JORNADAS DEVELAR AMERICA
Religación
de los sentidos de la historia
Nuevas narrativas
sobre
los Charrúas
Artiguistas
Por Rodolfo Porley ©
25
- Laberinto desde el Gualeguay
La imagen del laberinto está impresa en una de las piedras del Norte uruguayo, departamento de Artigas, arroyo Ñandubay. Es uno de los petroglifos realizados por indígenas en una antigüedad no menor a los dos mil años y remontable quizá hasta seis mil años. No está lejos de la zona del arroyo Catalán donde Dick Ibarra Grasso fue uno de los primeros investigadores en comprobar rastros líticos de lo que se ha dado en llamar cultura catalaniense y cuya antigüedad puede ser superior a los 7 mil años.
Ese petroglifo tiene un tipo de diseño laberíntico que es el más común en culturas indoamericanas, denominado estilo meandro, por su evidente inspiración en las sinuosidades de algunos ríos y en particular sus deltas, como es el caso notorio del Río Gualeguay en la cercana provincia argentina de Entre Ríos, hasta donde habia desplazamientos regionales comunes de antiguas culturas, quizá vinculadas al gran complejo charrúa.
Lo
acabamos de comprobar hace un mes aquí también en Argentina, junto a varios
amigos villagüenses, como Mario Antivero y Marcelo Chapman, quienes han
recogido centenares de boleadoras, puntas de flechas, raspadores, cortadores y
lascas de tallas a lo largo de mas de cien kilómetros de suelos arcillosos
donde toda piedra, aunque sea un trocito, es un rastro fósil que guía arqueológicamente:
no llegó por vías naturales. Además, se estudia la semejanza de algún tipo
de piedras utilizadas en la elaboración de esos instrumentos con materias
propias de regiones en la Banda Oriental del Uruguay, zonas típicas de la
cultura charrúa y sus aliados. En todo esto han tenido mucho que ver dos gualegüenses
que participan en la jornada, ambos poetas. Aldo Baridón
Rosita Albariño quien acaba de ser merecedora del primer premio hace
pocos idas del congreso de escritores de Entre Ríos. Uno de sus últimos
poemas, precisamente, es sobre ese su río, cuenca que amparo a charrúas y
artiguistas.
CANTATA
AL GUALEGUAY
Gualeguay,
río tigre, te respeto y codicio,
implacable y
alado mensajero en el monte,
oloroso a
yuyales, a mórbidos estratos,
concavidad
umbrosa,
león
agazapado.
Deseo
tu misterio de hondonada nutriente,
invasor
serpentario de atemporales lechos...
Quiero
hacerte una ofrenda, mágica, urgente y mía.
hachazo
subterráneo,
cuenco del
continente.
Indescifrada
ubre de glacial geología,
arcilla
ensimismada, matriz de mi Entre Ríos,
la de los
pechos plenos, la de verde, enredada,
cabellera de
aguas, la de anchos pies morenos
mojados en
verdines...
Tajo
profundo, oscuro, sexual, de mi provincia,
espoleando en
temblores hijares de espinillos,
profundidad
silente de perdidos milenios
es tu
importancia en sombras
central y
cavernaria,
ausentado en
indígenas,
donde alientan
austeros, contundentes, impávidos,
retenidos al
borde del abismo y el tiempo,
sonrientes,
los antiguos, enigmas que nos miran
desde los
palmerales
envueltos en
quillangos
de azules añoranzas
de potros en
ofrenda...
Te
conozco y te amo, lanzón que me antecede,
preludio del
océano, jaguar entre guijarros,
mi dulce
catapulta...
Distante
en parecerte al Uruguay, río rojo,
translúcido
entre pájaros,
ni al Paraná
dorado,
invicta
salamanca,
preciosa
lampalagua
terrible hacia
el ocaso...
Mi
Río de Los Brujos, mi único, indomable,
arco iris
leonado, mi silencioso puma,
letal desliz
del Tiempo.
Te
conozco, misterio...
centauro
desangrado, piafante corcel moro
inmolado sobre
ágatas.
Quiero
decir - no de tu alquimia líquida -
sí de la
inigualable lasitud con que un día
me deslicé en
tu fondo, rotura, niebla helada,
socavones y
pozos...
Parida
fuí de nuevo, abrazada indefensa
en tu pecho de
piedra, sintiendo la intangible,
sinuosa mano
de agua devolviéndome luego
sola hacia un
sol violento,
sola y sin
miedo,
prendida en la
matriz contenedora,
determinante
útero descubridor de andares,
reviviendo en
mi cuerpo la arañante, sedosa,
caricia
indescriptible
de tus
vertientes gélidas
pulsando
perezosas, bocas madres de cuarzo,
frías vírgenes
puras,
escondidas,
manando,
desde lo más
profundo del vientre de la Tierra...
Te
conozco, mi Río de Los Brujos,
a veces
indolente, a veces caprichoso,
ávido del
erecto pezón de tus afluentes,
parcas indias
nodrizas,
regusto a
mieles ácidas,
olor a cuero y
humo,
pasto y agua,
carbones, escamas, hidromieles...
Hay
que saber para entenderte, Solitario,
hay que saber
mirar y conocerte;
haber burlado
remolinos, fantasmas,
bebido en tus
vertientes,
buceado
profundo en tus dolores
madre/padre
ausentado de tus hijos,
perdidoso de
amores,
resistente,
atacante, shamán acorralado
en secos
desarraigos,
con puñales
de hueso en sus barrancas,
mi herido
venerado, mi felino...
Custodio
cenital de dinosaurios,
transpiradas
de edades tus escarpas,
milenaria
hoquedad, mi Río Mago,
de buriladas
sienes,
antiguas,
agotadas,
hundiéndose
en fresco genital de tus aguas...
Te conozco, Río Hombre.
Mi
entrerriana ocarina, donde pulso lejana música de galaxias,
sonaja de pezuñas.
He
pedido permiso a tus remansos,
me he disuelto
en tu cauce
dejándome
llevar para no irme...
En
coloquial susurro con tus duendes guardianes
he cortado
tormentas entre cardos añiles,
danzado con
cervatos...
No
sé para cantarte de alegrías,
te murmuro con
amor alucinado, río pardo,
en esta
fatalidad de ser tu hija,
acunada de niña
en hamacas tejidas,
en cerriles
arrullos y selváticos trémolos
por tu aliento
rocoso empapado en reliquias...
Donde
pervive eterna la Dueña de Las Aguas
me he mirado
con ella en su espejo irisado
allá en su
lecho limo.
Autónomo
arponazo fatal entre cuchillas,
néctar del
dios, restallas,
desde esa
autoridad de mar que fuiste,
crucial,
definitiva,
como la
poderosa calma con que me ajustas, lento,
rituales
caracolas en cinto de trinares y rugidos
y un faldellín
de conchas de tortugas
que harán de
tamboriles convocantes
robándole la
Luna a Palmas Altas
mientras ungen
la frente a hadas en celo - montaraces -
una pluma de
ñandú, una de garza,
y una pluma de
águila,
para escribir
la memoria colectiva
con fino trazo
de luz, espuma y agua;
cántaro
invasor de plenilunios
trayendo en
marejada a los mayores, a los ya idos,
desde tu
almizclada certeza de río macho,
Gran
Dueño,
poseedor de mi
tierra,
la que sigue
pariendo hombres-jaguares,
hombres sin lágrimas.
Esplendente.
Piel de Sol, mi río tigre, que hará cuerda en el arco
musical de sus
fauces, tornándolos en viento,
atadura,
alambradas, represas, cerraduras, candados, monumentos,
para ser sueño
vivo,
navajazo de
amor insobornable,
vía láctea
de mis montes,
resonancia
lunar,
vértigo
libre.
(En forma abreviada este texto,
acompañado de proyección de diapositivas y transparencias,
fue presentado al cierre de las “JORNADAS DEVELAR AMÉRICA a tres
décadas de “Argentina Indígena y Prehistoria Americana”,
Biblioteca del Congreso de la Nación Argentina, 20-21 de agosto
de l998, organizado por el Departamento de Investigaciones Históricas
y la Fundación Ibarra Grasso)
Edición Internet: Guillermo
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I N D I C E |
1- Introducción | 2- Caracterización | 3- Parámetros conceptuales | 4 -Encuadre |
5- (...) Ciencia con la gente | 6- Morin y otros del CNRS | 7 - Novedad y sorpresa | 8 - Nuevos sentidos del (...) |
9 - Mérito argentino | 10- Clave Ibarra Grasso | 11- Historia para varios (...) | 12- Laberinto de Salsipuedes |
13- Sucesivas olas (...) | 14- Dispersión de fuentes (...) | 15- Año 1831 | 16- Hoy persiste el temor |
17- (...) en la Patria Gaucha | 18- Numerosos y coaligados | 19- Conocían la agricultura | 20- 23mil destruyeron BsAs |
21- Masacraron el 2% (...) | 22- Irrupción de C. Maggi | 23- Audacia para romper (...) | 24- Aventúrese a su medida |
25- Laberinto deGualeguay | 26- Liberar la imaginación | 27- Releer como C. Maggi | 28- ¿(...) flecheros invictos? |
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