA

Religación de los sentidos de la historia
Nuevas narrativas sobre
los Charrúas Artiguistas

Por Rodolfo Porley ©

INTRODUCCION

             Expondré  algunas   visiones revisionistas de la  historia y  prehistoria  uruguaya. Además de articularlas, sumé mi cuota- parte  bajo la inspiración de un pensamiento de la complejidad propuesto por Edgar Morin. Multipliqué su carga irreverente frente a  las disciplinas específicas. Carácter que se sugiere  en el perfil de su docena de autores: los escritores Carlos Maggi y Tomás De Mattos; el dramaturgo Alberto Restuccia; la plástica Nibya Romero; el geógrafo Danilo Antón; el docente Gonzalo Abella, el zoólogo Carlos Prigioni; otros cuatro comunicadores multimedios, Miguel Pereira, Rodolfo Rodríguez Barboza, Sergio Sánchez, Nelson Caula. Y con la única excepción del joven historiador Oscar Montaño. 

            Estos trabajos han despertado coincidencias, polémicas, entusiasmos, silencios, hasta una intolerancia académica sin precedentes en Uruguay. Felizmente estimularon nuevas investigaciones.

             Fueron procesados en coincidencia paralela desde el comienzo de esta década, aunque dos de ellos son de 1985. (Restuccia y Romero) 

            Permanecían inconexos e invisibles para el gran público, hasta la articulación independiente que vengo desplegando en forma de  anexos al diario La República de Montevideo. En cierta forma equivale a un desafío y una superación autocrítica de múltiples carencias en el trabajo de la comunicación habitual. Los periodistas debemos transformar completamente las convenciones y hábitos profesionales abriéndonos a la revolución técnico-científica y a los  mundos que se atesoran en cada poblado y en cada ser que los habita, Mas que nunca tenemos y podemos ser nexos articuladores de múltiples universos, historias y sentidos que se han venido visualizando en estas ultimas décadas y que nos demanda un pensamiento de la complejidad.

             Incorporé el  hallazgo personal  de dos grandes áreas arqueológicas. Una en las serranías del Departamento de Lavalleja, con la novedad de estructuras conoidales líticas  de hasta tres metros de altura, de función desconocida. El Lic. Mario Sánchez Proaño en su exposición de apertura de estas Jornadas incorporó una serie de nociones guías sobre  la visión del espacio-tiempo en la vivienda, hábitos y expresión plástica indígena andina  que, como veremos mas adelante,  puede ser muy fecundas para   la investigación que recién comienza en Uruguay.

            La segunda gran área descubierta, al sur del Departamento de Durazno, con diez bloques graníticos en lo que sería un  cofre megalítico y  a mil quinientos metros  un dolmen de tipo muy poco frecuente. A estar por  símiles en Colombia, Venezuela, Península Ibérica y la Bretaña francesa, estarían vinculados a usos funerarios y su antigüedad es claramente precolombina. Similares célticas datan de 7 mil años.

            En esta misma área en el centro de Uruguay, asimismo, documenté hallazgo de paneles granítico con pictografías, entre las cuales el mayor mural pictográfico localizado en Uruguay, durante  un siglo y cuarto de registros formales. Las exudaciones sobre la roca habrían sido la película protectora que las perpetuaron  dos mil, cuatro, mil. Quizá seis mil o más años, según una serie de referentes para la incipiente investigación.

             Además de estos dos grandes sectores en el Este y en el Centro del país que eran totalmente desconocidos, registré y en otros casos también descubrí otras construcciones de piedras en cerros de Rocha, Lavalleja, Treinta y Tres, Paysandú y Salto, Este y Noroeste de Uruguay.

             En conjunto registré o referencié construcciones megalíticas tipo dólmenes, cromlech, cairns, conos de hasta tres metros, grupos semiesferoides no mayores al  metro y medio de altura y formaciones de cercos circulares cerrados (anillos) de dos  a siete metros de diámetro con 20 a 80 cm de alto.

              Estas ultimas son el tipo de construcciones pétreas indígenas que eran mas conocidas por el invasor europeo y sus descendientes criollos. Persisten por centenares en cumbres de cerros y algunos valles en todo el país, aunque muchos han sido removidos, destruidos o desfigurados.

              Referidas en cartografía jesuíticas  hace 250 años, fueron objetos de especulaciones prejuiciosas.

Motivaron luego las  pioneras investigaciones de índole arqueológica encaradas a fines del siglo pasado. Para el caso de las semiesferas analizó similitudes con usos pétreos documentados en la Patagonia   vinculados a la funebria indígena.

            En 1983 se realizó una enumeración parcial. En esa oportunidad se  escribieron unas pocas líneas sobre  la necesidad de un relevamiento e investigación propiamente  arqueológica y sistemática,  que seguimos esperando desde hace 15 años. A mas de un siglo de registros formalizados, la ausencia de investigación propiamente arqueológica profesional ha impedido siquiera confirmar o desechar si  tuvieron relación con las ideas sobre la vida y la muerte en las culturas aborígenes en Uruguay

             Las primeras  referencias de  hace mas de dos siglos quedaron en mapas de misioneros. El Padre Marimón las  vinculó a prácticas indígenas que reputó diabólicas en 1750. Desde entonces se ha tratado de  silenciar su existencia,  desfigurarlas,   implantarles cruces.

             Todavía hasta hace pocos años se rechazaba que charrúas, guenoas, minuanes y otras etnias aborígenes  coligadas hubieran desarrollado concepciones y prácticas espirituales a cielos abiertos, desde una serie de amables cerros rodeados de praderas igualmente acogedoras.

             Ahora se admite genéricamente,  sin encarar propiamente su estudio, que nuestros charrúas  tenían   prácticas de índole chamánicas tan  comunes en los indoamericanos, como en otros continentes, con raíces de hasta 50 mil años y  con fuertes tradiciones  presentes. Aspectos sobre los que abundé en mi producción, partiendo de los relevamientos pétreos y de antecedentes escritos relacionables y comparables, adosados de una reconstrucción o religación de sentidos.

            En mis publicaciones  se puso en evidencia  que  en  un siglo de registros formales aficionados, o emprendidos por  especialistas no profesionales,  no se había  realizado investigación arqueológica sistematizada, como tampoco se ha hecho  en los  22 años de formalización universitaria, sobre las construcciones megalíticas que se sabían  en 25 cerros individualizados.

            Fomulé  interrogantes, demandas y cuestionamientos,  sobre ésta  y otras omisiones.

            A nuestro juicio, tal  panorama de carencia y silencios, sobre este específico tipo de  rastros líticos (no así sobre  otras líneas de interés) dificultó ver la diversidad y riqueza cultural que podría detectarse en la prehistoria y etnohistoira uruguaya.

             De esta forma se han desalentado investigaciones, no sólo de antecedentes más o menos remotos,   sino de  los propios hechos históricos. Fue hace poco mas de siglo y medio que se operó el exterminio estatal de la  macro etnia charrúa, es decir, el genocidio de aquellos  pueblos coligados  que  se habían  universalizados admirablemente íntegros al difundirse su resistencia de tres siglos. ¿Que interés podría despertar una negada o devaluada cultura de “un puñado de indios oscos, malolientes e incivilizables?” En 1911 un calificado inspector general de enseñanza primaria, Orestes Araujo, insistía en  la “notoria inferioridad mental de los indios charrúas” negándoles haber tenido  nada que ver con es más tosco de esos arreglos pétreos y proclamando que indio bueno solo es el indio muerto.

            Con general sorpresa, para todos  -lo que me incluye- recién  con estos enfoques revisionistas los uruguayos empezamos a comprender que nuestros indígenas, casi desconocidos  sencillamente  por inexistentes e insignificantes, y hasta molestos en un recuerdo tan esmirriado como alicaído,  formaron  parte de las fuentes culturales nutricias nada menos que del prócer de la nacionalidad uruguaya José Artigas.  Con lo que resultan ser un componente sustancial  de la idiosincrasia e identidades presentes

            Movidos  por un estremecimiento, un sacudón tan intelectual como afectivo, comenzamos  abrirnos a  evidencias de que los charrúas de tiempo histórico  no solamente confirieron capacidad militar esencial al artiguismo, sino que resulta mucho más profundo y persistente el  manido mito de la “garra charrúa”, justo cuando se venia proclamando en posmoderna extinción.

             Empezamos a redescubrir sentidos en referencias etnohistóricas tan documentadas, como por ejemplo  los apuntes del General Antonio Díaz, enlace de Rondeau con Artigas, a raíz de sus contactos en 1812 en la toldería-campamento de cuerpo  charrúa del ejercito artiguista en operaciones. Nos describió que antes de marchar a hacer la guerra,  se cantaba con participación de las mujeres en una línea paralela a los jinetes, quizá también con movimientos danzantes.

            . Como sabemos  mejor ahora, en las culturas arcaicas todo estaba precedido de cánticos, de ritos, como deducimos sé hacia en relación con el arte de las grutas prehistórica magdagaliense y su extraordinaria precisión utilizando incluso los relieves naturales  de las paredes pétreas  para conseguir el relieve de la imagen. Con lo que hemos empezado a revalorizar los roles del pensamiento simbólico-

mágico, en el sentido de que su camino frente al pensamiento empìrico-técnico no ha sido de separación, disyunción, como se había enfatizado,  sino de  interacción permanente.

            Ya desde sus inicios, aquel arte de la reproducción exacta, como  el arte de la guerra (en donde la exactitud y eficacia eran imprescindibles  en lances tan reales como  los de la vida y la muerte) era un arte

que  estaba preso por ese algo mítico, imaginario o mágico, cuya permanencia vemos  indisoluble a la aventura humana.

            El propio  lenguaje típico de comunicación, de información humana, fue captado muy rápidamente por los cuentos, las fábulas y muchos después por las novelas, el cine, la televisión. Ahora recapitulamos sobre   paradigma conceptual que matizan nuestra comprensión y  venimos reelaborando la comprensión del juego de la subjetividad, del hombre y su conciencia. Se abre paso otra comprensión de lo real y lo imaginario, complejizamos la noción del conocimiento percibido. Y por este camino hemos llegado a revisar  el rol de los mitos en la humanidad.

             Quizá una de las razones de tan llamativas omisiones en el estudio del pasado uruguayo  haya sido que varias de las construcciones y anillos pétreos, que acabamos de  recapitular y en parte descubrir, se encuentran en la misma zona del ultimo refugio de los charrúas y en los mismos sitios donde fueron embaucados y masacrados por las tropas regulares.  Conviene tener presente que aquel primer Ejercito uruguayo en operaciones que fue secretamente asistido por un contingente argentino encabezado por  General Lavalle, luego que asesinara a Dorrego. Como también  un numeroso escuadrón de brasileños.

            Lo que nos ha resultado  difícil de comprender y admitir  es que estos  hechos más recientes tampoco hayan  motivado una expresa línea docente de investigación histórica o etnohistorica,. Este cuadro  se da en una universidad uruguaya que ha sido notoriamente independiente a lo largo de su historia, al punto que ha tenido que pagar un alto tributo, todavía no resarcido, al haberse  perfilado contestataria  frente a las grandes injusticias y desbordes de poder y constituir un resguardo y fuente nutricia de la conciencia democrática y la vigencia de los DD. HH.             

            Obligados a la opción extra-académica, recién  hemos comenzado analizar, recapitular y  desplegar en toda su dimensión ante la opinión pública el genocidio de los charrúas artiguistas en 1831. Estimo que aproximamos  el momento en que los especialistas se involucrarán  ya sin reservas  en las tareas pendientes.

            Sería altamente conveniente que pudiéramos contar con sensibilidades y aperturas profesionales similares a las vertidas en estas Jornadas por la antropóloga Lic. Lidia Schärer.

(En forma abreviada este texto, acompañado de proyección de diapositivas y transparencias, fue presentado al cierre de las “JORNADAS DEVELAR AMÉRICA a tres décadas de “Argentina Indígena y Prehistoria Americana”, Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, 20-21 de agosto de l998, organizado por el Departamento de Investigaciones Históricas y la Fundación Ibarra Grasso)
Edición Internet: Guillermo Font

I N D I C E
 1- Introducción  2- Caracterización  3- Parámetros conceptuales  4 -Encuadre
 5- (...) Ciencia con la gente  6- Morin y otros del CNRS  7 - Novedad y sorpresa  8 - Nuevos sentidos del (...)
 9 - Mérito argentino 10- Clave Ibarra Grasso 11- Historia para varios (...) 12- Laberinto de Salsipuedes
13- Sucesivas olas (...) 14- Dispersión de fuentes (...) 15- Año 1831 16- Hoy persiste el temor
17- (...) en la Patria Gaucha 18- Numerosos y coaligados 19- Conocían la agricultura 20- 23mil destruyeron BsAs
21- Masacraron el 2% (...) 22- Irrupción de C. Maggi 23- Audacia para romper (...) 24- Aventúrese a su medida
25- Laberinto deGualeguay 26- Liberar la imaginación 27- Releer como C. Maggi 28- ¿(...) flecheros invictos?
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© autogestión vecinal (http://www.chasque.apc.org/guifont) Montevideo/URUGUAY
Edición Internet 1998: Guillermo Font


Guillermo Font - ELECTRICISTA
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