autogestión vecinal

JORNADAS DEVELAR AMERICA

Religación de los sentidos de la historia
Nuevas narrativas sobre
los Charrúas Artiguistas

Por Rodolfo Porley ©

3 - Parámetros conceptuales

            Quiero dejar mi reconocimiento de por lo menos  cinco  vertientes de vuestra rica vida cultural , que he recogido aquí en  Buenos Aires en estos últimos años y que repasaré a lo largo de esta exposición.

             La producción que reseño se  inspira en nuevas corrientes que postulan  encarar la historia entroncada  con la antropología.  Se pretende que ambas se vuelvan mucho más multidimensionales: articular  lo biológico, lo sociológico, lo histórico, lo psicológico. Se entiende que  esta empresa implica algo mucho más difícil como es la reorganización del conocimiento, recrear el modelo global de pensamiento humano.

            Se trata  del conocido reto de no quedarse en el pedazo de vasija sin incluir al hombre que la armó, desafío que no podemos decir que hayamos siquiera empezado a encarar. Lo cual no significa menospreciar el enorme registro de fósiles arqueológicos. Sin tal  base  sería imposible cualquier reconceptuación y reorientación. Tampoco desconocemos  la multiplicación de inquietudes e indagaciones de los noveles arqueólogos uruguayos en  esta ultima década. , en lo que se destaca la investigación de los Cerritos del Este e inquietudes críticas y renovadoras, todavía  exclusivamente en el marco de abstracciones y modelados actualizados en las metrópolis de siempre.

            En un plano mas  general, me afilio a la corriente que  busca utilizar mejor ese principal instrumento humano que es la razón,  a condición de que la liberemos de las soberbias que la llevan a no reconocer  sus límites. Enmascarados, tales límites  impiden    a la propia razón superarlos. Se deriva a   una racionalización que corre el riesgo de sofocar la razón misma, una especie de  delirio lógico,   en definitiva un  irracionalismo inconsciente, lo  que a mi juicio dejaron demasiado  flancos para que en nuestra materia se colaran viejos y nuevos misticismos, como el atlantismo o los OVNIS.

            Manejo  una apuesta a la inteligibilidad, a la capacidad  de conocer mas y mejor. Tengo la esperanza  de contribuir a cerrar las brechas por donde se  filtra vieja y nueva irracionalidad, mientras perviven prejuicios etnocéntricos o racistas y aun tenemos congresos internacionales neonazistas encubiertos.

            La biología evolutiva, la termodinámica de los procesos irreversibles, la dinámica del caos y de los sistemas inestables nos han conducido en estos años  a reinterpretar la noción misma de ley natural. Las leyes han dejado de conceptuarse como necesidades predeterminadas y atemporales, sino como vínculos.

 Nexos que son al mismo tiempo limites de lo posible y condiciones de las posibilidades. No se imponen sencillamente desde el exterior sobre una realidad, sino que participan en la construcción de una estructura integrada. Y, cuando se da la ocasión, determinan un abanico de consecuencias nueva e imprevisibles se ha enfatizado reiteradamente desde Buenos Aires.

            Edgar Morin y el Premio Nobel de Química Yllia Prigogine coincidieron  en 1993 al intervenir en Buenos Aires en el Encuentro Interdisciplinario Internacional “Nuevos Paradigmas, Cultura y Subjetividad”, organizado por la Fundación INTERFAS. La figura de Prigogine jugó un papel relevante en ese evento bonaerense, introduciendo intencionalmente un mensaje de optimismo, cuando dijo: “Tengo la convicción de que estamos próximos a una descripción más aceptable de la realidad, que eluda la alienación e incluya la esperanza en el futuro”, Junto a Morin ha propuesto el metaconcepto de  diálogo  con la naturaleza, no un monólogo que podríamos proseguir a nuestro arbitrio.

            Nos sentimos estimulados a  retomar  y ampliar el sentido y la capacidad de percepción y  de orientación de nuestros  aborígenes a través de nuevas formas del pensamiento que hagan realmente posible la percepción de la naturaleza como una telaraña dinámica y cambiante, no como una pirámide mecánica y jerárquica, fija de antes y para siempre.  Incorporar la noción del tiempo, que había sido excluida.  Ya no podemos seguir hablando de “leyes universales extrahistóricas”, tenemos que añadir lo temporal y lo local.

              No se trata de tirar lo anterior por la borda ni recaer en el vitalismo o el mecanicismo, comentaba Prigogine.  Se plantea combinar la necesidad de precisión matemática (característica del pensamiento occidental con indudables raíces en la cultura europea del siglo XVI) con un enfoque más global y holítistico, que se aproxime a las tradiciones orientales, indicaba el Premio Nobel y a nuestras culturas amerindias, agregamos nosotros.  Tampoco se trata de persistentes intentos reducidores realizados por algunos científicos (como Heinz Pagels  y otros).

             No es tampoco retomar la visión aristotélica en el sentido de que  la clara conexión del hombre con la naturaleza, sabiamente percibida de antaño, implicaba una causa final o esencia que respondía a un propósito, a una finalidad, a un plan.

             He comentado que hoy  es habitual escuchar, en gente sensible que buscar reorientarse

correctamente, como un  machacón  lugar común “que nada sucede por casualidad, algo o alguien lo quiso”.  Esto es concebir un Universo autómata, estúpido, desencantado, como dice Prigogine, totalmente previsible, sin posibilidad de novedad.

            La racionalidad ya no puede seguir siendo identificada con la “certeza” ni tampoco la probabilidad con la ignorancia, manifestaba. El hombre aparece como una realización sorprendente de las leyes básicas

de la naturaleza, expresadas por la inestabilidad, el azar y la irreversibilibad.

            Para Yllia Prigogine la naturaleza no está construida jerárquicamente  de abajo para arriba.  Esta conformada mediante realimentación en todos los niveles.  Así, la descripción científica de la naturaleza “no supone una modalidad fundamental de descripción; cada nivel está implícito en otro e implica otro.  Necesitamos una multiplicidad de niveles interconectados, ninguno de los cuales puede aspirar a preeminencia. ”

            Alude claramente a la creatividad de la naturaleza.  Cada nivel de organización produce algo fundamentalmente nuevo.  algo que no está presente en los elementos constitutivos o “partes” del nivel anterior.

             Como ninguna ley ni “parte” del universo es mas fundamental que otra, Prigogine y Morin  proponen que la ciencia, en vez de proceder lineal y jerárquicamente, debe tratar de ordenar y describir la red de leyes y procesos que unen todos los  niveles.  Hay que encarar la naturaleza como una telaraña dinámica y cambiante, n o como una pirámide mecánica y jerárquica.  (

            No hay fronteras entre la paranoia, la racionalización y la racionalidad, advirtió por su parte Edgar Morin, quien entiende inevitable que debamos  prestar atención sin cesar. ” Los filósofos del siglo XVIII tenían, en nombre de la razón, una visión muy poco racional acerca de lo que eran los mitos y la religión.  Creían que la religión y los dioses habían sido inventados por los clérigos para burlar a la gente.  No se daban cuenta de la profundidad y de la realidad de la fuerza religiosa y mitológica del ser humano.  Por lo mismo se había deslizado hacia la racionalización, es decir, hacia la explicación simplista de aquello que su razón no alcanzaba a comprender.

            “ Hicieron falta nuevos desarrollos de la razón para comenzar a comprender al mito.  Hizo falta que la razón crítica se volviera autocrítica.  Debemos luchar sin cesar contra la deificación de la Razón que es, sin embargo, nuestro único instrumento fiable de conocimiento, a condición de no ser solamente crítico, sino autocrítico. ”

                        Conviene recalcar  que pienso, con Edgar  Morin, que la verdadera racionalidad es profundamente tolerante con los misterios. La falsa racionalidad ha tratado siempre de “primitivos”, “infantiles”, “pre-lógicos” a poblaciones aborígenes que a lo  largo del planeta poseían una complejidad de pensamiento no solamente en la técnica, en el manejo en la naturaleza, sino también en los mitos.

                        Comparto  en particular  la reflexiones  de dos alumnos, amigos y compañeros de Edgar Morin, Gianluca Bocchi y Mauro Cerutti. En su libro de l995 “El sentido de la Historia” nos trazan la historia como encadenamientos de historias, la de diferentes ámbitos del cosmos, de la vida, de los seres humanos en sucesivos períodos, acercando ese enfoque multidimensional que postulado para la historia y la antropología.

            El conocimiento y las cosmología que históricamente ha producido la humanidad constituyen otros tantos universos.

            No tiene sentido  poner término a esta historia y definir que el concepto y conocimiento del ultimo

universo que se ha construido es el verdadero y final. Es más  razonable mirar en torno y establecer comparaciones con las tantas otras historias, las tantas otras formas particulares.

             La historia natural  del conocimiento y de la cosmología abarca los mitos y leyendas de todas las civilizaciones de la Tierra, las comunicaciones de los primates, la inteligencia de los delfines, las migraciones de las aves. Todas estas historias tienen algo que decirnos acerca del universo.

            El universo no se muestra a nadie bajo una forma general, sino que entreteje de sí mismo la vida de las civilizaciones, de las especies y de los mundos. Enfoque que es radicalmente revisionista del concepto prevaleciente hasta hace poco sobre la evolución cultural de nuestra especie. Entendemos que ha sido un antropocentrismo ingenuo considerar que el punto de llegada ha sido una especie de línea ascendente de perfeccionamiento, de lo simple a lo más complejo, arribando a un estado optimo de los conocimientos respecto a los problemas planteados por un mundo estable.

            Limitación que se ha duplicado en un etnocentrismo igualmente ingenuo: Las actividades y las formas del conocimiento que se practican en nuestras sociedades occidentales contemporáneas, se han

concebido como la culminación y cumplimiento de todo aquello que habían prefigurado las actividades y formas de conocimiento que han practicado las sociedad humanas a lo largo de la historia de las civilizaciones. Así, el mito ha sido conceptuado anterior a la filosofía, la religión anterior a la secularización y la metafísica anterior a la ciencia.

            Una razón todavía niña, o poco experta, había a lo sumo prefigurado, de manera metafórica e imaginativa, todo lo que la razón adulta, experta y avisada, habría sabido luego precisar, delimitar sino  cuantificar y computar.

            Los mitos han sido fuente de turbación por su crudeza y por su alejamiento en el orden escalonado que después se llamaría racional. Durante mucho tiempo se ha intentado neutralizarlos considerándolos expresión de esa mente todavía inmadura e infantil, destinada a purificarse en la edad siguiente, la de la madurez.

            El “movimiento retrógrado de la verdad” que identificara Bergson, ha llevado a considerar los mitos, ritos y cultos del pasado y “de otros sitios” solo desde el punto de vista de la tradición filosófica y científica que predominó después en Occidente.

            Encontramos mas bien que el mundo del mito nos habla hoy de otras historias: historias que no son simplemente anteriores a nuestra historia, sino que contienen algunas posibilidades que posteriormente han prevalecido, muchas posibilidades que todavía en la actualidad perduran como preguntas abierta, innumerables posibilidades que podrían ser y no han sido, infinitas posibilidades que todavía aguardan crearse en nuestro presente y en nuestro futuro.

            A pesar de que de que sucesivas revoluciones científicas han dilatado enormemente, en el pasado como en el futuro, los limites temporales de la Tierra y el universo, la tradición científica moderna sorprendentemente se ha mantenido fiel a la imagen de una humanidad que la llegado a la vejez, o por lo menos, a la madurez. Los certificas al parecer tenían que abocarse a perfeccionar los detalles de un texto ya escrito. La tradición filosófica ha hecho lo propio. Reinterpretó su propia historia de manera que pudiera interpretarse la metafísica del ser en la antigua Grecia como otra ruptura fundadora, que habría separado la verdad del error. Terreno e cultivo compartido por filósofos y hombres de ciencia que en el siglo pasado originaron la idea de una filosofía científica y positiva que por fin habría vuelto definibles y computables las grandes cuestiones metafísicas, privándolas por ello mismo de sentido.  Por lo que antes de ser teorizada, la idea del final de la historia se insinuó en gran numero de actividades cognoscitivas.

            La historia de las ideas de nuestro siglo, aceleradamente en esta ultima mitad, es la historia del quiebre y disolución de jaulas cognoscitivas que se habían impuesto a si mismo los seres humanos, por lo menos en la tradición occidental del pensamiento. Emergió la posibilidad de otra  historia. Otra respecto a las líneas predominantes en la historia de la metafísica occidental y de la ciencia moderna.

            En esta historia, el problema de la verdad fuera de contexto se transforma en el problema del sentido y de la construcción de verdades contextuales. El dominio del ser se desmorona por la irrupción del devenir.

            En esta nueva historia, la ciencia y la filosofía se están liberando de una opción que había invertido respuestas e interrogaciones; que había prefigurado las consecuencias antes que las acciones; que había convertido en operaciones intelectuales fundamentales la repetición y la previsión; que había dado preferencia unilateralmente a la afirmación de la verdad en detrimento de prestar oídos a otras voces y

otros objetos, cavando una abismo frente a la vida cotidiana y el lenguaje ordinario.

            En las antípodas del proclamado fin de la historia, comparto con entusiasmo la visión de que  la humanidad ya no se muestra en edad de avanzada vejez. Mas bien de infancia o quizá mismo de nacimiento. Como lo han enfatizado desde  Buenos Aires: Morin y Prigogine: estamos en la prehistoria o a lo máximo en el comienzo de la ciencia: sólo empezamos a entender, a ver la complejidad del mundo.

(En forma abreviada este texto, acompañado de proyección de diapositivas y transparencias, fue presentado al cierre de las “JORNADAS DEVELAR AMÉRICA a tres décadas de “Argentina Indígena y Prehistoria Americana”, Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, 20-21 de agosto de l998, organizado por el Departamento de Investigaciones Históricas y la Fundación Ibarra Grasso)
Edición Internet: Guillermo Font

I N D I C E
 1- Introducción  2- Caracterización  3- Parámetros conceptuales  4 -Encuadre
 5- (...) Ciencia con la gente  6- Morin y otros del CNRS  7 - Novedad y sorpresa  8 - Nuevos sentidos del (...)
 9 - Mérito argentino 10- Clave Ibarra Grasso 11- Historia para varios (...) 12- Laberinto de Salsipuedes
13- Sucesivas olas (...) 14- Dispersión de fuentes (...) 15- Año 1831 16- Hoy persiste el temor
17- (...) en la Patria Gaucha 18- Numerosos y coaligados 19- Conocían la agricultura 20- 23mil destruyeron BsAs
21- Masacraron el 2% (...) 22- Irrupción de C. Maggi 23- Audacia para romper (...) 24- Aventúrese a su medida
25- Laberinto deGualeguay 26- Liberar la imaginación 27- Releer como C. Maggi 28- ¿(...) flecheros invictos?
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Edición Internet 1998: Guillermo Font


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